En una semana en que la agenda fue la economía y cómo comunicar los programas para el 10 de diciembre tanto en la Casa Gris como en la Rosada, el gobernador Omar Perotti politizó la discusión. Como un nueve de área experimentado, olfateó que una pelota quedaría picando en el área y no dudó en empujarla. La pelota era la discusión por el bono para los trabajadores estatales y privados, el arco de Unión por la Patria (UxP). Si fue gol en contra o a favor de su equipo será para otro análisis, lo cierto es que fue él quien abrió el marcador en un partido que el peronismo tiene complicado.
Cuando Sergio Massa avisó que los trabajadores recibirían un bono de 60 mil pesos para amortiguar el efecto del salto devaluatorio pos elecciones, Perotti fue el primero de una serie de gobernadores que se negaron y se sacaron de encima la responsabilidad de haber devaluado. Por primera vez en cuatro años había logrado un acuerdo paritario sin conflictos, sobre todo con docentes, y Massa le estaba escupiendo el asado. Un asado de 4.500 millones extra.
Por eso no dudó en patearla al fondo de la red, en un fin de ciclo en el que parece dispuesto a pasar facturas. Las cámaras empresariales santafesinas leyeron la negativa al bono del gobernador y se colgaron. Creen que esa suma fija le empioja la discusión paritaria, algo que tiene un significado especial en momentos en que se cuestiona más que nunca la intromisión del Estado. “¿Si Perotti que es del Frente de Todos dice que no lo va a pagar, porque nosotros lo haríamos?”, sostuvo un empresario y dirigente empresarial. El tono es exagerado, pero grafica el efecto de la decisión del gobernador.
Los fabricantes de los alimentos y los dueños de las góndolas reniegan porque entienden que hay una doble imposición: por un lado les regulan los precios con los programas de Comercio, por otro le ponen un piso a la discusión paritaria. Adivinar el final de esto es muy fácil: habrá traslados.
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Desde la Cámara de la Construcción partieron los mayores cuestionamientos a la medida, sobre todo en la reunión del lunes pasado en la sede de Paseo Colón donde se juntaron todas las delegaciones, incluso las santafesinas. “Son todas malas, los pagos, la inflación, el bono, y encima las deudas billonarias de las obras nacionales. A veces te conviene no trabajar”, vomitó un constructor de estos pagos.
A modo de ejemplo, una constructora o pyme industrial no tiene menos de 50 trabajadores, lo que implica una erogación de tres millones de pesos que no estaban en sus cálculos hasta hace tres días. En Santa Fe, el temor del sector constructor es por la transición del gobierno que podría pasar del peronismo a manos de Unidos para cambiar Santa Fe, es decir, el radical Maximiliano Pullaro. “Esperemos que no sea un quilombo durante estos meses”, piden.
Es que en la volteada de una transición agitada podrían caer los pagos que le deben a las constructoras que están en plena regularización, y con las obras “tirando”. Por lo pronto, la patria contratista se ilusiona con el Programa de Viviendas que propuso el candidato Marcelo Lewandowski y que ya comenzaron a hacer lobby para llevarlo adelante si el que gana es Pullaro.
Volviendo al tema de la negativa a pagar el bono, lo llamativo es que no hubo cuestionamientos de los gremios contra el gobernador, ni aprovechamiento de su rival en la disputa por la gobernación. Lo que sí hizo Pullaro es salir a confirmar la continuidad con cambios de tres políticas 100% perottistas y de fuerte erogación, como el programa de reintegro en compras Billetera Santa Fe, el de caminos rurales y el Boleto Educativa Gratuito (BEG) que en el futuro asistiría a las empresas de transporte privadas que están en quebranto. Toda una mojada de oreja para Lewandowski en tres temas que fueron bandera de su campaña.
Además, del bonogate y de las preferencias públicas por Javier Milei en un eventual ballotage con Patricia Bullrich, Perotti también vio otra pelota a mano y decidió meterle tres dedos. A pocos meses de dejar la gestión parece que entró en etapa de recriminaciones. “Nunca fui amigo de Alberto Fernández, pero teníamos una buena relación. El más federal de los porteños no cruzó la General Paz”, lanzó en radio Boing.
Luego salió en defensa de la cadena agroexportadora con algo de bajada de línea: “Nación debe tener otra mirada con Santa Fe porque le generamos con la producción e infraestructura portuaria la salida del grueso de las exportaciones. Y vaya si hacen falta ahora cuando vemos que los 20 mil millones de agroexportación no están por la sequía”. Todo un presagio para el próximo presidente.