“Sergio Massa agarró una papa caliente”, definió Cristina Fernández de Kirchner, el 19 de mayo pasado, en un guiño al ministro de Economía. Para ese entonces, la vicepresidenta ya había dicho tres veces que renunciaba a una candidatura en las elecciones 2023 y enviaba señales en distintos sentidos para evitar una bendición directa en medio de la rosca típica previa al cierre de listas. Desde que el tigrense puso un pie en el Palacio de Hacienda, fue una figura presidenciable del entonces llamado Frente de Todos. Ahora, a poco más de diez días de medirse por primera vez como el precandidato de la cuasiunidad del peronismo en las urnas, cumple este jueves un año en un rol que tomó en la emergencia para mostrar gestión y catapultarse a la presidencia. De diez indicadores relevados por Letra P para medir la eficacia de su trabajo, la mayoría de ellos está en rojo.
El 3 de agosto de 2022, Massa se puso el traje de ministro de Economía, Producción y Agricultura y salió a anunciar una serie de medidas ortodoxas para esquivar una devaluación que tenían como ejes el orden fiscal, el superávit comercial, el fortalecimiento de reservas y el desarrollo con inclusión. Asesorado por el ex jefe de Hacienda Roberto Lavagna la relación con los sectores de poder fue fundamental desde el inicio. El Círculo Rojo le brindó su apoyo apenas asumió y mantuvo una relación fluida con acuerdos y programas. Con los agroexportadores selló una alianza para engrosar las reservas del Banco Central y activó rescates ante el avance de la sequía y las heladas. A los bancos y el sector financiero les ofreció tasas de interés positivas y canjes de deuda a favor de despejar la incertidumbre cambiaria y electoral.
El ministro-precandidato le dio al establishment la viabilidad que esos actores no encontraban en el exministro Martín Guzmán, al que la interna en el oficialismo le impedía, entre otros factores, hacer realidad varias de sus promesas. A los gremios, en tanto, les permitió ajustar las paritarias al ritmo de una inflación acelerada que se llevó a su paso el poder adquisitivo de los salarios, el gran pendiente de su gestión. Con la clase media, la porción que, según el massismo, es de su riñón, su principal impulso fueron los alivios fiscales y del impuesto a las Ganancias.
Massa sorteó una gestión en medio de tensiones cambiarias, la expectativa de devaluación, las renegociaciones del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y una fuerte aceleración de precios. Con buenos números de empleo y actividad, pero déficit en la balanza comercial, sangría de reservas e inflación incontrolable, el mapa de la economía tiende a un ordenamiento de la macroeconomía, con pronóstico delicado y semáforos en rojo.
1) Inflación
Cuando Guzmán dejó el Palacio de Hacienda en julio, detrás de él se inició una corrida cambiaria que tuvo un efecto inflacionario mayúsculo. El dato con el que el líder del Frente Renovador toma la gestión es el 7,4% de julio; pico, hasta ese entonces, del gobierno del Frente de Todos. El primer Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el INDEC bajo su responsabilidad fue del 7% y hasta noviembre, y con incidencia del programa Precios Justos, siguió un camino de desaceleración que llegó a un piso del 4,9% y volvió a tomar impulso con la estacionalidad propia de diciembre. La escalera ascendente llegó a la cima en abril, cuando una nueva crisis en los dólares paralelos provocó un intenso traspaso a los precios. En mayo, el 7,8% le dio un respiro al titular de la cartera económica en medio de las definiciones de las listas para las elecciones primarias y en junio, con un contexto de mercados relativamente tranquilo, el ministerio decretó el comienzo del fin de los efectos adversos de la sequía y celebró el 6% que, espera, sea un cambio de tendencia. La inflación acumulada en el año massista es de 100,9%.
El mismo 3 de agosto en que Massa asumió su papel de superministro, el dólar blue se vendía a $298 en las cuevas de la City porteña. Este martes, el billete ilegal llegó al récord de $560. En porcentajes, tuvo un salto del 87%. En el interinato de un mes de Silvina Batakis, la divisa verde llegó a su máximo en 2022 por los vaivenes políticos al frente del ministerio. Luego, el actual titular de Hacienda tuvo una corrida en la última semana del pasado abril, cuando la cifra de los precios de marzo aceleró procesos de cobertura en los mercados, comercios y ahorristas y alcanzó los $497.
En los dólares financieros, el tigrense comenzó con un Contado Con Liquidación a $288 y un MEP a $281. Este martes, las monedas bursátiles operaron a $558,05 y $517,34. Ambas cotizaciones se mantienen aplacadas por las intervenciones en el mercado de bonos que el titular del Banco Central, Miguel Pesce, realiza desde la mesa de dinero. Para el dólar oficial la estrategia de crawling peg por debajo de la inflación no cesó: a inicios de agosto del 2022, estaba en $138,5, mientras que este martes cerró a $276.
