Sergio Massa llegó al Ministerio de Economía el 3 de agosto de 2022 en medio de la emergencia política. “Se hablaba de asamblea y helicóptero. Vino a poner orden en medio de la turbulencia”, aseguran en su entorno. A un año de su asunción, las luces del semáforo de los indicadores que conforman el mapa de la economía están, en su mayoría, en rojo. Especialistas consultados por Letra P coincidieron en que la gestión del ministro se basó en "poner parches" y que ahora la cercanía de las PASO sólo le da margen para hacer una transición al próximo gobierno.
Condicionado por la sequía y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el precandidato presidencial de Unión por la Patria no pasó la prueba en lo que respecta a la inflación, el déficit fiscal y el nivel de reservas del Banco Central (BCRA). En el dólar, en cambio, si bien pudo evitar sobresaltos y fuertes corridas, el blue se incrementó un 87% bajo su gestión. Para los salarios, el rojo primario fue un determinante. Hasta diciembre, si se queda en el Palacio de Hacienda, las herramientas que tiene para enfrentar cualquier crisis son muy limitadas, indicaron analistas ante las consultas de este medio.
Inflación incontrolable
El jefe de Hacienda tuvo con el 8,4% de abril la inflación mensual récord desde la salida de la convertibilidad y con el 115,6% interanual de junio la mayor variación en 12 meses desde agosto de 1991. El problema del ritmo de precios a paso acelerado viene desde la gestión de Martín Guzmán, con saltos en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de hasta dos puntos porcentuales. “La tendencia se conjugó con las últimas medidas que tomó el exministro sobre el costo financiero que pasaron a tener las importaciones y las que luego tomó Massa, como el financiamiento indirecto del Banco Central al Tesoro”, analizó el director de EpyCA Consultores, Martín Kalos.
El 25 de junio de 2022, Guzmán aplicó la restricción al acceso a las divisas para importaciones que amplió el tiempo entre las compras y el pago hasta 180 días, según el tamaño de la empresa. “Eso tiene repercusión en los precios meses después, como ahora en 2023 tendrán impacto después de las elecciones primarias y los pagos serán con un nuevo gobierno. Eso también obliga a tomar recaudos”, explicó el economista a Letra P.
La cifra más baja de la gestión del tigrense fue el 4,9% de noviembre cuando comenzó a funcionar el programa Precios Justos. Para el consultor de Eco Go Sebastián Menescaldi, en ese entonces el jefe de Hacienda tuvo el control del manejo de los precios "al poder combinar el poder que le otorga la secretaría de Comercio interior y exterior”. “A medida que llevó a cabo políticas económicas para sostener la actividad a costa de deteriorar el Banco Central, este poder se fue licuando y está quedando cada vez más expuesto a sufrir una crisis por la falta de recursos para afrontar cualquier situación de incertidumbre”, advirtió.
Dólar, precios y pérdida de reservas
Los aumentos en el dólar blue son amenazantes para la inflación y el bolsillo. En la era Massa, el billete ilegal creció un 87% y marcó sucesivos récords nominales que tuvieron su respectivo pass through y alimentaron el nivel general de la suba de precios en un círculo vicioso constante. El tipo de cambio oficial siguió la misma dinámica durante todo el gobierno de Alberto Fernández: microdevaluaciones diarias, progresivas y controladas por el Banco Central, lo que se conoce como crawling peg. Las divisas bursátiles, en tanto, avanzaron al paso de los precios y desde la corrida cambiaria de abril de este año están intervenidos por el BCRA para contener su avance.
Para Kalos, los ajustes en el dólar mayorista permitieron que en ese mercado transcurriera el año sin sobresaltos, mientras que las divisas paralelas se movieron "acompañando al resto de los precios de la economía" de forma lenta. En cambio, en la plaza blue, "al ser un mercado tan chico, cualquier demanda adicional provoca aumentos importantes de precios y en un año electoral es lógico que haya corridas sin importar quién esté de ministro, porque distintos sectores buscan protegerse de los riesgos según quién asuma la presidencia". El director de C&T Consultores, Camilo Tiscornia, consideró que el control de cambios fue una de las medidas para contener la inflación, pero resaltó que tuvo como consecuencia "un atraso cambiario".
