Sin embargo, también hay un gesto –menos garantizado, algo más incierto, pero gesto al fin– hacia los jugadores que no tienen esa llave. Como en el comienzo del esquema los especuladores cambian dólares por pesos, las reservas de la autoridad monetaria crecen en términos brutos y son esos billetes los que el Gobierno quema en los mercados paralelos para mantener artificialmente bajas las cotizaciones del dólar MEP y del contado con liquidación (CCL). Las reservas netas, esto es las verdaderamente disponibles, siguen casi 10.000 millones de dólares en rojo.
El mercado se pone algo tenso
Fuentes del mercado estiman que hubo ventas por 250 millones de dólares solamente en las últimas cuatro ruedas para contener a los paralelos.
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Todo queda desalineado ex profeso.
"Sin movimientos, en febrero la tasa de interés quedaría en 2,7%, la inflación en 2,3% y dólar en 1%. Si no bajan la tasa, los créditos en dólares van a ser aun mas baratos que los de pesos", dijo el economista Fernando Marull, de FM y Asociados, citado por Clarín.
El mismo artículo señala que "el cálculo que hacen en la City es el siguiente: con un ritmo de suba del dólar del 1% mensual y el actual nivel de tasas, las ganancias por estar en pesos rondarían el 20% anual". Negoción. ¡Y regalado! El problema se da cuando todos quieren irse del casino al mismo tiempo.
Las explicaciones del Gobierno
El Banco Central y el Ministerio de Economía esgrimen otras razones para justificar la decisión de dejar las tasas sin cambio.
Por un lado, la inflación de diciembre –2,7%– resultó satisfactoria por lo estacional, pero lo concreto es que superó a la del mes precedente.
Además, como contó este medio el miércoles, la núcleo –considerada un predictor de tendencia por excluir precios estacionales y regulados– resultó llamativamente alta: 3,2%. Y se sabe que a Milei le va la vida política en sostener la desinflación a como dé lugar antes de que la ciudadanía concurra a las urnas.
"La reducción de tasas por parte del Central es algo que sucederá en el corto plazo, pero no está claro que ocurra de manera inminente. Sobre todo por la necesidad de manejarse con cautela luego de un mes de fuerte expansión monetaria como diciembre. Siempre se trata de un período de aumento de la demanda de dinero, pero que luego cae a partir de la segunda quincena de febrero", escribió Pablo Wende en Infobae. "Por lo tanto, luce más cauteloso evitar sorpresas y mantener a raya la cantidad de pesos que circulan en vez de acelerar la baja de la tasa de interés, lo que podría ocurrir un poco más adelante".
Hay que recordar que uno de los reclamos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) les hace a Milei y Caputo es que las tasas sean positivas en términos reales, es decir superiores a la inflación. Esa es una receta ortodoxa típica de los planes de ajuste, que busca evitar la dolarización de carteras y la disparada de la divisa.
Sin embargo, el Gobierno está totalmente entregado a un arriesgado populismo cambiario preelectoral, paralelo a sus maniobras políticas para cooptar intendentes y dirigentes varios del PRO, lo que hace que la pregunta sobre si ese partido y La Libertad Avanza (LLA) van a ir juntos o separados en octubre comience a resultar baladí. La pregunta real, acaso, sea qué quedará del PRO para ese momento.
Volviendo a las finanzas, habrá que ver, como dice Wende, cuándo se produce la baja del precio del dinero y en qué medida se lo dispone. Es decir, si la bicicleta seguirá garantizada.
La mileinomía no puede prescindir de esa forma perversa de la especulación, no al menos si no quiere correr el riesgo de una devaluación brusca del superpeso armado con anabólicos. Así, esos dólares que son pan para hoy y hambre para mañana deberían ayudar a ganar el tiempo necesario para que lleguen los dólares de la soja –desde abril– y, esperan las autoridades, los 11.000 a 13.000 millones que aportaría el Fondo tras la renegociación del acuerdo en curso.
