Marta López no sabía que estaba embarazada ni mucho menos que su hija ya quería abandonar el vientre. No había tenido náuseas, ni vómitos, ni contracciones. En cambio sí había menstruado. Por eso cuando acudió al vestuario del polideportivo de Zorroza, en Bilbao, España para ir al baño, ni ella ni nadie imaginó que saldría de allí con una beba.
Marta entró con las niñas en el vestuario femenino de la piscina. Antes de darse una ducha, fue al baño porque sentía retortijones. “Tenía ganas de hacer de cuerpo y salió” resumió con simpleza la mujer.
Sin embargo, que una beba nazca sin previo aviso en un baño implica algunas complicaciones, como por ejemplo cómo cortar el cordón umbilical. El marido desconcertado decidió llamar al servicio de emergencias para pedir ayuda. “Até un nudo en el cordón umbilical que une al bebé y a la madre, hágalo a tres centímetros del ombligo, nunca lo corté”, le ordenaron por el teléfono y los empleados del polideportivo hicieron caso y consiguieron atarlo con los cordones de unas zapatillas del armario de objetos perdidos.
La pequeña, que ha recibido el nombre de Naiara elegido por sus hermanas, pesó 2,76 kilos y está sana. Según los cálculos médicos, la niña vino al mundo entre las semanas 37 y 39 de gestación, dentro de la normalidad de un embarazo, que puede llegar a durar un máximo de 42 semanas.
“Estamos muy contentos, pero ahora nos tendremos que apretar aún más el cinturón porque con los 400 euros del paro que cobro para alimentar tantas bocas…”, contó el padre, Juan Carlos, que lleva tres años sin trabajo. Su último empleo fue como chófer de microbuses, y ahora aceptaría “cualquier cosa”. Marta, por su parte, trabaja por horas limpiando casas, pero “nada fijo”. Ahora tendrá una dedicación absoluta a la pequeña Naiara y a sus dos hermanas.
fuente: Diario Registrado