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El problema, también heredado, que atravesó los 12 meses del superministro fue la escasez de reservas. Massa inició su gestión con un nivel bruto de U$S 37.818 millones en las arcas del BCRA. Este martes cerraron en U$S 24.037 millones. Para crear un shock de divisas, el titular de la cartera económica lanzó varias ediciones del denominado dólar soja y el reciente tipo de cambio diferencial para las economías regionales, que significó un adelanto de las liquidaciones de la cosecha en momentos en los que la sequía se sintió con mayor fuerza. Pasado ese efecto, las reservas volvieron a sangrar ante la altísima demanda de importaciones de energía en la segunda parte de 2022 y la especulación de la previa electoral en el primer semestre de 2023.
No tener dólares a mano en el BCRA es un limitante crucial. "De ello da cuenta el reciente pago al FMI, para el que tuvo que salir a buscar prestamistas de urgencia para poder cubrirlo", advirtió Menescaldi sobre la estrategia de acudir a los yuanes del swap con China y créditos internacionales que armó el Gobierno para hacer frente a los vencimientos del acuerdo con el organismo. Kalos alertó que la pérdida de reservas es la "peor herencia" que quedará para la próxima administración.
Déficit fiscal, ajuste y emisión monetaria
Los expertos coincidieron en que el déficit fiscal y el límite impuesto por el pacto con la entidad que conduce Kristalina Georgieva fueron otros de los limitantes importantes de la gestión. El año pasado cerró con un rojo primario de 2,4% del PBI, al filo de la meta con el FMI de 2,5%. Para lograrlo, Massa ajustó. "El Gobierno se vio obligado a corregir el desvío y el ministro se vio condicionado por la resistencia del kirchnerismo. Los dólar soja y agro ayudaron con la recaudación. En el gasto también colaboró el recorte de los subsidios. El resto vino de la mano de la inflación y su efecto de licuación, en particular en las jubilaciones, que tienen un ajuste muy demorado", especificó Tiscornia y agregó: "La inflación complicó mucho el tema salarios. Fiscalmente, Massa no tuvo margen".
A inicios de 2023, Massa logró flexibilizar algunos objetivos para este año y en la última negociación se previó mantener la meta del 1,9% de déficit del producto al que Argentina tiene que llegar en diciembre. Hasta ahora, el déficit alcanzó $1.181.400 millones, es decir, un 59% de la meta pactada y un 2,5% del PBI. Según un análisis de Eco Go, el recorte del gasto primario de agosto a junio fue del 0,76%. Los subsidios sociales tuvieron una merma menor a los económicos al contraerse 0,04% los primeros y 0,49% los segundos. Las prestaciones sociales tuvieron una merma del 0,23%. "La mejora se hizo a costa de reducción de subsidios económicos, pero también de algún recorte a las prestaciones de la seguridad social. Lo positivo es que sostienen los sociales", resaltó Menescaldi.
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Atrás del ajuste, el líder del Frente Renovador activó la herramienta de la emisión. En lo que va del año, el BCRA lleva emitidos cerca de dos billones de pesos bajo el concepto de Adelantos Transitorios y en julio sumó $150.000 millones por distribución de utilidades. Kalos señaló que la compra y venta de títulos en el mercado secundario también tiene su efecto en la inflación, pues se trata de una herramienta de emisión indirecta del Central al Tesoro.
Gestión de parches
Con la cercanía de las elecciones primarias, los últimos movimientos de Massa fueron acordar con el FMI, implementar medidas fiscales para controlar la salida de divisas y sortear la dificultad de aprobar los compromisos del programa de deuda hasta la llegada de los desembolsos. Cuando se definió su candidatura presidencial, en Hacienda aseguraban que mantendría su doble rol al menos hasta este 13 de agosto. Lo que suceda el 14A en los mercados será determinante para el futuro del ministro camino a las elecciones generales.
En un escenario cercano a un cambio de gobierno, el director de EpyCA consideró que Massa tuvo una gestión de parches y afirmó que se necesitan "políticas que le den perspectiva a la matriz productiva". "Es cierto que el agro va a rebotar el año que viene por la salida de la sequía, pero la producción necesita que haya una previsión de dólares suficientes para que las importaciones se concreten y que los proyectos de expansión estén coordinados". Ese tiempo pasó, reconoció el economista, "ahora es momento de una transición" lo más tranquila posible.
Para Tiscornia, el resultado de la economía del tigrense fue "malo". "Llegó para contener daños y no resolvió nada de fondo. La sequía lo complicó mucho y no tuvo el sostén político para ajustar". Por su parte, Menescaldi concluyó: "En el manejo de la economía le faltó capacidad política en el inicio de su gestión para llevar a cabo un programa económico de reforma y poder llegar en mejores condiciones a la elección. Sólo pudo implementar un pobre programa, con inflación y pobreza ascendente, y con perspectivas para la economía de un mayor desequilibrio macroeconómico".