ELECCIONES 2023 | CÓRDOBA

Juan Schiaretti y Martín Llaryora lanzaron la arenga final para construir la victoria de Passerini

Ante una definición voto a voto, pidieron militar hasta el último minuto para garantizar la continuidad cordobesista en la gestión municipal. Palos, chicanas y una advertencia: "una cosa es la institucionalidad y otra el trabajo conjunto".

Con un fuerte llamado a la militancia de cara a las elecciones municipales de este domingo, Hacemos Unidos por Córdoba cerró la campaña con la que buscará prolongar la gestión de Martín Llaryora de la mano del viceintendente Daniel Passerini, el candidato a sucederlo en la Municipalidad de Córdoba.

Ante un auditorio repleto y con la presencia de las principales espadas políticas del cordobesismo, Passerini, Llaryora, el candidato a vice, Javier Pretto, y el gobernador Juan Schiaretti arengaron a la concurrencia para salir a militar el voto “hasta el domingo a las 18” y trabajar para “defender lo construido” por la gestión que tomó las riendas del municipio capitalino en diciembre de 2019.

“Somos parte de un movimiento político que le ha devuelto la dignidad a los cordobeses. Esta gestión no se nos puede ir como agua por las manos, con todo lo que hemos hecho”, dijo Llaryora en uno de los pasajes de su encendido discurso en el que defendió su labor como intendente y apuntó contra las figuras de Juntos por el Cambio alineadas detrás de la candidatura de Rodrigo de Loredo.

“Por muchos años, Córdoba estuvo inmiscuida en una pelea constante motorizada por intendentes a los que les importaba más su futuro político que la vida de los vecinos y se vivían peleando con los gobernadores de turno”, dijo el gobernador electo para volver a poner en valor la importancia del trabajo conjunto entre el gobierno provincial y la administración municipal. Ese tándem que protagonizaron él y Schiaretti, y que ahora quiere proyectar en una eventual gestión de su vice como jefe del Palacio 6 de Julio. “Hay que conservar el equipo para tener la certeza de que el gobernador y el intendente van a trabajar paralelamente para el beneficio de los vecinos”, afirmó.

De todos modos, volviendo a poner el acento en la transversalidad con la que busca construir el estilo de su nuevo partido cordobés, guardó las formas institucionales y aseguró que su gobierno trabajará a la par de todos los intendentes de la provincia, sin importar el color político. Sin embargo, advirtió: “Quiero que lo sepan bien, una cosa es tener una buena relación institucional y otra es tirar para el mismo lado, porque eso multiplica las obras”. En modo chicana, y proyectando lo que ya reconoce como una complicación en caso de que la elección termine consagrando al diputado de Evolución disparó: “No estamos pensando en la próxima campaña política, estamos pensando en la próxima generación de cordobeses”.

Quorum cierra de campaña Passerini.jpg

“Nos habían metido en la cabeza que Córdoba no se recuperaba más”, afirmó Passerini cuando le tocó hacer uso de la palabra y también lanzó cuestionamientos a las gestiones que antecedieron al arribo del llaryorismo a la capital. “Nosotros podemos mirar a la gente a la cara y saber que podemos volver porque hemos cumplido, nosotros no tenemos ninguna manzana podrida en el cajón”, agregó.

Llaryora y Schiaretti en modo diablo

Como en toda la campaña, el intendente que asumirá el gobierno provincial el 10 de diciembre fue el protagonista central de la noche. Mientras Passerini y Pretto buscaron destacar la importancia de la trayectoria política del espacio y ubicar la idea fuerza del discurso en la relevancia de continuar el proceso iniciado en 2019, Llaryora y Schiaretti se repartieron chicanas para disparar sobre el escenario buscando esmerilar las chances opositoras.

“Daniel asegura que la gestión de la ciudad siga en buenas manos. Es un hombre honesto y trabajador, que apoya la vida y está en contra de las drogas” dijo Llaryora ni bien tomó el micrófono, en un primer disparo a la lista opositora, apuntada por las denuncias que relacionan a integrantes con causas por narcotráfico.

Personalizando más el ataque, Schiaretti aseguró que “para ser un buen intendente hay que tener humildad, sensibilidad, contracción al trabajo y un buen equipo, no alcanza con repetir consignas que vienen desde la Capital Federal y repartir manzanas en una plaza”. “Teorizan sobre cómo deben hacerse las cosas, pero cuando les tocó actuar dejaron la ciudad hundida”, señaló el precandidato presidencial que minutos antes, definiéndose como un vecino de la capital, había afirmado: “Los cordobeses sentíamos tristeza por cómo estaba abandonada la ciudad antes de que vinieran Martín y Daniel para darla vuelta como una media”. “Por eso, el domingo tenemos que votar para continuar por el camino de progreso”.

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Según Passerini, el 25 de junio, la ciudad de Córdoba fue protagonista destacada para la victoria provincial de Llaryora. “Eso fue histórico y nosotros tenemos que agigantar ese triunfo para poder defender todo lo que hemos construido hasta aquí”, aseguró el viceintendente y pidió militar hasta el último minuto para garantizar el triunfo del domingo.

Un rato antes, su padrino político contó una anécdota en el escenario. En uno de los pocos momentos en que serenó el tono de su discurso, dijo que al día siguiente de los comicios provinciales se había encontrado con una vecina que había pasado una noche demasiado tensa mientras esperaba los resultados del domingo 25 de junio. “Creí que con todo lo que habían hecho iban a ganar por un montón”, le dijo en el momento que le confesó que, por esa razón, no había ido a votar. “Lo único que esperaba era que no perdieras por un voto, porque no me lo iba a perdonar”, dice Llaryora que le manifestó esa vecina. Cierto o no, al relato le siguió una arenga en formato de bajada de línea.

“Acá no estoy hablando con vecinos, estoy hablando con dirigentes. Por eso les digo que el esfuerzo tiene que ser mayor. No basta ir a un acto, sacarse una selfie y hablar con los vecinos. Acá necesitamos más. Hablar en el barrio, agarrar el celular y mirar los contactos, agarrar a la tía y a la abuela y llevarlas a votar”. En criollo, la victoria se construye hasta el último minuto de la elección. El peronismo renovado ya lo experimentó en el momento mismo de su nacimiento. Ahora, tendrá su primera prueba de fuego y su líder quiere a todas las partes dándolo todo hasta el final. Sabe que así, y sólo así, la continuidad de la gestión en la capital, la madre de todas las gestiones, será una posibilidad cierta más allá de diciembre.

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