La falta de audacia pero también de ideas y, especialmente, el temor a quedarse sin los fondos que sigue proveyéndole aunque por goteo, es lo que dilata que la corriente de opinión crítica hacia el gobierno nacional que viene fogoneando en el peronismo bonaerense no logre consolidarse en la institucionalización de un liderazgo.
Situación de la que saca provecho Cristina Fernández, el único consolidado dentro del espacio del oficialismo, en creciente estado gaseoso pero lejos de un estallido capaz de poner en contacto esas emanaciones para contaminar el oxígeno, si bien la atmósfera que se respira allí es enrarecida como quedó en evidencia durante el Congreso del PJ.
La vía de la abstención revolucionaria, criticada tantas veces a la izquierda vernácula, fue el atajo que hallaron los dirigentes más históricos para el intento de marcar posición de disidencia frente a una resolución que, de cumplirse, podría implicar más dificultades al kirchnerismo que a quienes desearían enfrentarlo.
Es que las internas para la elección de autoridades del próximo 31 de marzo plantea dudas incluso para quienes se convirtieron en precursores de la iniciativa: el Consejo Nacional del PJ y su filial metropolitana, dominadas por un ultra oficialismo atravesado como nunca antes por las intrigas palaciegas que amenazan con fagocitarse a “Unidos y Organizados.”
Lo que explica, tal vez, que los malabares de Amado Boudou para forzar el equilibrio sobre una mesa frágil: el discurso del vicepresidente, raleó todavía más la acotada presencia de congresales y fue tomada casi como un desaire por quienes resolvieron asistir. Entre ellos, varios intendentes del Conurbano de peso electoral. A tal punto fue así que algunos se animaron a recordar el pasado de “Aimé” por el ultraliberalismo de la Ucedé.
Sobre las ausencias a un fasto que se preveía vacuo antes de que se materializara, valen algunas aclaraciones. Si bien no reniega en público de su adhesión a la candidatura presidencial de Daniel Scioli, la “Juan Domingo” aguardaría, cuanto menos, una gestualidad algo más ampulosa para diferenciarse de la Casa Rosada. El gobernador está tan persuadido de ello como los dirigentes de esa corriente de expresar su enojo.
Lo de Massa resultó, en ese sentido, más eficaz: hizo de la silbatina que le dedicó “La Cámpora” en el acto en Benavidez que compartió con Cristina la excusa ideal para ausentarse y evitar lo que vienen exigíéndole la liga de intendentes que va montándose alrededor de la expectativa que genera: adoptar definiciones sobre las legislativas del 2013.
La caída de una de las tribunas en el primer match entre Roger Federar y Juan Manuel del Potro, estarían dándole la razón al intendente de Tigre, quien eludiría por ahora nuevas exposiciones masivas y volvería al rendidor molde de los retratos fotográficos como el que viene de tomarse con Emilio Pérsico.
Otros colegas del Gran Buenos Aires avalan su prudencia. Vueltos expertos en estructuras tubulares durante estos años que financiaron espectáculos gratuitos, se inclinan a pensar que el desprendimiento de bulones no fue fortuito. Lo mismo que el fracaso del sonido en el estadio único de La Plata. Aunque no fuese ese lo peor que le ocurrió a Scioli en el acto que imaginó como el cierre de un buen año.
El gobernador fue sorprendido por la escasa concurrencia en las tribunas casi tanto como algunos de los intendentes que invitó especialmente: Fernando Espinoza, Martín Insaurralde y Daniel Di Sabatino. Acaso a la confirmación de la presencia de los de La Matanza, Lomas de Zamora y San Vicente haya justificado la ausencia de otros como Rubén Darío Giustozzi.
El de Almirante Brown y Julio Pereyra, de Florencio Varela, trabajarían en una urdimbre desde la Federación Argentina de Municipios (FAM), a la que aportarían Alberto, Descalzo, Hugo Curto y Raúl Otahecé, con la intención de garantizarse peso y espacio en una futura conducción del PJ que, más por decantación que por consenso, presidiría Espinoza, candidateado también por los más pro-K. Como se sabe, Pereyra preside la FAM, Descalzo es el jefe del bloque del PJ y Giustozzi uno de sus secretarios ejecutivos.
Cuestionado por su falta de liderazgo en su distrito, que sin embargo sigue siendo su gran carta de presentación, y por una oratoria que lo expone a traspiés, el de La Matanza habría logrado la consideración de quienes cultivan la picaresca con la argucia planteada a Scioli por la raleada concurrencia que convocó desde sus pagos. “Los micros no pudieron salir”, fue el corto y seco argumento que ofreció sin sonrojarse, acaso en la confianza de que el clima de conjura que alimentó esa noche el sciolismo para disimular su propio déficit en las lides de la logística haría el resto.,
Algo más sinceros a cambio de anonimato, dieron otra interpretación: “No es una buena época para movilizar y lo hemos hecho en función de la capacidad coercitiva de cada uno” explicaron para precisar que lo hicieron “algo más” para el 9-D de Cristina en Plaza de Mayo y “algo menos” para el gobernador el pasado 14. Los intendentes saben que en un año electoral, es el gobierno nacional el que distribuirá recursos.
Incluso a Scioli, que depende de ellos más que los propios alcaldes. Por eso estiman muy difícil que rompa con la Presidente, quien en el acto de Benavidez le dedicó algunos aplausos cuando fue presentado. Con Massa, en cambio, fue más distante.
El tema del dinero es de preocupación en el Conurbano, donde se descuenta un alto corte de boleta como expresión de rechazo a los candidatos de Cristina en el orden nacional. Pese a que también se comienza a aludir a una disminución de los porcentuales con que podrían ser ratificados los liderazgos locales a raíz del mismo efecto.
Aún con ese panorama dan por seguro que “con Cristina es difícil que la Argentina ingrese en default. Antes estatizará lo que haya que estatizar. Pero default no habrá” especuló uno de los consultados. Las versiones acerca de la estatización parcial del comercio de granos podría darle la razón. Lo mismo que la llegada de Cecilia Nahón a la embajada de los Estados Unidos, de la mano de su mentor, Axel Kicillof.
El cambio en una sede diplomática clave no solo podría interpretarse como un voto de confianza al viceministro de Economía, quien es aliado de “La Cámpora” pero donde no goza de membresía. También un capítulo más de la intrincada interna del PJ Capital donde se sospecha a Jorge Argüello, antecesor de Nahón enviado ahora a Portugal, por sus viejos vínculos con Alberto Fernández, promotor de su llegada al mundo de la diplomacia.
Como Guillermo Moreno o Héctor Timermman, aliados de circunstancia contra Argüello, Kicillof simboliza para algunos intendentes la paradoja que vienen atravesando funcionarios del Gobierno: “Están en el umbral de acumulación de poder puertas adentro, en el peor momento con la sociedad, que los rechaza”, graficó uno de ellos quien, no obstante, toma nota del retroceso de “La Cámpora· en ese juego del poder donde no se habrían afianzado.
De esa novedad estaría tomando nota su máximo referente en actividad, Eduardo “Wado” De Pedro, promotor de la alianza con Espinoza e Insaurralde. Como Giustozzi, el de Lomas de Zamora viene dedicando esfuerzo a instalar su imagen pública con la finalidad de encaramarse en la lista de diputados nacionales. Acaso bajo la certeza de que el recambio generacional alentado por el oficialismo podría tener desde entonces otros protagonistas.
(*) Periodista. Analista político