Política

Mariotto: del verso del debate público a la intolerancia interna y con los medios

Desde el ámbito periodístico vemos con preocupación el trato que recibió el colega Lisandro Sabanés -integrante de la Dirección de Prensa del Senado bonaerense- por parte del propio titular de esa dependencia y de las autoridades del Bloque del FpV- PJ.  Sabanés fue su vocero hasta diciembre del año pasado y, quedando como contratado dentro del bloque por decisión del mismísimo vicegobernador, de manera poco clara y sin dar la cara le deron de baja a su contrato, sin previo aviso ni notificación directa.

Los que conocemos la trayectoria de Sabanés -tanto personal como profesional- sabemos de su calidad humana y laboral. Sabemos muy bien cuál ha sido su desempeño y su compromiso con el trabajo. Sabemos de la calidez con la que siempre trató a colegas independientemente de su forma de pensar, siendo un militante y defensor de la ley de medios y de la libertad de expresión.

 

Él fue el organizador de la primera conferencia de prensa que dio Néstor Carlos Kirchner en la ciudad de La Plata en el año 2002. Y hoy, producto de un reposicionamiento dentro del oficialismo encuentran en Sabanés el chivo expiatorio necesario para ganarse un cucarda en las huestes de la “revolución” que dicen defender.

 

A pesar de ser un hombre “de los medios”, paradójicamente la política que persigue el vicegobernador para con los trabajadores de prensa ha sido bastante errática, desconociendo la relación cordial que mantenemos los que dedicamos muchas horas del día a esta profesión en la Capital de La Provincia de Buenos Aires, a pesar de nuestras diferencias tanto ideológicas como de empresas a las que pertenecemos.

 

La semana que pasó también tuvieron la brillante idea de mudar del palco a los periodistas que cubren el Senado de la provincia de Buenos Aires, para que no estuvieran detrás del bloque oficialista. Algunos medios lo llamaron el “efecto Ottavis”. Esta medida que el vice dijo desconocer fue vuelta atrás, generando chisporroteos entre Mariotto y Santiago Carreras –aparentemente el autor de aquella medida-.

 

Las informaciones sobre las actividades del Senado siempre están cubiertas por un manto de niebla, ya que no se tiene acceso a los datos de la agenda del vicegobernador; se hizo un cambio en la TV pública impidiendo que se vean canales de noticias que no son oficialistas; y cada vez que un medio publica algo que no le es conveniente, se contraataca publicando información sobre sus contradicciones discursivas y políticas, con una bajeza que muchas veces es vergonzosa.

 

Siempre somos los periodistas y los medios quienes estamos al servicio del poder hegemónico y del poder monopólico, porque nunca se hacen cargo de sus propias contradicciones, cuando por ejemplo un día declaran que Ricardo Casal es “la reencarnación del mismísimo demonio”, y al día siguiente, ante las cámaras, posan para una foto, como si nada hubiese pasado, mostrando una imagen hacia fuera totalmente falsa y alejada de la intolerancia interna, que es la verdadera realidad; pero claro, nadie lo puede saber.

 

Mariotto y su área de prensa sólo se comunican con los periodistas cuando son el centro de la escena en sus democráticos Foros de Debate, en donde lo único que reciben por parte de los presentes son elogios y flores. Foros, que dicho sea de paso, sólo sirven para estirar el tiempo de tratamiento de leyes que probablemente ya están hasta redactadas, mientras la ciudadanía vive la falsa ilusión de creer que aporta a los proyectos legislativos mediante exposiciones efímeras que, tristemente, le interesan muy poco a los mentores de esta herramienta de debate público y democrático.

 

¿Por qué no se debate y se da la cara acerca de cuáles son los verdaderos intereses que hoy está disputando el vicegobernador con Scioli? Si es verdad que Mariotto se posiciona en la vereda de enfrente respecto a la manera de pensar del Gobernador ¿por qué no lo enfrenta públicamente así los medios y los ciudadanos veremos a quién decidimos apoyar?.

 

En sus idas y vueltas, Mariotto -después de desandar la medida de los palcos-, no sólo acordó no impulsar pedidos de informes contra Casal, con quien dice no acordar con sus metodologías y con su línea ideológica en materia de seguridad, sino que también se mostro con un intendente que en su curriculum político carga con haber sido “un hombre de Russak” en la década del noventa. Allí los afiches lo encolumnaban junto al concejal Álvarez. Mario Russak fue comisionado de la dictadura militar en la década del 70 en la ciudad de Mar del Plata.

 

Entonces ¿a qué juega Mariotto? ¿es un hombre del proyecto nacional y popular o se acomoda según cómo sople el viento?

 

Lo que pasó con nuestro colega Sabanés no es la práctica aislada de un funcionario, es el reflejo de una política que se dice democrática, participativa y abierta, pero que en realidad no lo es.

 

Por Carlos Marino

 

Director de LetraP

 

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