La disputa por la presidencia del PRO que en 2024 dejará la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, generó una alianza impensada entre esta y el exalcalde de la Ciudad Horacio Rodríguez Larreta contra el expresidente Mauricio Macri, quien busca retomar el control formal del partido que fundó. El choque entre ellos era inevitable; la novedad pasa por la unión de quienes en agosto se enfrentaron en las urnas.
Bullrich y Larreta fueron las principales ausencias en la cumbre que Macri organizó este miércoles en sus oficinas de Olivos, hasta donde llegaron los diputados Cristian Ritondo y Diego Santilli, el ex legislador Federico Angelini; el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez, y el jefe comunal de General Pueyrredón (Mar del Plata), Guillermo Montenegro, entre otros.
La reunión, convocada para explorar las chances de unificar posturas frente a los anuncios del ministro de Economía, Toto Caputo, y de evitar las urnas para definir a las autoridades del PRO mediante la conformación de lista única, cambió su tono cuando se deslizó la posibilidad de plantear una postergación de los comicios, que habían sido formalizados en la Justicia, un rato antes, para el 17 de marzo próximo.
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Sin Bullrich ni Larreta ni el secretario general del PRO, Eduardo Macchiavelli, Macri aprovechó para encolumnar a los presentes detrás del presidente Javier Milei. Pidió que apoyen los proyectos de ley del plan de ajuste, como volver a grabar la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias. Por la tarde, la solicitud tuvo una ratificación en Diputados cuando el bloque macrista recibió la misma bajada de línea de parte de los economistas del espacio como Hernán Lacunza, Daiana Fernández Molero, Luciano Laspina y José Luis Espert.
Quienes participan de forma activa en la vida partidaria del PRO notaron que la ausencia de las dos máximas autoridades, la presidenta Bullrich y el secretario general Macchiavelli, no fue casual. En el espacio nadie creyó en la excusa de “problemas de agenda” con el que intentaron justificar el faltazo.
¿Macri recalcula?
La primera batalla de Macri para conseguir apoyos a Milei terminó, de esta forma, con una victoria. El rechazo del PRO a la decisión del exministro de Economía, Sergio Massa, de eliminar ese impuesto en plena campaña electoral no le dejó margen de maniobra a los miembros del bloque. Por eso habrá un acompañamiento al Gobierno, algo que también hará la tropa de gobernadores debido al impacto positivo que tendría en las arcas provinciales la vuelta atrás de lo dispuesto.
Sin embargo, el cambio de fecha en las elecciones del partido cosechó rechazos incluso dentro de las filas del expresidente. “Votar con este contexto sería ridículo”, había considerado un diputado. Esa postura mutó con el correr de las horas e incluso en el entorno el expresidente daban por descontado que la votación sería en marzo, siempre y cuando no se presente una lista de unidad el 23 de enero, fecha límite para la inscripción de las candidaturas.
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¿Qué fue lo que motivó el cambio de postura? Cerca de Macri remarcan que nunca estuvo en duda sus intenciones de votar el 17 de marzo y señalan que se intenta “perjudicar” al expresidente con “filtraciones”. Independientemente de la aclaración, para modificar la fecha hay dos cuestiones centrales. La primera es judicial: el martes por la mañana, el apoderado del PRO se presentó ante la Justicia para entregar el cronograma de los comicios. Como dictamina la ley, el paso siguiente fue la publicación del edicto en un diario, en este caso fue en El Economista. Con poco más de un mes hasta la fecha para cerrar listas y con la feria judicial de enero de por medio, los tiempos apremian.
El segundo motivo es la habilitación que requeriría Macri o cualquier afiliado al PRO para cambiar las fechas. El día fue debatido y votado por el Consejo Federal del partido, que es la conducción nacional. Para convocar nuevamente a los comicios y, por ende, dar marcha atrás con lo acordado, se necesita volver a ponerlo sobre la mesa. ¿El poroteo le es favorable al expresidente? Al cierre de esta nota, esa pregunta no tenía respuesta.
¿Intervención?
Las cartas sobre la mesa provocaron la reacción de Bullrich y de Larreta, quienes analizan escenarios posibles. El que movió primero fue el exjefe de Gobierno porteño, quien cree que Macri no tiene los sufragios suficientes para forzar una nueva elección en el Consejo Nacional.
Su tesitura cuenta con una pata judicial: para los alfiles del exalcalde, plantear un cambio en la fecha dejaría abierta la puerta a que cualquier afiliado al partido plantee la intervención del mismo. “Eso sería una tontería total”, afirmó una fuente conocedora de las negociaciones.
Mientras sigue con atención los primeros pasos del gobierno de Milei, Macri se concentrará esta semana en las elecciones en Boca, donde se juega mucho más que la comandancia del club de fútbol más popular de la Argentina. Va contra uno de sus enemigos íntimos, el candidato oficialista Juan Román Riquelme, de aceitados vínculos con Massa y buena parte del peronismo. “Con la elección de Boca, lo último en que debe estar pensando es en el PRO”, dijo a este medio un interlocutor frecuente del expresidente.