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La inflación ya llega a la fantasía del 15% y derrumba el consumo

Las ventas de las pymes cayeron un 4,8% interanual en mayo, según CAME. La reapertura de paritarias en septiembre queda demasiado lejos. ¿Habrá que pasar el invierno?

El cierre de las paritarias genera habitualmente una mejora del consumo, porque, como suele decirse, precios nuevos dejan de postergar a salarios viejos. Este año, sin embargo, las cosas son muy diferentes dada la coincidencia de varios factores –algunos fueron buscados por el gobierno de Mauricio Macri, otros no- que muestran a los sueldos corriendo varios cuerpos detrás de la inflación. Todo un problema en una economía en la que el consumo es el principal motor por representar dos tercios del Producto.

 

La aceleración de la suba de las tarifas de servicios públicos y la fijación (relativa) de las paritarias en función de una meta inflacionaria fantasiosa del 15% fueron decisiones oficiales que conspiraron contra el poder adquisitivo de los salarios. La brusca devaluación del peso de abril y mayo, en cambio, fue el efecto de la implosión de una política que había apostado un pleno a que el crédito internacional siguiera siendo barato y abundante para el país. Algo que, se sabe, no ocurrió.

 

 

Un comunicado difundido por la CAME señaló que las ventas del sector crecieron en mayo un 4% con relación a abril, pero explicó ese comportamiento “por la estacionalidad del mes". En el acumulado de los primeros cinco meses del año, la retracción con respecto a 2017 llega al 2,5%. Y, para peor, el nivel de ventas de mayo último está incluso por debajo del de un 2016 también crítico.

 

 

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, sabe que es inevitable la activación de las cláusulas (no automáticas) de revisión de las paritarias, pero ese horizonte queda todavía muy lejos, dado que la mayoría está prevista para septiembre. Como el umbral del 15% de inflación se cruzará a fin de este mes o, desde un punto de vista estadístico más riguroso, en los primeros días de julio, el invierno se presenta todavía más duro para las 600 mil pymes que nuclea la CAME, que emplean, afirma la entidad, a 4,2 millones de trabajadores.

 

El problema del agudo atraso salarial surge con claridad cuando se analiza cuáles son los rubros que más sufrieron el tobogán de las ventas: golosinas, -8,5%; joyerías y relojerías, -7,7%; bazar, marroquinería, confección textil y calzado, - 6%. Es decir, todo lo cortable antes de tocar alimentos y bebidas, que cayeron menos, un 1,8%, de acuerdo con ese informe.

 

 

 

Pedro Cascales, vocero de la CAME, le dijo a Letra P que las mayores complicaciones para las pequeñas y medianas empresas son la caída del consumo y las tasas de interés del 40% que quedaron como resaca del esfuerzo del Banco Central por renovar como fuera la bola de nieve de las Lebac.

 

Encima, se acerca el pago de aguinaldos, lo que hace que los comerciantes traten de vender a como dé lugar para generarse algún movimiento, explicó.

 

“El crecimiento que habíamos estimado inicialmente para el año estaba por encima del 3% del PBI, pero es muy probable que se ubique en el 1%, lo que va a seguir impactando en el sector pyme”, dijo. “Es clave que la devaluación no se traslade a precios o que, si lo hace, sea de manera parcial y gradual para permitir que se recupere cierto nivel de competitividad frente a producción importada, mercados de exportación y las economías regionales”, añadió.

 

Llamativamente, la CAME no espera con preocupación la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, considerada cercana. “Dentro de las opciones que tiene el Estado para fondearse, que pasan por tomar dinero en la plaza local –donde la tasa de interés está en el 40%-, imprimir dinero -que sería la peor de todas porque genera inflación inmediata- o fondearse en el exterior, creemos que acudir al Fondo es la mejor porque permite hacerlo más barato, al 4% anual. Esto lograría aliviar la demanda de dinero y una reducción de la tasa de interés que, a su vez, aliviaría a las pymes”, estimó Cascales. “Sobre las exigencias que podría imponer, entendemos que hace varios meses el Fondo elogió a la Argentina, por lo que no debería pedir esfuerzos adicionales a una baja del déficit fiscal que ya planteó el propio Gobierno”, completó.

 

La mayoría de los economistas no coincide con ese diagnóstico y, por el contrario, prevé un fuerte incremento de la conflictividad sindical conforme se cruce en el transcurso del próximo mes el meridiano del 15% de inflación y se le reclamen al Gobierno seguridades sobre una reapertura de las paritarias.

 

 

 

El Gobierno tendrá que ceder, pero no va a dejar de presionar para limitar los aumentos todo lo que le sea posible. Claro, será mucho más avaro con los sueldos del sector público y sabe que eso, en definitiva, también va a constituir una guía para las negociaciones privadas.

 

Mariano Kestelboim, profesor en la Universidad Nacional de Avellaneda, le dijo a Letra P que “la inflación del primer semestre va a superar la meta oficial del 15% y eso va a producir una intensidad muy alta de conflictividad social”.

 

Miguel Kiguel, director de EconViews, señaló, por su parte, que “va a haber presión para reabrir las paritarias hacia septiembre. Igualmente, creo que para el sector público va a haber muy poco aumento porque ésa es la forma de reducir el déficit fiscal. Para el sector privado puede haber algo más, pero me imagino que los salarios este año van a perder bastante contra la inflación, porque ésa es la forma de hacer el ajuste”.

 

Según Pablo Castagna, director de Portfolio Personal, “el Gobierno la tiene difícil, porque aquellos ‘aliados’ que hicieron los deberes y aceptaron subas del 15% son los primeros que van a pedir una revisión, con la meta de inflación ya consumida. Y los sindicatos que todavía no acordaron van a hacer valer esos números para negociar mayores subas salariales”.

 

“No veo fácil que la inflación de junio vaya a estar por debajo del 2%”, estimó Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis. Eso sumará a la presión. “La meta de inflación del 15% prácticamente ya es pasado, pero dudo que una reapertura de paritarias resulte muy generosa por la situación económica difícil que también afrontan las empresas, por costos, tarifas y caída de consumo”, le dijo a este portal.

 

“Las disparatadas metas de inflación de los tres años de gobierno generaron mucho malestar entre los trabajadores, que vieron que esos objetivos fueron utilizados principalmente para fijar las subas salariales y así perdieron capacidad de compra. El caldo de cultivo generado va a ser que, en el segundo semestre de este año, la gobernabilidad resulte erosionada de forma muy peligrosa”, cerró Kestelboim.

 

Automeme de Javier Milei. 
Daniel Funes de Rioja y el lobby empresarial

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