El ministro de Economía, Sergio Massa, se prepara para la primera prueba electoral y apunta a “ordenar” el tramo final de la deuda en pesos del primer semestre, antes del cierre de listas para las PASO (Primarias, Abiertas Simultáneas y Obligatorias). Con ese objetivo, reabrió la negociación con los bancos para un nuevo canje voluntario de los vencimientos de junio y comenzó a discutir la estrategia para la segunda parte del año para despejar el horizonte financiero y asegurarse la casi única herramienta en moneda local que tiene para pasar los meses electorales que prometen ser turbulentos.
En junio vencen cerca de $1,2 billón de pesos y es el último conjunto de títulos que representan un desafío, ya que entre un 80 y un 85% del total está en manos del sector privado, el resto lo tienen organismos públicos. Para el segundo semestre, la relación se invierte y el Gobierno estará más holgado con mejores expectativas para renovar vencimientos.
El secretario de Finanzas, Eduardo Setti, tuvo una reunión con representantes de Santander Rio, Galicia, Macro, ICBC y BBVA Francés y la próxima semana se discutirán los instrumentos y plazos. Según pudo saber Letra P, además de incluir una parte de los vencimientos de este mes, es posible que en la operación de conversión de activos también incluyan obligaciones correspondientes a julio y agosto. Estos títulos suman otros $6,7 billones y son claves para trazar previsibilidad porque las fechas se encuentran entre la presentación oficial de las listas el 24 de junio y las elecciones primarias del 13 de agosto.
Desde el Palacio de Hacienda no arriesgan un porcentaje de adhesión, pero están seguros de que el sector privado acompañará. “Sin ellos tampoco hubiera sido posible”, dijo Setti en una entrevista reciente con Radio 10. Una porción del mercado opina que es una buena decisión, sobre todo, porque puede ser uno de los pocos momentos de tranquilidad en un año electoral. “Ya es una operatoria habitual y los mayoristas, sobre todo los bancos, están dispuestos a canjear”, señaló el socio de Delphos Investment, Santiago López Alfaro. Esto quedó demostrado en las licitaciones de mayo, cuando el Tesoro obtuvo financiamiento neto por encima de $473 millones.
El presidente de Romano Group, Alfredo Romano, consideró que el canje “va a salir”, pero que “el drama es lo que recibe la nueva gestión”. “La montaña de pesos indexadas frente a una devaluación inminente del oficial van a generar un desequilibrio macro en el corto plazo muy fuerte”, advirtió en su cuenta de Twitter. Se refiere a la canasta de bonos que en el último tiempo ofreció el Gobierno en licitaciones y que tuvieron mayor recepción: a corto plazo, indexados a la inflación (Bonos CER) o duales (atados a la evolución de los precios y al dólar oficial).
Para el analista financiero, Christian Buteler, el canje es una “asistencia indirecta” del Banco Central al Tesoro”. “El BCRA no puede ir a la licitación principal, pero puede entrar a un canje. Entonces, no viola ninguna norma y le da al Gobierno la posibilidad de extender plazos”, opinó en conversación con este medio. El financiamiento vía deuda en pesos es hoy casi el único instrumento que tiene Massa a disposición. Con la meta de las asistencias de parte de la autoridad monetaria al Ejecutivo ya incumplida y la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el tramo final, sumar Adelantos Transitorios - dinero que gira el Central a las cuentas públicas - es echar más leña al fuego. "Dejar la curva ordenada es importante", dijo Setti y a medida que se acercan las elecciones, aún más.