LESA HUMANIDAD

El lado B del día que Bergoglio dijo que el kirchnerismo le quería "cortar la cabeza"

Doce años después, en una charla con jesuitas, el papa revivió aquella jornada. La historia detrás de su testimonial en el juicio por la megacausa ESMA.

En una charla con jesuitas en el marco de su visita reciente a Hungría, Jorge Bergoglio revivió su declaración en calidad de testigo en el juicio por los crímenes de lesa humanidad perpetrados en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Fue al responder a la consulta de uno de los miembros de la Compañía de Jesús sobre su actuación como provincial en el caso de los religiosos Ferenc Jálics y Orlando Yorio, detenidos y torturados durante la última dictadura militar. La Civiltà Cattolica, revista oficial de la orden, subraya que fue en ese contexto en el que el papa Francisco atribuyó al entorno de Cristina Fernández de Kirchner la intención de querer condenarlo, al decir: "Algunos en el Gobierno querían cortarme la cabeza".

El 8 de noviembre de 2010, el entonces arzobispo de Buenos Aires dio testimonio en el marco del segundo juicio por la megacausa ESMA que llevó adelante el Tribunal Oral Federal número 5 integrado por los jueces Daniel Obligado, Germán Castelli y Ricardo Farías. Fue la primera y única vez que Bergoglio se sentó frente a un estrado para responder preguntas sobre la actuación propia y de la Iglesia durante el régimen militar. Años después sería citado en el marco del juicio por el plan sistemático de robo de bebés, pero entonces prestó testimonio por escrito.

Bergoglio eligió responder al interrogatorio en la sede curia arzobispal porteña, frente a Plaza de Mayo y muy cerca de la Casa Rosada. La testimonial fue requerida y dirigida por el abogado querellante Luis Zamora, representante junto con Horacio Méndez Carrera de las víctimas de la iglesia de la Santa Cruz, secuestradas y desaparecidas en diciembre de 1977. Zamora no militó nunca en el Partido Comunista, pero el papa se refería a él cuando les dijo a los jesuitas en Hungría que la “la única pregunta seria y bien fundada” la hizo el "abogado del Partido Comunista". Durante las cuatro horas de declaración testimonial, el arzobispo porteño eligió cada palabra de sus respuestas escuetas.

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Un testimonio con otras intenciones

Para el Papa, la citación para que declarara como testigo en el marco del juicio ESMA fue una acusación. “Algunos en el Gobierno querían cortarme la cabeza, y sacaron a relucir no tanto este asunto de Jálics, sino que cuestionaron toda mi forma de actuar durante la dictadura. Por lo tanto, me llamaron a juicio”, comentó en la charla con los jesuitas en Budapest, y mencionó que uno de los jueces del tribunal lo fue a ver a Roma y le reconoció -según el pontífice- que "claramente habían recibido instrucciones" para condenarlo. “Es un disparate”, dijeron a Letra P fuentes cercanas a ese tribunal en cuanto a ese punto.

Zamora había basado el pedido de citación en testimonios escuchados previamente en el debate. María Elena Funes, una mujer que había sido secuestrada junto con Jálics y Yorio, había sostenido que Bergoglio les “había soltado la mano”, parafraseó la fuente al reconocer que la testigo había dejado “al filo” de la acusación al arzobispo. “Se conocía también información que el periodista Horacio Verbitsky venía difundiendo sobre Bergoglio sobre el supuesto abandono que había propiciado a los jesuitas. La citación fue fundada, se le tomó testimonio y ya”, resumieron fuentes tribunalicias, que también negaron presuntas presiones.

Las preguntas, las respuestas y los hechos

Las preguntas que debió responder Bergoglio ante el TOF 5 fueron muchas. En su mayoría, apuntaron a ahondar sobre el vínculo que tenía con Jálics y Yorio, cómo fue la desvinculación de los jesuitas de la Compañía de Jesús que integraron hasta poco antes del golpe de Estado y qué hizo él durante el cautiverio de los religiosos y después. En varias oportunidades, Zamora le pidió al arzobispo "esfuerzos" para que aportar precisiones en sus respuestas; pero no lo logró.

En su declaración, Bergoglio reveló que "algunos sectores" de la Iglesia consideran "zurdos" tanto a Jálics como a Yorio; confirmó que se enteró que los religiosos habían "detenidos" (SIC) el 23 de mayo de 1976; y que supo que habían sido "los de la Marina" porque "se comentaba, era vox pópuli". Al ser interrogado sobre si avisó a las autoridades eclesiásticas, respondió que hizo averiguaciones con "gente que podía influir: algún militar, con policía, con el Ministerio del Interior". Cuando Zamora le pidió nombres y apellidos, Bergoglio no los dio. Sostuvo, sí, que se reunió con los dictadores Emilio Massera y Jorge Videla.

Jalics y Yorio fueron llevados a la ESMA, mantenidos encapuchados y engrillados unos días. A Yorio lo interrogaron. Luego, fueron trasladados a una quinta operativa de la patota de Massera. Tras cinco meses de cautiverio fueron adormecidos, subidos a un helicóptero y depositados en un bañado por la localidad bonaerense de Cañuelas.

Ante el tribunal, Bergoglio dijo que se enteró de que habían estado en la ESMA porque ellos se lo contaron tras ser liberados. También afirmó que Jálics y Yorio dijeron detalles de las situaciones a las que fueron sometidos en cautiverio, donde -aseguraron- no estaban solos. En otro momento de su declaración testimonial, Bergoglio confirmó que no realizó denuncias judiciales ni difundió públicamente el caso de los dos jesuitas y, cuando Zamora quiso saber por qué no lo hizo durante los 34 años siguientes, el juez Daniel Obligado no admitió la pregunta.

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