CÍRCULO SANTA FE

La devaluación que tienta al campo

El dólar soja a 300 sintió el golpe de la disparada del blue. Los dueños de los granos siguen especulando. Entre la crisis y Massa se balancean las cerealeras.

Si las segundas partes de las películas son malas, imaginen las terceras. Esta frase podría aplicarse al dólar soja III que se desinfló y rápidamente entró en un deadline complejo. Luego de haber resucitado por un par de días, esta semana la ansiedad devaluatoria de los productores de la zona núcleo del campo volvió agujerear el incentivo creado por el ministro de Economía, Sergio Massa, y le pone más jabón a la resbalosa crisis económica.

El nudo de la cuestión es el tipo de cambio de esta última versión del incentivo, el cual nació muerto: como contó Letra P el sábado pasado, en la negociación del programa ya habían advertido que a 300 pesos no iban a vender y presionaban por 330/340. Hoy, diez días después, ese mismo número les vuelve a quedar aún más corto tras la disparada del dólar blue rondando los 440.

Entre los ejecutivos de las cerealeras sostienen que, ya con la cosecha largada, indefectiblemente en algún momento el sector primario le tiene que vender los granos. La pregunta que se hacían en la Bolsa de Rosario es si el Gobierno puede aguantar con un nivel escaso de liquidaciones hasta el 31 de mayo, fecha que cierra el programa. Falta una eternidad en una economía en que la cuestión cambiaria es minuto a minuto.

La situación no es inocente y tiene su lado filoso: el campo presiona por una devaluación mayor, por más que con esta última versión del programa ya se cumplió parcialmente ese objetivo, y fantasean con algo más cercano a 500 pesos por dólar. Por eso el exceso de oralidad del exjefe de asesores presidencial, Antonio Aracre, sobre un plan de devaluación encaja en la novela palaciega que contaron los medios, aunque nada indica que ese dato sea lineal al comportamiento del mercado de granos de esta semana.

El dólar blue sí es lineal: si los dueños de los granos ven una tendencia para arriba y que la divisa marginal puede arrimarse a los 500 pesos, van esperar para liquidarlo. Pero ya no es una cuestión de especulación a mediano plazo, sino del día a día, y en ese punto es donde se da vuelta el reloj de arena del dólar soja.

Cuando termine el programa se volverá al dólar oficial, hoy en 220 pesos, por eso apuestan a una devaluación rápida. ¿Entonces? “Sobrevivir a eso es la cuestión”, sostuvo, mientras apuraba un sándwich de peceto y alioli en el lunch del acto de la Bolsa, un ejecutivo con llegada a la cocina económica del Gobierno y a los nervios de Massa.

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El cómo

La segunda pregunta debería ser cómo sobrevivir. Bueno, la respuesta no es original: esperar a que se empiece a liquidar con ganas. Por lo pronto la semana cerró el viernes con 200 millones de dólares de soja procesada. La Cámara de la Industria Aceitera Argentina (CIARA) informó la liquidación y envió un mensaje con varios significados, tanto para aclararle al mercado dónde está parado y como una advertencia al Gobierno. “Resulta imprescindible que el mercado de cambios logre estabilizarse y unificarse porque resiente profundamente al mercado de granos”, suelta en un tweet.

El diálogo entre Massa y la poderosa cámara es diario y constante, pese a que no estaban convencidos del programa y decidieron, esta vez, sólo acompañar, no ser autores como las otras versiones. El vínculo se mantiene fino, pero lo cierto es que las agroexportadoras no pueden seguirle la ansiedad y los pedidos de Massa.

Ese nivel de agitación y tensión del minuto a minuto se expresó en la decisión del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, de publicar diariamente la liquidación. Todo un dato hacia adentro de la cocina. En septiembre, en la mesa chica del dólar soja I se había pedido que sea semanal o quincenal, pero Pesce se impuso. Ahora se convirtió en un examen permanente que presiona a las cerealeras, y, sobre todo, a Massa: 'mirá, tu plan no funciona como pensabas’, parece decirle.

La oposición pinta el nivel de complejidad con su evidente cambio de postura: de aquel comunicado de febrero apostando, básicamente, a que explote la economía con un objetivo electoral, a pedir por lo bajo que se liquide para no asumir un eventual gobierno con terreno arrasado. En definitiva, se llegó a una situación en que a nadie le conviene que explote nada.

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