Visitará a la misma gente que vio en la previa a las PASO. El día de la elección utilizará, si el clima se lo permite, una polera. Son apenas algunas de las pocas cábalas que se permite mencionar. Mientras tanto, continuará con la lectura de “El arte de la guerra”, de Sun Tzu, o con la escucha de músicos que lo acompañaron desde la infancia: Fito Páez, Joan Manuel Serrat, León Gieco o Soda Stéreo.
Licenciado en Comunicación Social, Juan Monteverde inició su militancia social y política a los veinte años, cuando tomó un colectivo del transporte urbano en la dirección contraria a la que quería llegar y se internó en un barrio con carencias. Eso le cambió la mirada que tenía sobre la realidad.
Fue el líder en la construcción del movimiento social Giros y de los partidos Ciudad Futura y Rosario Sin Miedo, que llegaron para terciar con la política tradicional de Rosario. A los 38 años protagonizará un episodio inédito desde el regreso de la democracia: competirá en un mano a mano con Pablo Javkin, el actual intendente que busca la reelección. Sólo ellos dos quedaron como opciones para manejar los destinos de la ciudad.
–¿Al haber sólo dos opciones se genera mayor expectativa y más gente concurrirá a votar?
–A diferencia de otras veces hay un entusiasmo particular. Es lo que noto. Por un lado, por el ballotage inédito. También porque hay un sentimiento de cambio mayoritario después de tantos años, lo que genera una expectativa extra. Las encuestas hablan, todas, de un empate técnico. No sé si el resultado va a ser cerrado porque hay un flujo subterráneo que las encuestas no captan y que es claramente a favor nuestro. Hay una voluntad mayoritaria de cambio que se va a expresar en las urnas. Y hay un movimiento desesperado del oficialismo por no querer perder el poder. Vamos a tener que estar atentos ese día a muchas movidas, en términos del uso de aparatos clientelares.
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Monteverde el miércoles, en el cierre de campaña en el Teatro Astengo.
–¿Pueden influir el panorama nacional o la elección de otras categorías en la compulsa por la intendencia?
–Tenemos un sistema que es el del boleta única que hace que cada categoría sea muy independiente. Por eso pudimos construir un espacio que es de Rosario y para Rosario. Lo que influye más que lo provincial o nacional es un clima de época de una sociedad que está buscando alternativas. Y lo positivo es que en el caso de Rosario esa alternativa puede ser un proyecto democrático, de una nueva generación política que no tiene miedo de mirar a la sociedad a la cara, de decirle cuáles son las cosas que faltan e ir a buscarlas. No le estamos diciendo a la sociedad que se conforme con este presente que es de dolor, de injusticia, de una vida cotidiana que se complica cada vez más, que es lo que hace el intendente al decir ‘no estamos tan mal’. Creo que Rosario está en una crisis muy profunda.
–¿Esa idea de construcción amplia explica la alianza con sectores del justicialismo?
–Somos nueva generación política y armamos un nuevo espacio que trasciende las política partidarias. No tenemos miedo a juntarnos con otro. Es la clave de lo que viene y es la respuesta al grito desesperado de la sociedad que quiere políticos que la defiendan y partidos que pongan las esperanzas de la gente primero. Creo que estamos a la altura de ese desafío de época.
–¿Se cumplió el acuerdo al que se habían comprometido con Javkin para transitar una campaña limpia?
–No hizo una campaña limpia. Más allá de que no le imputo al intendente en persona, sí al equipo que lo rodea. Por acción u omisión, hay responsabilidad. Durante toda la campaña hablamos de nuestro proyecto, de cuáles son las prioridades en Rosario. De cómo tiene que cambiar la política para resolver los problemas. Y la verdad es que casi no hablé del intendente porque me parece que relatarle a la gente lo mal que está la ciudad o lo mal que hizo el intendente, ya la gente lo sabe.
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-¿Cuál fue la estrategia entonces?