El problema es que al FMI le gustan las tasas reales positivas, pero no el cepo ni su hijo primogénito: el atraso cambiario.
¿Habrá acuerdo entonces? ¿Será uno que venga con el puñal de un "sinceramiento cambiario" poselectoral bajo el poncho?
La pregunta clave
Se puede pensar en unan reedición del carry trade, como denunció Cristina Fernandez de Kirchner con ironía en X o atender las razones del Gobierno. Sin embargo, surge una pregunta incitante: si la resaca monetaria de diciembre imponía frenar en materia de tasas, ¿para qué se apuró el jefe de Estado a anunciar que, a falta de una, le pondría las dos botas encima al tipo de cambio oficial? Sobre todo cuando la inflación del mes pasado fue levemente superior al 2,5% que él mismo había establecido como límite para ralentizar el crawling peg.
Una respuesta plausible es que intentó evitar el desarme de posiciones en pesos.
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El detalle es que el clima financiero global viene tenso y que eso marida mal con políticas como las de Milei, quien, como el tero, grita anarcocapitalismo por allá y pone el huevo del hiperintervencionismo en otro lado.
La brecha entre el dólar MEP y el oficial mayorista se estiró levemente al 12%, la del CCL al 13 y la del blue a un más significativo 18,5%. Todo después de que el Gobierno celebrara su extinción.
Vale insistir en que se trata de brechas bajas, a priori no preocupantes, pero que llaman la atención por producirse en un contexto de intervención oficial.
Por otro lado, otra vez a tono con el clima financiero internacional, el riesgo país que se había acercado a los 500 puntos básicos, ayer cerró a 626.
Por ahora, simplemente datos a seguir.
El futuro viene marchando I: la dolarización
En la Argentina sobran los proyectos refundacionales, como el mileísta de la dolarización. El secreto es que los gobiernos anteriores nunca lograron salir del corto plazo para avanzar con ellos.
Mientras se dirime la saga narrada más arriba, el Central dio ayer otro paso hacia una dolarización que, al menos en los papeles, viene marchando. En concreto, la posibilidad de hacer pagos con tarjeta de débito tanto en pesos como en dólares antes del 28 de febrero –1 de abril para los pagos con QR–.
Una vez más: para que los grandes planes refundacionales tomen vuelo –en este caso para que una "competencia de monedas" derive en "dolarización"– es necesario, primero, salir de las urgencias del cortísimo plazo. Si la expectativa de una megadevaluación está presente –no en lo inmediato, desde ya–, ¿quién iría al supermercado a quemar billetes verdes en lugar de conservarlos? A no ser que la malaria obligue a la quema de ahorros.
El futuro viene marchando II: "adaptarse o morir"
El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, explicó los alcances del decreto 33/2025, que reformula el esquema de protecciones antidumping contra la competencia desleal de otros países. Sí: al atraso cambiario, suma apertura comercial.
"¿Te molesta tener que pagar una plancha o una bicicleta casi tres veces lo que cuesta en Brasil? ¿Una pava eléctrica o un ventilador el doble que en Chile? ¿Un lavavajilla cuatro veces lo que cuesta en Londres? ¿O el porcelanato un 50% más que en Uruguay? A nosotros y al presidente Javier Milei también. Hoy comenzamos el proceso para desandar estos excesos", escribió en X.
Menor tiempo de vigencia de esas medidas y simplificación de trámites se traducirán en reducciones arancelarias que alcanzan en la actualidad a entre 15 y hasta 250%, según los productos. Entre los alcanzados hay un universo inacabable, hecho de bicicletas, planchas, calefactores, multiprocesadoras, motores para lavarropas, hornos eléctricos, bombas de agua, amortiguadores para motos, aires acondicionados, porcelanatos, calzados, telas, globos, anteojos, pelotas de tenis y hasta termos de acero.
El que avisa no traiciona. El Gobierno ya les ha dicho a los industriales que lo que viene les impone "adaptarse o morir".