Después de horas de interminables reuniones -que incluyeron un mano a mano entre Ferrer y el exintendente de la capital, Ramón Mestre- se presentaron dos alianzas para competir en la interna radical del 8 de septiembre.
Ante la junta electoral partidaria se inscribió Generación X, que propone al alfil de Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti como candidato a la presidencia del Comité Provincia, y Más Radicalismo que llevará al mestrista Ignacio Tagni para el mismo cargo.
La UCR de Córdoba tiene que pasar agosto
El diálogo seguirá entre el espacio que patrocina activamente Rodrigo de Loredo (y seis núcleos más) con el frente de Mestre, integrado por Confluencia; Identidad Radical, de Carlos Becerra; y Córdoba Abierta, de Fernando Montoya, hombre relacionado con el exdefensor del Pueblo Mario Decara.
El dato llamativo es que la vicegobernadora Myrian Prunotto no cerró con Mestre como quería y competirá con su alfil, Juan Carlos Polo Gait, en sociedad con el legislador Dante Rossi. El espacio propone a Sebastián Peralta para el Comité provincial e inscribirá directamente su lista, ya que no juega en un frente.
La fecha fatal será el 2 de agosto, momento asignado para la presentación de las candidaturas. La pregunta es si el radicalismo saldrá de su encerrona, que busca a los culpables afuera.
Rodrigo de Loredo vs Ramón Mestre, parte II
El mestrismo se resiste a la renovación generacional porque teme que De Loredo cierre un acuerdo electoral con La Libertad Avanza de Milei. Esa sería la excusa. No puede digerir el traspaso generacional que empezó en la interna de 2021 y avanza en sus narices. El dos veces intendente capitalino pelea por un traspaso del poder digno, aunque sabe que arriesga mucho si se da la interna, como ya se analizó en este portal.
El deloredismo acusó al hijo del exgobernador Ramón Bautista Mestre de operar para Llaryora para que pueda digitar la política de alianzas. Esa sería la épica para la nueva avanzada contra la guardia histórica del partido, pero al no cerrar con Prunotto la asociación se dificulta.
Al medio queda Juez, una sociedad que una parte de la UCR cree necesaria cuidar para frenar el apetito transversal de Llaryora, mientras que otra parte quiere que 2023 haya sido la excepción a la regla y el partido vuelva a tener una candidatura provincial propia en 2027.
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Marcos Ferrer fue desafiado por el sector que encabeza Ramón Mestre y propone a Ignacio Tagni para la presidencia de la UCR.
Llaryora está dispuesto a dejar de presionar sobre la dirigencia disconforme de la UCR a cambio de despejar la variable juecista. Por ahora, dos duelistas serían funcionales: el mestrismo, que no se volverá a comer ningún sapo de otro pozo, y Prunotto, que seguirá agitando la convivencia en el Partido Cordobés.
La pregunta que queda flotando es ¿qué nivel de autonomía tiene Mestre en las decisiones que toma para torcer un resultado que parece cantado? Pese a las trifulcas, nadie duda que Ferrer vaya a ser el sucesor de Marcos Carasso, con interna o unidad mediante. ¿Convicción o necesidad? ¿A qué juega?
Lo que está en juego en la UCR de Córdoba
De Loredo y Ferrer lograron una construcción sólida. Manejan el bloque radical en la Legislatura y el Concejo Deliberante de la capital. Su tropa lidera el Foro de Intendentes Radicales y el ente que nuclea a concejales boinablanca de toda la provincia.
Siete núcleos respaldan a Ferrer, que incluyen a la vieja guardia radical como Oscar Aguad, Miguel Nicolás y a Juan Negri, el primogénito de Mario Negri, otrora socio de Mestre en la interna de 2021. Hay otras figuras emergentes como Soledad Carrizo, Javier Fabre y Sergio Piguillem. El remate lo da De Loredo, que jugó un pleno con su socio y amigo de Río Tercero.
La ecuación insufla confianza al G7 porque del otro de la vereda se observa un mestrismo más escuálido. Vuelve la pregunta: por qué el exintendente pelea en clara desventaja.
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Rodrigo de Loredo y Marcos Ferrer se preparan para la interna en la UCR de Córdoba. Cuentan con el apoyo de siete núcleos internos.
¿Cree que las fidelidades de Ferrer no serán tales y obtendrá un porcentaje que le devolverá la expectativa y por ende la posibilidad de reconstruirse? ¿Será esa ventana de dudas para aflojar la negociación con el deloredismo? La respuesta que pica en los mentideros radicales es que Mestre es conciente de su situación de pérdida, pero intentará sacar la mejor tajada posible en el repliegue.
Mestre pidió el control del congreso partidario. Está claro que por más que Ferrer haya intentando mantener ajena la política de alianzas este elemento dominaría la pulseada.
De Loredo entiende que el electorado migró a las filas libertarias, que hay una escala intermedia antes de repensar la identidad partidaria, que ya no hay margen para las derrotas. Parece sobrevolar una suerte de 2025 para hablar de 2027.
Incluso, la sociedad con Juez asoma necesaria. La dupla opera como dique de contención al llaryorismo, aunque ambos saben que pronto deberán resolver el juego real del poder. Ambos quieren gobernar, pero administran los gestos.