En el caso de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), la situación es delicada por la diversidad de sus sedes, los alquileres que debe afrontar y la logística para cubrir la demanda de una provincia tan extensa como heterogénea. Adversidades similares atraviesa la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), que logró salir de una deuda agobiante con prestadoras de energía eléctrica y gas, pero que en estos tiempos apenas tolera el deterioro de su planta laboral docente y no docente.
Quienes están a cargo de ambas instituciones, Beatriz Gentile (UNCo) y Anselmo Torres (UNRN), auspician un respaldo masivo a la manifestación de este 2 de octubre, mientras robustecen el grupo de universidades patagónicas que identifica a la región: ya se reunieron en La Pampa y ahora preparan una cumbre en Viedma que sumará a autoridades de casas de estudio de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Un golpe a la Patagonia
“El ajuste nos impacta mucho más que al resto. Somos universidades con una región a cargo. No somos unicampus, ocupamos un vasto territorio. La dispersión geográfica incrementa costos de manera aplastante”, se sinceró el rector de la UNRN. Torres citó el caso de los tres hospitales escuela dispersos en un radio de más de 500 kilómetros instalados en Allen, Choele Choel y la capital rionegrina, que demandan una erogación de fondos notable.
“La estructura de la UNRN es similar a tener una sede en Capital Federal, otra en Córdoba y la restante en Mendoza”, comparó en contacto con Letra P.
La institución que tiene a su mando es desafiante: las sedes Alto Valle y Valle Medio, la sede andina y la sede atlántica obligan a recorrer más de mil kilómetros en la provincia. La misma distancia que existe del Congreso a Viedma debe abarcarla a diario para que la UNRN abra sus puertas.
Torres califica como “un drama” y un brete de “compleja resolución” al costo de los alquileres. Un gran porcentaje de los inmuebles de esta universidad está arrendado. La desregulación de los precios golpeó duro a las cuentas que Torres monitorea mensualmente. “Somos una universidad joven y en algunas sedes no tenemos casa propia, eso es complicado, estamos asfixiados”, insinuó.
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Anselmo Torres, rector de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).
La motosierra impuesta por la administración libertaria truncó, entre otras acciones, el avance de obras. Así quedó lejos la ilusión de poseer el techo en varias de sus sedes, distribuidas del mar a la cordillera.
“Restringimos al mínimo la salida a congresos, los viáticos, el transporte. Le pusimos coto a los gastos. Sacamos una resolución de emergencia para que todos los recursos se destinen a investigación, extensión y formación profesional”, sumó Torres desde la capital rionegrina.
Para apaciguar el golpe, Torres buscó interlocutores. El gobierno de Alberto Weretilneck abrió sus puertas, representantes en el Senado y la Cámara de Diputados de todos los espacios hicieron lo mismo, pero el drama de no contar con los recursos no se disipó.
Desazón en el Comahue
“Ningún rector imaginó ejercer el cargo en estas condiciones. Yo pensaba en nuevas carreras, nuevos modos del pase a la educación. Pensaba transformar para mejorar, hoy gestionamos para sobrevivir. Perdimos el sentido”, se lamentó Gentile, cabeza de la UNCo.
Como su colega rionegrino, la rectora neuquina graficó el impacto en el aumento tarifario, alquileres, insumos al igual que otros gastos naturales para el funcionamiento. “Las universidades patagónicas fuimos las más afectadas. Tenemos un déficit constante y dificultades para pagar costos diarios. Esa es la diferencia clave. Nos unifica, con las casas de estudio del resto del país, la pérdida salarial de docentes y no docentes”, contó Gentile a Letra P.
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Las universidades de la Patagonia en crisis.
La buena noticia de abandonar el déficit, que superó los 200 millones de pesos en agosto por atrasos en los pagos de tarifas de gas y luz, no apaciguó el espíritu crítico a la gestión de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, para la educación superior. “Nos convirtieron en grandes usuarios consumidores de energía, pero igual estamos en pie”, dijo la rectora.
La UNCo tiene representación en Neuquén y Río Negro. Posee aulas en San Carlos de Bariloche, San Martín de los Andes, Zapala, Neuquén capital, General Roca, Villa Regina, Choele Choel, Viedma y San Antonio Oeste. Cruza diversas regiones y climas de contraste notable, con demanda de insumos y recursos humanos de enorme valía.
“Somos los únicos que trabajamos para mantener las aulas abiertas”, cerró Gentile, que destacó el rol de la red patagónica que imitó al bloque de gobernadores.
Un grupo regional
Desde La Pampa a Tierra del Fuego, seis universidades nacionales coordinan acciones a través de sus autoridades. Al igual que el espacio que nació entre gobernadores, unifican discurso en defensa de los intereses patagónicos.
A la espera de una segunda cumbre en noviembre, en la capital rionegrina, abordarán temáticas comunes: la densidad poblacional baja y el presupuesto por cantidad de estudiantes son temas particulares de preocupación.
Como Torres y Gentile, de este espacio emerge el pampeano Oscar Alpa. Protagonista de la resistencia en su rol de vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), lleva detrás una ferviente militancia en el peronismo clásico de La Pampa, en defensa de la educación pública y un alto perfil en la política por fuera de la UnLaPam.
La esperada reunión valorizará el trabajo de este scrum de rectores y rectoras, cada día más unido en la defensa de la educación pública patagónica.