Algunos dirán que fue por inconsciencia, otros que fue por madurez, pero lo cierto es que una importante mayoría de la ciudadanía convirtió a Javier Milei en presidente electo a sabiendas de la dureza del ajuste fiscal que prometía para el inicio de su gestión. Punto para él: en ese tema, al menos, llegó sin mentir. Lo que es más novedoso es que el anarcocapitalista y su principal socio político, Mauricio Macri, salgan ahora, entre otros, a advertir sobre la ola de protestas que desatarán las primeras medidas y a avisar que serán respondidas con represión, tanto estatal como paraestatal, esto es llevada a cabo por grupos de choque del futuro oficialismo. Inquietante.
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En la misma noche del triunfo, el mandatario electo se tomó tiempo para explicar que su plan generará "resistencia" y afirmar que "en esta nueva Argentina no hay lugar para los violentos ni para los que violan la ley para defender sus privilegios". "Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada", remató en un lenguaje comprensible para el peronismo.
En medio de amenazas y publicaciones silvestres en las redes sociales, que incluyeron promesas de muerte, violaciones e imágenes de Falcons verdes, lo más preocupante llegó este martes. Tras evocar el "mandato popular muy profundo" que 14,47 millones de votos le dieron al líder de La Libertad Avanza (LLA), Macri señaló:
"Los gobernadores deberían acompañar claramente porque este señor (Milei) dijo que venía con una motosierra y con su estilo va a llegar a un presupuesto equilibrado".
Todo el mundo avisado. Los gobernadores, que ya quieren discutir sobre dinero, deberán poner las barbas en remojo porque van a ser domesticados con la chequera y los miembros de la raza cruel de Tolkien pueden terminar corridos por bandas de ciudadanos. De nuevo: no por la policía, por "los jóvenes".
La lenta deriva del ingeniero
Macri, saludado allá por 2015 incluso por personas que vieron en él una suerte de progresista, ha cambiado. Ese giro registra algunos hitos que guarda la memoria. En septiembre del año pasado le concedió una entrevista a Luis Majul –la más memorable de muchas otras– en la que se produjo el siguiente intercambio:
Majul: –En Argentina, esto que usted plantea genera mucha gente en la calle, fuerzas de seguridad y, perdón, eventualmente muertos. ¿Se los bancan?
Macri: –El liderazgo tiene que bancárselo, tiene que bancarse lo que venga.
Majul: –¿El liderazgo se tiene que bancar los muertos también si suceden?
Macri: -Bueno, digamos, no debería haber muertos.
Más cerca en el tiempo, en agosto último, se refirió a Santiago Maldonado en los siguientes términos:
"Ese artesano desaparece y la primera hipótesis fue que se pudo haber ahogado porque los ríos de la Patagonia son bravos. No es para cualquier salame distraído cruzar un río por más que tenga diez metros de ancho (porque) te lleva".
¡Qué tiempos aquellos en los que se creía que Macri podía encarnar una derecha moderna!
El propio Macri vaticinó "seis meses durísimos por delante", Milei reiteró que "hay riesgo de hiperinflación" y que no se dejará "extorsionar"; naturalmente, la angustia se instala en todas las dependencias por las que pasará la motosierra. Pronto se sabrá que el ajuste no lo pagará la política, como prometió Milei, sino la propia sociedad.
Esa angustia ya manda en los medios públicos, en Aerolíneas Argentinas–empresa que se planea dejar abandonada a su suerte– y en el Polo Obrero, cuya referencia política, el Partido Obrero, militó la abstención en la segunda vuelta. El Movimiento Evita, Barrios de Pie y la CCC por ahora aguardan, acaso a que el Congreso no sea un "gatito del poder" e imponga limitaciones a las medidas más draconianas y, como en el caso de YPF, directamente perniciosas.
A propósito de la petrolera –por ahora– estatal, quedará al frente Horacio Marín, hombre de larga carrera en Tecpetrol, una compañía del Grupo Techint, acercada como aportante en la previa del ballotage por Macri. Para más datos, una figura de la competencia, de lo más encumbrado del propio sector, será la encargada de preparar la enajenación de YPF.
La transición, la transición…
La "Oficina del Presidente Javier Milei" volvió a informar sobre los pasos del electo en el camino al 10-D.
La transición no es fácil y tampoco la que se dirime entre LLA y el macrismo que lo apoya. Este último ha logrado –parece; ¿será así?– limar las aristas más filosas de la dolarización y la reforma del Banco Central, o a eso al menos apunta el mercado. Como se vio, el dólar subió, pero no hubo pánico, en el caso del negociado en bolsa por la continuidad de la intervención oficial.
Así las cosas, la dolarización sería un proceso de alrededor de un año y producto de un camino de libre elección de moneda para los contratos, mientras que la autoridad monetaria "cerraría" en su función de imprimir pesos.
También el reparto de cargos presenta traumas, tanto por las apetencias personales en juego como por los espacios que dirimen los compañeros de ruta de siempre y los recién llegados. La posibilidad de que Cristian Ritondo se convierta en presidente de la Cámara de Diputados –y de la línea sucesoria– no depende solo de que se haya sacado fotos con una motosierra.
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El papa Francisco en una comunicación telefónica
Vatican Media
Le estoy hablando a tu corazón
Una de las notas del día fue el diálogo de ocho minutos que mantuvieron Francisco y Milei, propiciado por el pontífice y mediado por la futura canciller, Diana Mondino.
Hubo felicitación del primero e invitación al país del segundo, además de un intercambio en el que el papa le deseó "sabiduría y coraje". "Coraje no me falta y la sabiduría la estoy trabajando", respondió el electo.
Ojalá la influencia del papa disipe las referencias a que el voto ganador fue el de "los argentinos de bien" –¿dónde quedan los 11,5 millones que apostaron a Massa?– y, sobre todo, las amenazas de violencia.
¿Se entiende que el nuevo oficialismo ha empezado a hablar de grupos de choque?