-La campaña del oficialismo pareció más una campaña de oposición, donde a falta de poder mostrar logros concretos, lo único que hizo fue hacer una campaña negativa sobre nosotros. Mintiendo, tergiversando. Queriendo meter miedo, discutiendo con fantasmas en una sociedad que ya está harta, que quiere salir del miedo, de la división, del odio, del enfrentamiento. La estrategia del oficialismo fue sembrar miedo en la sociedad, estigmatizando ideologías, haciendo todo lo contrario a lo que este momento de la historia requiere. Nosotros nos mantuvimos por el mismo sendero. Del otro lado no fue así y hay que seguir atentos durante estas ultimas horas para que las maniobras de la vieja política no enturbien el acto electoral.
-Un punto central de la campaña oficialista fue ligarte con Omar Perotti o con el kirchnerismo. ¿Eso lo tomás como un ataque?
–El problema del intendente o de su equipo es que no esperaban tenerme ahí sentado. Que seamos la alternativa que los desaloje del poder después de tanto tiempo. Ellos esperaban un candidato de la política tradicional y poder discutir con su lógica, que es la lógica de la grieta. Pero los rosarinos y las rosarinas le pusieron enfrente un candidato y un proyecto de otras características. Un proyecto político que está orgulloso de tener a lo mejor del peronismo y a lo mejor del progresismo que se niega a aceptar esa defección del socialismo de irse con el PRO. Estoy orgulloso de que nuestro proyecto sea plural y diverso. Que recoja lo mejor de las tradiciones que hicieron grande a nuestro país.
-¿Lo sentiste como un insulto?
-Jamás una ideología política puede ser tomada como un insulto, como una estigmatización, que es lo que hace el intendente. Ya tenemos ejemplos a lo largo de la historia del país y del mundo sobre lo que pasa cuando desde lo más alto del poder se utiliza ese tipo de estrategia. El resultado de eso es una sociedad violenta, que se enfrenta entre sí. Y Rosario ya no resiste más, con la violencia que tiene, más divisiones, más odios y más enfrentamientos. Nosotros hicimos lo contrario: unir y alojar a toda la diversidad de la sociedad y estar orgullos de tener en nuestras filas a lo mejor del peronismo, del progresismo y a los independientes.
–¿Pase lo que pase el domingo esas alianzas se van a mantener?
–Creo que lo que nació en Rosario es una alternativa, no sólo electoral. Es una nueva cultura política. Que sabe convivir en la diferencia. Que puede poner adelante las banderas más profundas que nos llevan a todos a militar. Vamos a cambiar la lógica de gobierno, que va a ser de abajo hacia arriba y de a periferia al centro porque hoy más que nunca está claro que el problema de Rosario es un problema político. Por eso que creo que esta coalición, ganando las elecciones, se va a ampliar. Quiero que esta coalición sea más amplia porque necesitamos un acuerdo social para salir adelante. Que Rosario sin miedo no es un eslogan de campaña. Que es un horizonte que le propongo a la sociedad.
–En caso de ganar el domingo, ¿cuáles serían las primeras medidas que quisieras poner en práctica en la intendencia?
–Hay dos medidas que van a ser de implementación inmediata. La primera que no requiere ningún presupuesto, ley u ordenanza: voy a trasladar el despacho del intendente de la municipalidad. No voy a atender ni a trabajar todos los días en el Palacio de los Leones, en el centro de la ciudad. Mi oficina va a estar en cada uno de los distritos porque creo que Rosario necesita una descentralización. Quiero completar el proceso de descentralización que alguna vez sonó Hermes Binner y que tiene que ver con distribuir el poder, con generar intendencias de cercanía para gobernar con la gente.
-¿La segunda medida?
-Por otro lado poner en marcha la empresa de desarrollo urbano. Es una ordenanza que sancionamos el año pasado en el Concejo y el intendente no implementó. Eso nos va a permitir desde llevar agua a los sectores populares hasta asociarnos con el sector privado para construir viviendas. Son dos medidas de dimensiones distintas. No militamos hace veinte años, no fundamos un partido político, para gobernar de la misma forma que gobernaron siempre, sino para gobernar distinto. Y para hacerlo hay que construir un poder diferente. Humildemente vamos a poder aportar desde Rosario un granito de arena para desbloquear esta democracia bloqueada que tenemos en Argentina durante los últimos diez años.