Victoria Villarruel, con Bartolomé Abdala (presidente provisional), quien no quiere ser desplazado por Patricia Bullrich.
El oficialismo empezó una dura batalla por el reparto del poder en el Senado. Como anticipó Letra P, Patricia Bullrich se garantizó la jefatura del bloque y se reunió con sus pares este miércoles, en la Casa Rosada. La pelea por la presidencia provisional está abierta: Bartolomé Abdala quiere seguir, pero Karina Milei prefiere a la neuquina Nadia Márquez.
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La secretaria general no confía en el puntano por su buena convivencia con Victoria Villarruel, con quien logró establecer una relación de confianza que incluyó recorridas por San Luis, hace un año. Karina quiere que desde el 10 de diciembre la vice sólo toque la campanita y quién le siga en la línea sucesoria reporte sólo a la Casa Rosada.
Ezequiel Atauche es el otro actor de la interna. Este jueves, el jujeño, que reporta a Santiago Caputo, confirmó que deja la jefatura de bloque y lo reemplaza la ministra de Seguridad. "Será una pieza fundamental del nuevo consenso y confío en su liderazgo", posteó. Bullrich agradeció la confianza a Karina y al presidente.
De mínima, Atauche exige conservar la presidencia de la comisión de Presupuesto, por lejos la más importante de la Cámara y donde mantiene su cuota de poder. De lo contrario, está podría anotarse en la discusión de la línea sucesoria.
Esta disputa podría estirarse hasta la última semana de febrero, que es cuando vencen los cargos del Senado. Abdala no presentará la renuncia y usará ese tiempo para estirar la negociación. Cuenta con otra carta a favor: la presidencia provisional se vota en el recinto y Unión por la Patria (UP) no tiene objeciones con él. Por el contrario, le reconoce y mucho la ecuanimidad que tuvo para presidir las sesiones.
La cumbre de Patricia Bullrich
La presidencia provisional no se trató en la reunión que Bullrich tuvo con el futuro bloque de senadores del oficialismo en el salón "Héroes de Malvinas", de la Casa Rosada. La ministra pidió acondicionarlo para la ocasión y se llevó a sus dirigidos para bajarle línea, como más le gusta.
La bancada de La Libertad Avanza (LLA) tendrá 20 o 21 miembros. El número final depende de si el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, logra convencer a Silvana Schneider de sumarse a un bloque radical. Se anotó como libertaria la cordobesa Carmen Álvarez Rivero, que asumió por el PRO en 2021.
Bullrich destacó la necesidad de sumar los 44 votos que hay en el Senado sin contar a UP, que tendrá 28 miembros. No diferenció entre los cinco del PRO, los diez de la UCR y el resto de los partidos provinciales. Con 37 hay cuórum, mientras que los dos tercios requieren 48: no será posible para LLA sin romper el peronismo.
La ministra repitió algunos conceptos que había mencionado un día antes a los diputados electos por LLA, como recordar -por si hacía falta- que los bloques oficialistas no tienen que engancharse en debates de recinto con la oposición que puedan desviar su atención. "Hay que hablarle a la cámara, no al kirchnerismo", es la frase de la ministra.
Guerra fría con Villarruel
Otro consejo de Bullrich es no presentar proyectos de ley sin autorización. Y mucho menos -repitió- responder sobre versiones a eventuales iniciativas del gobierno, como la reforma laboral. Hay indignación en la Casa Rosada porque se tergiversaron fragmentos de un proyecto de la diputada libertaria Romina Diez, que no fue tenido en cuenta por el Ejecutivo para elaborar el suyo.
"La reforma laboral y la tributaria aún no fueron presentadas. Cualquier cosa que le digan, es falsa", insistió Bullrich. La obsesión por controlar el discurso es de Karina, quien para evitar confusiones armó un equipo de prensa encargado de enviar "lineamientos" a los senadores electos.
El momento de máxima tensión este miércoles fue cuando algunos senadores contaron los problemas que tienen en la cámara alta para tener recursos, una invitación a intervenir en la administración de Villarruel, quien, además, enfrenta fuertes reclamos sindicales.
Bullrich no nombró a Villarruel y cerca de la vice no temen que pueda amedrentarla. "Necesita pelearse con el kirchnerismo, no con Victoria", señalan. Además, en la presidencia del Senado creen que Márquez será la emisaria de Karina y la ministra sólo hará ruido. De hecho, la neuquina se negó a ser secretaria del bloque para no ser la escriba de la exPRO: quiere hablar sólo con El Jefe. Es el controller del Senado que viene.