Maximiliano Abad y Miguel Fernández, cabezas del último plenario radical en Buenos Aires.
La UCR enBuenos Aires avanzó en un acuerdo político partidario y definió el cronograma de renovación de autoridades, en el marco de la crisis que atraviesa desde hace un año, cuando las elecciones internas terminaron en la Justicia y el partido debió convocar a un comité de contingencia para atravesar el proceso electoral provincial y nacional.
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Este jueves, el radicalismo bonaerense llevó adelante un plenario en su sede de La Plata con la participación del comité de contingencia, presidido por Miguel Fernández, y la convención de contingencia, encabezada por Pablo Domenichini. Durante el encuentro se firmó un documento de acuerdo político partidario que establece lineamientos institucionales y un cronograma electoral que busca ordenar la vida interna del partido.
Si bien se terminó votando todo por unanimidad, hasta la noche anterior hubo diferencias muy marcadas entre varios sectores que no dejaban ver un panorama sencillo para el acuerdo. No obstante, según pudo saber Letra P, en ambas tribus quedaron conformes dentro de lo que se pudo negociar.
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Pablo Domenichini y Miguel Fernández comparten la conducción de contingencia de la UCR en Buenos Aires.
La fecha de elecciones de la UCR en Buenos Aires
Entre algunos puntos del acuerdo que se firmó, la UCR resolvió prorrogar los mandatos de Fernández y Domenichini hasta la finalización del cronograma de renovación de autoridades, y aprobar el cronograma de ordenamiento institucional.
En ese marco, se estableció que el 10 de junio de 2026 habrá convocatoria formal a las elecciones provinciales, 7 de agosto de 2026 será cierre del plazo para la presentación de listas y el 6 de septiembre se realizará el acto electoral.
Además, en la jornada del jueves se definieron los delegados al comité nacional, con dos representantes a la Lista 14 (Danya Tavela y Federico Storani) y dos a la Lista 23 (Maximiliano Abad y Érica Revilla).
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Maximiliano Abad y Ariel Martínez Bordaisco.
La crisis interna de la UCR
El 6 de octubre de 2024 se realizó la renovación de autoridades que enfrentó al candidato del oficialismo, Fernández -en ese momento alineado al expresidente partidario Abad- y a Domenichini, de la línea Evolución de Martín Lousteau, el jefe nacional de la UCR. La resolución de la Junta Electoral había dado como ganador al exintendente de Trenque Lauquen, pero la oposición apeló el resultado que finalmente el 8 de noviembre la Justicia volvió a ratificar.
Recién en mayo de este año, en la previa al proceso electoral, las dos partes se sentaron a negociar para que el partido pudiera participar institucionalmente de las elecciones provinciales de septiembre y nacionales de octubre. Allí quedaron conformados el comité y la convención de contingencia con sillas repartidas por igual para cada espacio. Sin embargo, habría otro capítulo para una ruptura más.
El nacimiento de Somos Buenos Aires no agrupó a todos los sectores de la UCR. El abadismo no jugó con ese sello en la Quinta sección electoral ni firmó con su apoderado la alianza. Se abrió una fuerte disputa entre el espacio de Abad y Fernández, que había sido respaldado por el senador nacional menos de un año antes. La mala performance electoral derrumbó ese frente y la legitimidad política de la conducción de contingencia, que se defiende y explica que el otro camino era ir hacia los extremos (LLA o el kirchnerismo).
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Somos Buenos Aires cerró sus listas con ruido y deserciones.
Cómo se distribuyen las tribus de la UCR
Así, el mapa radical bonaerense se divide en al menos cuatro sectores: el espacio de Abad que es cercano al del exintendente de San Isidro Gustavo Posse y el exvicegobernador Daniel Salvador; la tropa lustosista que en Buenos Aires lideran Domenichini y el intendente de Tandil Miguel Lunghi; un sector de los intendentes que acompañan a Miguel Fernández -otros siguen con Abad-, y una expresión de Facundo Manes que decidió salir de la provincia y del partido para competir en estas elecciones en Caba.
El radicalismo tendrá poco menos de un año para reordenarse y aprovechar un tiempo sin elecciones para que el partido recupere su institucionalidad. El escenario electoral y la crisis política fueron una tormenta para la UCR, que ahora buscará reconfigurarse entre todos esos espacios. No obstante, hay optimismo en que, a pesar de los matices de cada espacio, el partido pueda discutir un nuevo liderazgo.