Elecciones 2017

La unidad que pide Cristina se deshilacha en las peleas de pago chico

Este martes, en el estadio de Arsenal, los caciques territoriales del peronismo contenido en el frente Unidad Ciudadana aplaudieron la versión paz y amor de Cristina Fernández de Kirchner y celebraron la exhortación a llegar a las PASO con listas únicas en la provincia de Buenos Aires. Mientras tanto, juntaban avales, inscribían apoderados y alistaban tropas para ir a contramano del reclamo de la ex presidenta: a 72 horas del vencimiento del cierre de listas para las primarias de agosto, es casi una certeza que habrá más de una lista de UC en los distritos.

 

En las inmediaciones del estadio de Arsenal se hablaba de eso: debajo del paraguas de unidad que pondrá Cristina con listas únicas de candidatos a senadores y diputados nacionales, habrá guerra. Fundamentalmente a ras de suelo, en los armados de las nóminas de postulantes a los concejos deliberantes, pero la confrontación podría perforar, también, las listas seccionales para la Legislatura provincial. Si se entiende al frente Justicialista, la coalición de partidos que construyó Florencio Randazzo desde el PJ, como parte del entramado del pan peronismo, la oferta justicialista se multiplica más aún. Y eso, sin contar al peronismo que habita, con presencia mayoritaria, el Frente Renovador, de Sergio Massa, que tiene serios problemas para evitar competencias internas.

 

El caso de La Plata es sintomático. La ciudad capital de la provincia, que además es toda la Octava sección electoral, es, por estas horas, un hervidero.

 

En Unidad Ciudadana el camino hacia la confrontación interna parece irreversible. De hecho, hasta La Cámpora –intérprete principal de los deseos de Cristina- promueve la pelea entre, al menos, dos sectores que ya se distinguen bien definidos:

 

-La Cámpora, con Florencio Saintout a la cabeza, y el Frente Amplio Peronista, de Julio Alak, avanzan en negociaciones para sintetizar una de las listas con sectores minoritarios de kirchnerismo reverdecido.

 

-El ex intendente Pablo Bruera y sus hermanos Gabriel y Mariano y el ex denarvaísta Gonzalo Atanasof, junto a dirigentes de menor talla como la ex concejala Sabrina Rodríguez, presentaron este miércoles el Acuerdo Programático para una Ciudad para Todos. En criollo, blanquearon que van juntos a la interna.

 

No hay que descartar una tercera lista. Nacería de la frustración de la dirigencia sindical platense –encabezada por el titular de UPCN, Carlos Quintana, ex hombre de Aníbal Fernández y hoy aliado de incondicional de la gobernadora María Eugenia Vidal- en caso de que ninguno de los otros dos espacios le diesen cabida.

 

En el Frente Justicialista de Randazzo pasa algo similar. En medio de rumores de deserciones, como el de la diputada provincial Valeria Amendolara, que daría otra vuelta de campana, se cocinan tres listas:

 

-Una encabezada por los referentes del Ateneo Eva Perón, con el ex concejal alakista y ex funcionario provincial Roberto “Pocho” Prandini como figura.

 

-Otra, con la referencia del ex director de la Escuela de Gobierno y ex precandidato a intendente Guillermo Chaves, que se arroga la franquicia histórica de Randazzo en La Plata.

 

-Y una más de extracción sindical que auspicia el concejal Pedro Borgini, jefe local del sindicato de la Sanidad que tuvo que hacerse randazzista cuando su referente nacional, el triunviro de la CGT Héctor Daer, traccionado por una fugaz fuerza centrífuga, se arrimó al armado del ex ministro del Interior. En este sector juegan los ex brueristas Santiago Martorelli -quien fuera jefe de Gabinete del último intendente-, Silvana Soria y Lorena Riesgo, las dos, actualmente concejalas.

 

Massa, como se dijo, otra vez tiene serios problemas en la capital provincial. Como en 2015, cuando el Frente Renovador llevó a las PASO cinco precandidatos a intendente. Todos ellos, pese a las expresiones de concordia, están otra vez arriba de la calesita: José Ramón Arteaga, Oscar Vaudagna, Carlos Melzi, Hugo Mársico y Javier Pacharotti forcejean por la escasa oferta de espacios a salir. Se espera que no repitan la romería electoral de hace dos años. Si bien hoy todos pregonan la unidad, de ese colectivo quedarían dos bloques: uno de cuatro y el otro de uno (Arteaga), pero a nadie se le ocurre que puedan sintetizar una oferta única. Y menos ahora, que tienen que intercalar a los margaritos de Stolbizer que les inoculó Massa cuando armó la alianza 1País.

 

El ejemplo de La Plata podría replicarse en numerosos distritos en los que se multiplica el alistamiento de tropas, la juntada de avales y la inscripción de apoderados en un tablero favorecido por la disolución de los liderazgos históricos tras la derrota de 2015. Ese fragor no implica necesariamente la concreción de escenarios de confrontación, pero da cuenta de, en algunas casos, las dificultades que obstruyen intenciones genuinas de atender el reclamo de los referentes nacionales, aunque, en otros, la vocación internista de algunos aspirantes a caciques.

 

Juan Peláez y Pablo Cervi, figuras estelares de la UCR en Neuquén y de diversa relación con Rolando Figueroa.
Martín Menem y Karina Milei.

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