El decretazo del presidente Javier Milei, entre otras tantas modificaciones, también desreguló el mercado yerbatero y puso en pie de guerra a miles de pequeños productores que tienen fresca en su memoria las consecuencias de los años 90, la década desregulada que los dejó en la ruina y produjo un éxodo masivo en las chacras. La medida fue frenada la semana pasada por los tribunales de Misiones y es una batalla más en una guerra donde intervienen las familias tradicionales dueñas de las grandes empresas e involucra al gobernador misionero Hugo Passalacqua y a su par de Corrientes, Gustavo Valdés.
El DNU de Milei, que no visitó ni una sola vez la provincia de Misiones durante la campaña, le quitó al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) las facultades de definir precios y cupos de plantación. El argumento fue “impedir su intromisión en un mercado competitivo” y replicar el “exitoso modelo de la industria del vino que ha logrado una mayor inserción internacional”. Además, se metió de lleno con el modelo productivo de Misiones al eliminar el inciso N de la ley del INYM, que instaba a “promover distintas formas asociativas entre productores primarios de yerba mate y en particular a las cooperativas yerbateras de la zona productora”.
La base económica de Misiones tiene raíces muy profundas en el cooperativismo. En esa línea, el decreto 70/2023 también derogó la Ley N° 27.114 que impone límites al fraccionamiento de la yerba mate con exclusividad en Misiones y Corrientes, lo que abre el juego a la compra de materia prima por parte de otras provincias para industrializar fuera de la zona productora. La ley buscaba promover un Régimen de Envasado en Origen de la Yerba Mate en la región productora.
Por todas esas razones, el DNU fue celebrado por buena parte de la industria, incómoda con las regulaciones y los precios de la materia prima, empujados hacia arriba por el gobierno misionero y, en el último tramo de su gestión, por la administración de Alberto Fernández.
Dinastías del mate
En el tablero de ajedrez del mercado yerbatero, dos movimientos se hicieron nítidos. La correntina Establecimiento Las Marías, de la familia Navajas Artaza, fue la que más presión hizo contra el INYM con el respaldo del gobernador radical Valdés, alineado con Milei y promotor de la desregulación. El modelo productivo de Corrientes es casi unipersonal: la mayor parte de la producción y la principal industria son de una sola familia, los Navajas, que arrancaron el negocio hace más de un siglo y cuyo integrante más notorio fue Adolfo, Don Toco, que fue interventor de la provincia y ministro de Acción Social de la Nación, en ambas ocasiones en dictadura, y murió en 2022 con causas pendientes por complicidad con delitos de lesa humanidad.
Del lado misionero, las industrias estaban más contenidas, ya que el gobierno provincial había presionado para subir el techo del precio en góndola y de esta forma mejorar la rentabilidad de la producción. En el plano político, los principales empresarios mantuvieron un bajo perfil durante la campaña presidencial, aunque se vio a algunos en la última visita de Sergio Massa, más por cortesía que por convicción.
Sin embargo, La Cachuera, el emporio yerbatero que lidera Victoria Szychowski, también enfrentó al INYM por la cupificación de nuevas plantaciones. Las Marías y La Cachuera hicieron un frente común contra la decisión del INYM en 2021 de fijar un cupo de cinco hectáreas por productor para nuevas plantaciones con el fin de evitar una sobreproducción que provocara una caída de precios. Ambas compañías fueron a la Justicia federal de Paso de los Libres, aunque finalmente la Cámara de Apelaciones de Corrientes ordenó que el conflicto se resolviera en Misiones.
La Cachuera indicó que tiene aproximadamente 1000 hectáreas bajo producción en Misiones y Corrientes, con aptitud para nuevas plantaciones -780 en Corrientes-. En función de esas extensiones de tierra proyectó la plantación de 1000 hectáreas en los próximos años –250 hectáreas anuales-, además de invertir en una “nave” para el desarrollo de plantines de macropropagación, lo que le permitiría obtener rindes superiores a la media nacional.