3) Reservas
En el inicio de su gestión, las reservas brutas del BCRA se ubicaban en U$S 37.818 millones. Con la implementación del dólar soja y su segunda edición, las arcas internacionales llegaron a superar los U$S 45.000 millones en diciembre. La presión importadora y la especulación de una devaluación atravesó la primera parte de 2023 y la sangría de reservas se profundizó. El lunes pasado, el Central contó U$S 24.032 millones. En términos netos, es decir, los dólares que tiene la autoridad monetaria como poder de fuego, en el mercado se calculan niveles negativos, entre US$3000 y US$8000 millones.
4) Balanza comercial
En junio último, el déficit de la balanza comercial fue récord con un rojo de U$S 5.450 millones. Durante el primer semestre, el balance marcó un negativo de U$S 4.387 millones, impactado fundamentalmente por la sequía, que coteja con un superávit de U$S 2.977 millones de igual período de 2022. Es una de las cifras que más empeoró, ya que el intercambio con el que Batakis dejó la gestión fue de un déficit de U$S 487 millones en julio del año pasado, mientras que en el primer mes de Massa como ministro el rojo fue de US$ 300 millones.
intercambio comercial.PNG
5) Salarios
En la pulseada entre la inflación y los salarios, los precios superaron a los ingresos. Entre agosto y mayo - último dato disponible en las estadísticas del Indec - el índice de salarios le ganó al IPC en cuatro oportunidades y perdió en otras seis. El tigrense tomó la gestión con los sueldos promediando el 6,5% y en el quinto mes de 2023 se aceleraron 7,5%.
6) Cuentas públicas
Massa continuó el ajuste que había iniciado Guzmán. Mientras que en junio de 2022 los gastos primarios habían subido a 10,7% en términos reales, en julio Batakis lo bajó al 8,3% y el actual ministro, en su primer mes, expandió el gasto en 3,7%, pero luego, para cumplir con la meta fiscal del FMI, aceleró recortes del 0,3% del PBI y alcanzó, en diciembre, un déficit del 2,4% del producto, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). A junio de 2023, último dato disponible, los gastos primarios sumaron $ 12.795.545 millones y mostraron una contracción de 9,8% términos reales. En el primer semestre, el déficit primario alcanzó $ 2.283.445 millones, 26,2% menor que el registrado en el mismo período del año anterior.
La profundización del ajuste en las cuentas públicas se dio, sobre todo, en abril y mayo, de acuerdo a la OPC, en sintonía con los meses en los que se estuvo renegociando las nuevas pautas del acuerdo con el Fondo. El organismo pide déficit equivalente al 1,9% del PBI para fin de 2023.
7) PBI
Hasta junio del 2022, el PBI había mostrado un crecimiento del 1,0% en términos desestacionalizados respecto al primer trimestre del año y una variación del 6,9% respecto al mismo trimestre del año anterior. A fin de año, la caída en la actividad fue del 1,5% trimestral y una suba del 1,9% interanual. Hasta marzo de este año, el producto había avanzado 0,7% y 1,9% en relación a igual trimestre del período precedente. El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), en tanto, a mayo había acumulado una caída del 1,3%, una merma del 5,5% interanual y de un 0,1% desestacionalizado.
8) Pobreza
Cuando Massa llegó a Hacienda, la incidencia de la pobreza registró un aumento de 1,9 puntos porcentuales en los hogares y de 2,7 en las personas para el primer semestre del año. Dentro de este conjunto se distinguió un 6,2% de hogares por debajo de la línea de indigencia, que incluyen al 8,1% de las personas. A fines del 2022 la pobreza alcanzaba a un 29,6% de los hogares y del 39,2% de la población, un total de 11,5 millones de personas. Si bien los datos oficiales del primer semestre del 2023 no se publicarán hasta septiembre, un informe de la Univesidad Torcuato Di Tella aseguró que en los últimos meses la cantidad de habitantes por debajo del umbral llegó al 43%.
9) Empleo
Las tasas de actividad y empleo son números que el precandidato presidencial quiere mostrar: están en sus mejores registro desde 2015. En el primer trimestre de 2022, la tasa de actividad - que mide la población económicamente activa (PEA) sobre el total de la población– alcanzó el 48,3%; la tasa de empleo (TE) se ubicó en 45%; y la tasa de desocupación (TD) –personas que no tienen ocupación, están disponibles para trabajar y buscan empleo activamente– se ubicó en 6,9%.
En la comparación interanual, bajo la gestión Guzmán, en ese mismo trimestre del 2022 la TA estaba en 46,5%, la TE en 43,3% y la desocupación en 7,0%.
10) Emisión monetaria
El jefe de Hacienda pasó ocho meses de su gestión sin "prender la maquinita" para sostener el déficit fiscal y cuando la encendió, por ahora no tuvo descanso. El 17 de marzo el Banco Central giró el primer Adelanto Transitorio al Tesoro de la era Massa por $130.000 millones. A la fecha lleva emitidos cerca de $2 billones bajo ese concepto y en julio sumó $150.000 millones bajo el concepto de distribución de utilidades. Hasta el 29 de junio de 2022, tres días antes de su salida, el BCRA bajo la era Guzmán registraba cerca de $1,2 billones entre operaciones para financiar al Sector Público.