Según se supo, el grupo cordobés Dinosaurio comenzará a vender, igual que Diarco, en dólares, aceptando incluso los manchados o los hasta hace poco mal vistos “cara chica”. La diferencia es que lo hará a 1.375 pesos, por debajo de la cotización de la cadena de supermercados mayoristas.
La dolarización y el dinosaurio
Más relevante es lo del grupo Dinosaurio, que cuenta con ocho supermercados Mami en Córdoba y dos mayoristas –Tadicor– en Mendoza. A ello sumará pronto la aceptación de billetes verdes en sus otras unidades de negocios, desde megatiendas hasta complejos de departamentos y hoteles.
El titular del conglomerado cordobés, Euclides Bugliotti, le dijo a Cadena 3 que las ventas en dólares por ahora representan el apenas 1% de la facturación diaria.
"Yo creo que eso se va a incrementar porque antes la gente que compraba un dólar no sabía que después tenía que ir a una casa de cambio y le pagaban diez por ciento menos porque era cara chica", añadió.
Lo de los billetes viejos o dañados es una excusa: la estrategia de Diarco y Dinosaurio se vincula con un clima de negocios inducido por el Gobierno, pero se gatilla por una hiperrecesión que ha derrumbado el consumo y que no da señales de amainar.
Leandro Renou señaló en Página/12, en base a datos de Scentia, que “en los primeros 11 días de agosto, el consumo cayó 18,8% comparado contra el mismo período de 2023”.
El tobogán sigue. “En julio, el consumo masivo había caído 16,1% interanual, luego de que mayo contra mayo del 23 mostrara un desplome de 12%”, agregó.
Por ahora, otras marcas líderes del supermercadismo se aferran a sus promociones tradicionales en pesos, esperan para determinar si vale la pena montarse a la dolarización endógena y se limitan a seguir aceptando dólares a la cotización oficial, alternativa conocida que nadie en su sano juicio adoptaría.
Espinas para Javier Milei
La rosa de la dolarización endógena de Milei viene con espinas en el tallo.
Si se generalizara, cosa por ahora imposible asegurar, habría que ver cuál sería la paridad peso-dólar de entrada o, dado que la moneda nacional permanecería de manera residual, cómo iría cambiando su cotización respecto de la estadounidense con el correr del tiempo.
El país entraría en un régimen monetario que Domingo Cavallo ha bautizado “convertibilidad con cambio flotante”. Argentina vive inventando rarezas.
En ese esquema, si el uso del dólar se generalizara por la propia demanda de los agentes, la economía ganaría o perdería competitividad de acuerdo con los movimientos que decide en Washington la Reserva Federal.
A tono con las fantasías de Milei, el Banco Central pasaría a tener un rol menor, apenas vinculado a la supervisión de la banca y un mínimo de funciones y capacidades regulatorias.
Una dolarización, ya sea de facto o de jure, terminaría de abatir la inflación, pero sería una lápida para cualquier noción de desarrollo, tal como lo demuestra Ecuador, donde la estabilidad de precios se ha afianzado, pero donde el crecimiento de largo plazo se cuenta entre los menores de América Latina.
Además, el esquema dejaría al país inerme ante shocks externos dada la decisión del Gobierno de atarse las manos con la emisión cero y hasta con la promoción de una ley que penalizaría a quien ose volver a encender la maquinita.
Javier Milei y Nicolás Maduro
Javier Milei y Nicolás Maduro, una extraña pareja
Por último, la sociedad se movería a dos velocidades, beneficiando a quienes tengan acceso a divisas duras y perjudicando a quienes deban conformarse con percibir ingresos en pesos moribundos. Argentina funcionaría al modo de Venezuela o de Cuba. Vaya paradoja.
Desde ya que todo esto regiría mientras Milei sea presidente y, en todo caso, se extendería en la medida en que su modelo resultara satisfactorio para una mayoría electoral.
Quemar ahorros para sobrevivir en Argentina
El dólar Diarco representa para los consumidores un modo de quemar ahorros para sobrevivir, pero también –delicias de la economía bimonetaria– una manera de hacer rendir más los pesos.
En teoría, los consumidores podrían comprar dólar MEP a menos de 1.300 pesos con el dinero que piensan destinar a sus compras y luego realizarlas a la cotización de 1.400 de Diarco o de 1.375 de Dinosaurio. Un rulo para comprar alimentos, bebidas o artículos de higiene y limpieza que no llega al 10%. Peor es nada.
Mientras, ¿será que para los supermercados se abre también la posibilidad de algún juego financiero, de un rulo de signo inverso?
Alguna persona de esas que suelen pensar mal podría creer que alguna empresa de consumo masivo que se sume a la moda podría dibujar sus números de manera tal de vender los dólares recibidos de sus clientes en el mercado del blue, hacerse así de pesos para entrar al blanqueo y luego adquirir dólar MEP con una ganancia relevante solamente por mover la plata.
¿Posible? Sí. ¿Probable? Habría que ver. Como sea, cuando se habla de rarezas de este tipo, el futuro no promete cosas buenas.