María Victoria Szychowski, presidenta de la empresa "La Cachuera"
La discusión del precio siempre fue eje de disputas entre la producción y la industria. Las empresas nunca aceptaron del todo el control del INYM y el mercado es liderado por las empresas más reticentes. Las Marías se mantiene al tope del ránking de los últimos años. En segundo lugar, aparece la cooperativa agrícola Colonia Liebig, con su marca Playadito. En Corrientes son las de mayor inserción en el consumo interno, aunque el volumen acumulado es largamente superior en Misiones entre todas las otras marcas. El podio del mercado interno lo completa La Cachuera, con su marca emblema, Amanda. El emporio Szychowski que preside la nieta del fundador de La Cachuera es también la número uno en exportaciones de la Argentina.
La historia de una puja
La reacción de los productores ante el DNU de Milei no sorprendió en Misiones. La decidida reacción de los pequeños yerbateros junto al gobierno de Passalacqua tiene el antecedente de 2018, cuando en conjunto resistieron el intento de desregulación del mercado yerbatero del entonces presidente Mauricio Macri. Ahora, la desregulación tan temida llegó 21 años después de la creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate, parido tras dos intensos tractorazos entre 2001 y 2002, con cientos de productores en el centro de Posadas en busca de redención: la yerba valía miserias y se cambiaba por vales de comida.
El mercado fue desregulado en 1991, tras el decreto de Domingo Cavallo, en el auge del primer menemismo. El superministro disolvió la Comisión Reguladora de la Yerba Mate que había regido los destinos de la yerba desde 1973 y sobrevivido incluso a la dictadura. Los resultados fueron catastróficos para la producción primaria y el negocio se concentró en un puñado de industrias. No es casual que el único “productor” celebró la desregulación de Milei haya sido Pedro Puerta, diputado provincial de Cambiemos, pero el primero en plegarse al “nuevo jefe” político. Pedro es el hijo de Ramón Puerta, el gobernador de Misiones durante los 90, considerado “el mejor alumno” de Carlos Menem.
Entre 1991 y 2001 los precios de lo que en algún momento se bautizó “oro verde” se desplomaron. El precio en góndola, en cambio, se mantuvo casi constante. Los 14 centavos de dólar por kilo perdidos por la producción primaria por una cosecha promedio de 700 millones de kilos en diez años permiten dimensionar la enorme transferencia de ingresos de la producción hacia la industria, comercios e impuestos: casi 1.000 u$s millones en una década, según las estimaciones de Javier Gortari, doctor en Ciencias Sociales y ex rector de la Universidad Nacional de Misiones.
El INYM vino a poner un poco de equilibrio en la cadena. Antes de la devaluación de Milei, la yerba había recuperado impulso, con un precio de casi 60 centavos de dólar oficial, un valor considerado “de equilibrio” y buscado desde hace años. Ahora está apenas a 0,26 centavos de dólar. En la producción saben que con el libre mercado será imposible recuperar rentabilidad.
La paradoja es que la yerba mate “regulada”, cerró 2023 como una de las economías regionales con luz verde en el semáforo de Coninagro. Con un crecimiento del 2,5 por ciento en comparación con 2022, el consumo interno de yerba se convirtió en el más alto de los últimos cinco años. No había ni necesidad ni urgencia en el cambio de las reglas de juego.
El freno judicial
Los yerbateros acompañaron la cautelar que presentó Passalacqua ante la Justicia federal e hicieron un reclamo similar ante la Justicia provincial. El primero no prosperó y el segundo resultó favorable. La jueza Civil y Comercial de Misiones Adriana Fiori admitió el reclamo y suspendió los principales puntos del DNU referidos al INYM hasta que se resuelva la cuestión de fondo. El fallo de la magistrada posadeña es clave porque mira más allá de la letra del DNU y se adentra en sus consecuencias sociales y sobre la salud de miles de personas que viven en la chacra y dependen de ella para subsistir.
La posición de los productores misioneros recibió un llamativo respaldo en el Congreso. El senador formoseño Francisco Paoltroni admitió que el yerbatero es un mercado “imperfecto” al que hay que atender. “Felicito el trabajo que han logrado desde el Instituto, sobre todo en lo social”, destacó el legislador que estuvo a punto de ser presidente del Senado.