El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, inició el segundo semestre de gobierno con el objetivo de hacerse fuerte en el territorio. Un precipitado lanzamiento nacional que terminó en la necesidad de buscar la reelección en 2027 es el trasfondo de este proceso que tiene al departamento Punilla en la mira, donde es fuerte el opositor Esteban Avilés.
El valle serrano es un bastión electoral clave, pero siempre esquivo a los cantos del cordobesismo. El peronista Carlos Caserio se parapetó en su influencia en la región para desafiar a Juan Schiaretti, con resultados positivos. Llaryora tiene de su lado al exvicepresidente del Banco Nación en el marco del acuerdo transversal del Partido Cordobés, pero el que fue aliado de su antecesor es ahora enemigo.
A este factor se suma la buena penetración que tiene el opositor Luis Juez, quien ya se prepara para la revancha provincial en tres años.
Como lo hizo en Traslasierra y en otros puntos del mapa mediterráneo, Llaryora empodera a la nueva dirigencia. Rostros nuevos, con criterios partidarios laxos y con ganas de gestionar por encima de las viejas estructuras políticas.
Emiliano Paredes, el radical cordobesista que mira Martín Llaryora
En este sentido, como punta de lanza, el cordobesismo open mind destaca el rol del intendente de Tanti, Emiliano Paredes, un radical que salió airoso de los fuegos cruzados del histórico cacique, Luis Azar.
El dirigente tiene todo lo que Llaryora quiere. No le escapa al ejercicio del poder, quiere mostrar gestión y es crítico de los mandatos partidarios.
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Emiliano Paredes, intendente de Tanti, que se sumó a las filas del Partido Cordobés de Martín Llaryora.
“Creo más en lo que puede hacer un intendente gestionando que en los partidos políticos. Los partidos no han demostrado credibilidad en los últimos tiempos, cada intendente va marcando su impronta. No es una cuestión de partidos, sino de ideas”, sostiene Paredes al ser consultado por Letra P por la reciente renovación de la UCR con su par de Río Tercero, Marcos Ferrer, a la cabeza.
Paredes dice que no hay un líder indiscutido en Punilla, en referencia a Avilés, y asegura que le interesa liderar la reconstrucción política en el departamento con un criterio de Estado presente y nuevas ideas.
Caras nuevas para desafiar a Esteban Avilés
Hay más nombres que el Partido Cordobés empezará a promover. Llaryora cuenta con el apoyo de la senadora Alejandra Vigo y el legislador peronista Leonardo Limia, que no descuidan ese bastión complejo.
Las Comunidades Regionales que armó el ministro de Gobierno de la provincia, Manuel Calvo, son espacios de gestión, pero también ofician de vidriera. En Punilla, está a cargo el intendente de Capilla del Monte, Fabricio Díaz, quien logró su reelección con un porcentaje que dejó sin cargos legislativos a la UCR después de 40 años.
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Esta situación generó la protesta de la hermana de Mario Negri, Gabriela Negri, fuerte en la política de la zona, que cuestionó la decisión de ir con la histórica Lista 3. “Fuimos funcionales al kirchnerismo y al oficialismo”, dijo en su momento.
Díaz atravesó semanas complejas por los incendios, pero más allá de la situación ambiental y las ayudas recibidas, forma parte del elenco de la dirigencia regional que el llaryorismo empieza a mirar y a levantar con acciones de gobierno.
La convivencia entre viejos rivales en el valle de Córdoba
La vicepresidenta del ERSEP, Mariana Caserio, exlegisladora albertista e hija del exsenador, también asoma como emergente del cordobesismo ampliado. Aunque Vigo, con el Foro Punilla, alimenta más nombres para repartir el juego y estimular la competencia.
Nadie ignora los resquemores entre el caserismo y el schiarettismo. Es por eso que impulsan otras figuras como Javier Mateo, concejal opositor en Santa María de Punilla, que tiene el desafío de jaquear al radicalismo. Dardo Zanotti no pudo repetir por la prohibición de la re-reelección en la Legislatura, pero ganó su esposa, Silvia Rochietti, con casi el 60% de los votos.
Otra concejal tiene cancha libre para crecer e integra la lista de promesas del cordobesismo. Se trata de Patricia Mojica, concejal peronista de Tanti, quien podría entrar a la Cámara de Diputados si se produjera una salida femenina.
Caserio y Alesandri celebran con Raúl Cardinali.jpg
Carlos Caserio y el entonces candidato a gobernador del todismo cordobés, Federico Alesandri, celebrando junto al intendente electo de Cosquín, Raúl Cardinali.
Raúl Cardinalli, intendente de Cosquín, es el hombre fuerte del caserismo en Punilla. Pese a su origen kirchnerista, logró hacer buenas migas con el Panal, donde no tienen tanto prurito con la procedencia como ya se sabe.
La lista de emergentes se cierra con el lote joven, que coloca al intendente de San Antonio de Arrendo, Ariel Moyano.
Avilés es fuerte y el peronismo no lo desconoce, pero ya toma sus precauciones rumbo a 2027. El Partido Cordobés tiene a su favor el entendimiento con Caserio y el supuesto pacto caído entre éste y Mario Decara, el exdefensor del Pueblo. “Esto permite un terreno fértil para que crezcan los emergentes”, sueltan contentos en el Panal.