ELECCIONES 2023

Juan Schiaretti acelera a fondo y apuesta al fin de Juntos por el Cambio

La apuesta del gobernador cordobés no tiene vuelta atrás. No quiere integrar la alianza opositora: quiere una nueva. ¿Con quiénes? "Con los que piensan como yo", dijo.

A ocho días de la fecha tope para presentar las alianzas y a dos semanas de la oficialización de listas para participar en las elecciones nacionales, la apuesta de Juan Schiaretti parece no tener vuelta atrás. El gobernador de Córdoba aceleró a fondo en su intención de motorizar un “frente de frentes” transversal que supere la grieta a la que culpa de todos los males de la Argentina y conmovió el escenario político en general y, puntualmente, el de la oposición.

Después de motorizar la propuesta que hizo estallar por los aires la interna de Juntos por el Cambio, el mandatario cordobés espera que las patas más moderadas de la coalición rompan con las expresiones más extremas que por estas horas representan Patricia Bullrich y ¿su ex amigo? Mauricio Macri.

Para eso alberga la esperanza que alimentan las últimas declaraciones y las posturas que Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales expresaron durante el fin de semana y profundizaron luego de la reunión trunca en la que la alianza opositora implosionó este lunes. En la batalla interna del cambiemismo, de ese lado también se ubicaron dos aliados que tiempo atrás parecían inesperados para el propio Schiaretti: Elisa Carrió y Miguel Ángel Pichetto. La primera por la relación histórica con Córdoba y puntualmente con Mario Negri, jefe del radicalismo cordobés. El segundo, por su relación con Macri.

En ese marco, ya nada de lo que se piensa se dice en reuniones cerradas. El diputado y espada schiarettista en el Congreso Carlos Gutiérrez dijo el lunes que si la intención del cordobesista hubiese sido ingresar a JxC “ya lo hubiera hecho”. El propio Schiaretti aseguró que nunca formará parte de ese armado que considera “uno los extremos de la grieta”. La ruptura aparece entonces como el único horizonte posible para el cordobés, que también pone en juego su propia precandidatura en la patriada en pos de crear una nueva mayoría.

“Yo no pertenezco ni voy a pertenecer a Juntos por el Cambio, nosotros somos el peronismo antikirchnerista”, dijo este martes en Río Cuarto, en donde repitió su llamado a construir “una nueva alternativa política en la que todos preserven su identidad, ir a elecciones y luego avanzar con un gobierno de unidad nacional". "Para eso vengo trabajando desde hace dos meses”, señaló el mandatario y fortaleció la propuesta de ir a las PASO con una opción que unifique al centrismo en el país. “Con los que piensan como yo”, describió.

Para conseguir su objetivo, el schiarettismo tiene un listado de puntos programáticos a partir de los cuales busca alcanzar un acuerdo amplio. Esos puntos contemplan ampliar la coalición opositora, sumar nuevos actores y cambiarle el nombre. Algo muy a tono con lo que el propio cordobesismo hizo en su provincia en 1998, 2019 y este mismo año. En esa línea, aseguran, están todos de acuerdo menos Bullrich y Macri. ¿Cómo se soluciona el entuerto? “Es un problema de Bullrich”, aseguran confiados.

Más allá de lo político y los matices ideológicos, lo que queda por resolver es el movimiento que responde a lo meramente estratégico. El reglamento de JxC contempla que para sumar nuevos aliados se necesita el voto de todas las partes involucradas. Si la lectura de Schiaretti es correcta, el PRO debería resolver su entuerto interno y llegar a una posición común.

El “sumar nuevos espacios” sería un eufemismo para dar lugar a la propuesta del cordobés, que nombra como “ampliar el espacio opositor”, pero ya no desde la centralidad del cambiemismo, sino con la plena participación de todas las partes en una nueva estructura que tendrá otra denominación. “No estamos pidiendo el pase para entrar a un grupo selecto, venimos con la propuesta de crear un nuevo espacio”, aseguran en el schiarettismo.

El segundo paso sería analizar cuál es la mejor forma para afrontar la interna. Si la opción es agrandar las posibilidades de un gobierno encabezado por una opción de centro, dividir los votos moderados no parecería ser un movimiento inteligente, pues la dispersión de votos entre las candidaturas aún sostenidas de Larreta, Morales, Facundo Manes, Carrió, Pichetto y el propio Schiaretti, generaría una dispersión del espacio que le dejaría servida la victoria a Bullrich. Siempre y cuando Bullrich termine cediendo a las exigencias del arco de la alianza al que hoy cuestiona en duros términos. “Todo va a decantar”, confían en el cordobesismo.

Asuntos separados

Semanas atrás, uno de los principales hombres del gobernador le dijo a Letra P que la elección provincial y la nacional caminaban por andariveles separados. Por eso al schiarettismo no lo conmueve que tanto Larreta como Morales continúen apoyando a Luis Juez en su disputa por la gobernación. Es más, hasta les parece lógico en el marco de una coalición amplia en la que "se construya con respeto a partir de las diferencias".

Lo que sí no parece haber sido demasiado del agrado del oficialismo fue el desembarco de Macri, que se dedicó puntualmente a posicionarse con temas de la vida provincial que atacan directamente al corazón del cordobesismo. En una entrevista con La Voz dijo que la provincia “tiene impuestos muy altos” y, en un paso totalmente sorprendente respecto de sus posturas históricas, dijo que sumarlo a Schiaretti es “no conocer a los cordobeses”. En realidad, se incluyó en el colectivo y dijo “no conocernos”.

Con todo eso, el revuelo armado por la propuesta de Schiaretti parece estar concentrada en las consecuencias respecto de la elección de Córdoba y en la interna de JxC. Bullrich está segura de que la jugada es una estrategia de Larreta para perjudicarla en la interna de las PASO del 13 de agosto. Macri no desechó por completo la idea de sumar al cordobés, aunque dijo que debería ser después de las PASO y, sumándose a la estrategia de la oposición en Córdoba, deslizó que también debería pedir disculpas por votarle leyes al kirchnerismo.

Viniendo de Macri, esa acusación parece, de mínima, ingrata. No sólo Schiaretti fue el gobernador peronista más cercano a la Casa Rosada durante su mandato, sino que, incluso luego del arribo del Frente de Todos al poder, tomó las distancias necesarias cada vez que la oposición lo necesitó. Cuando votó leyes que el PRO no acompañó siempre explicó que lo hacía “en beneficio de los cordobeses”. Con la tortilla dada vuelta, y los huevos y las papas desparramados por toda la cocina, sólo hace falta preguntarle al kircherismo e intentar desempatar.

De repente, hegemonizando la discusión como casi nunca lo había podido hacer hasta ahora, Schiaretti es acusado de uno y otro lado por ser funcional al extremo contrario de la grieta. Más centro, no se consigue.

Gerardo Morales, presidente de la UCR 
Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta

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