ES LA ECONOMÍA

¿Quién pierde y quién gana con la escalada del dólar blue?

Trepó 12,4% en menos de tres semanas. ¿A alguien le sirve? La maldita inflación y el riesgo del círculo vicioso en una campaña minada.

Nadie puede sorprenderse, porque estaban dadas todas las condiciones, pero no deja de ser relevante que el dólar blue, que este jueves finalizó a un nuevo récord nominal de 553 pesos, esté lanzado a una veloz carrera alcista. Lo delicado es que, aunque se trate de un mercado opaco, ilegal, pequeño y –por esto último– fácilmente manipulable por agentes de vocación especulativa en pos de un lucro económico o político, su cotización influye sobre la inflación. Si lo que está pasando no se cortara, podría instalarse un círculo vicioso: como se acelera la inflación, el dólar informal sube; como esto último ocurre, el IPC se recalienta. Cuidado.

Entre el último viernes 7 y este jueves han transcurrido 15 ruedas cambiarias. De ellas, el blue se encareció en 11, bajó en dos y cerró sin cambios en las dos restantes. Punta a punta, en menos de tres semanas trepó 12,4%. Difícil de sostener.

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Como un detalle risueño, cabe consignar que el caprichoso algoritmo de la propaganda vía Google sigue haciendo caer, cada tanto, la promoción de la fórmula presidencial oficialista en sitios que informan del desborde cambiario. Los bits no perdonan, no tienen corazón.

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¡Ah, pero Macri!

La oposición le achaca al Gobierno en general y a Sergio Massa en particular un incremento del blue tan expresivo que, afirma, los iguala con Mauricio Macri, que empezó a sangrar en abril de 2018. Tienen –en parte– razón: cuando el ministro de Economía llegó al cargo, el 3 de agosto del año pasado, en medio de un despelote financiero enorme y uno aun mayor en lo político dentro del extinto Frente de Todos, el paralelo cotizaba a 298 pesos. Desde entonces, se ha incrementado 85,8%, bastante menos que la inflación del período. Sin embargo, lo que esos argumentos no mencionan es una enorme diferencia: lo que se escapaba entonces era un dólar libre, cuyo impacto en la inflación era directo; hoy, si bien el blue influye, su tendencia resulta, por ahora, menos destructiva.

Números…

Quiénes ganan, quiénes pierden

desPertar, el newsletter de Letra P, consignó el miércoles el inicio de una ola de remarcaciones en artículos de la canasta básica y ayer, cálculos de consultoras privadas que, por ahora, le ponen un 9 adelante al IPC de agosto.

La tendencia del dólar resulta insostenible, decíamos al comienzo. Tanto es así que ciertas remarcaciones parecen generalizarse, con un piso del 6% y un techo del 10%, según Ámbito Financiero.

Casi nadie gana la carrera que se está desatando, particularmente la ciudadanía de a pie, que vive de ingresos fijos y que se arriesga a un nuevo deterioro de su poder de compra. Del otro lado caen quienes tienen dinero y audacia para jugar a la ruleta especulativa y aprovecharse.

En lo político, pierden Unión por la Patria (UP) y sus principales precandidatos: Massa, Axel Kicillof y otros. En la oposición, sobran, en contraste, ganadores y ganadoras del río revuelto, lo que de ningún modo implica responsabilizarlos de un problema que depende, ante todo, de Alberto Fernández y del jefe del Palacio de Hacienda.

Causas y azares

desPertar abundó bastante en sus últimas ediciones sobre los motivos –previsibles– de esta tendencia.

Por un lado, el blue venía rezagado frente a la inflación del año, es decir que tenía espacio para tomar carrera.

De la mano de eso, las campañas electorales y la incertidumbre política y de políticas que siempre conllevan son un llamador para la dolarización de carteras, más aun cuando postulantes encumbrados hablan abiertamente de salidas abruptas del cepo, megadevaluaciones y esquemas de dolarización directa o indirecta. ¿Cuánto valdrá el dólar el 10 o el 11 de diciembre? ¿Esa cotización surgirá de un mercado controlado, como el actual, o de uno libre, en el que el Banco Central no tendría recursos para atemperar la escalada? Como nada de eso tiene respuesta, la situación se hace delicadamente incierta.

A lo anterior hay que sumar medidas cambiarias definidas en el marco de un acuerdo fantasmal con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Cambio más caro para importar y ahorrar y perspectiva de una nueva ronda de emisión de pesos para premiar a quienes se avengan a liquidar granos en el marco de un "dólar agro" más suculento son, también, llamadores a la inflación que, asimismo, le ponen un piso más alto a las cotizaciones libres.

Lo político también suma. Designar como (pre) candidato oficial al ministro de Economía es, evidentemente, un imán para todo tipo de movidas y los cimbronazos del billete verde matan varios pájaros de un solo tiro: al gobierno menguante, a UP en tanto marca, a sus candidatos y candidatas y, sobre todo, el abanderado principal, responsable del manejo de la macro.

Lo anterior, sin embargo, no debe llevar a teorías conspirativas. Si el Gobierno no hubiese sido tan desaprensivo en la administración del superávit comercial que acumuló antes del azar de la sequía, si la administración Fernández y el Banco Central no hubiesen minimizado –como lo hicieron– el déficit de la balanza turística –más de 4.000 millones de dólares por año– y si hubiesen mandado a un mercado libre –legal– a quienes desean viajar o ahorrar, las penurias del presente serían mucho menos dolorosas.

No todas son malas: el nuevo "dólar agro" más atractivo está provocando una mayor liquidación de granos, lo que le permitió al Central comprar ayer 217 millones de dólares –430 millones en la semana– para sumar a las reservas.

la deuda del acuerdo, fuego para el dolar y problemas para massa
el reflujo del blue y lo que siempre queda: maldita inflacion

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