El senador Luis Juez utilizó la misma alegoría que el gobernador electo de Mendoza, el radical Alfredo Cornejo, al ser consultado por la opción que elegirá el domingo 19 de noviembre en el ballotage entre Sergio Massa y Javier Milei. “Es como tener que elegir entre Drácula y Frankenstein”, divirtió, mientras aguarda la decisión de los partidos que integran Juntos por el Cambio (JxC).
La noche del lunes, el excandidato a gobernador de Córdoba convocó a la dirigencia del Frente Cívico para analizar el resultado electoral y los caminos que se abren. Sobre la disputa nacional el juecismo no tomó posición, aunque su entorno anticipa que “es muy probable” que se determine la libertad de acción como ocurrió con motivo de la interna entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.
Otra herramienta es aplicar el “modelo” de la Coalición Cívica que plantea “ni Milei, ni Massa”. Mario Negri y Ramón Mestre llevarán esa propuesta rápida a la reunión del Comité Nacional de este miércoles en Buenos Aires, que instruirá a la Convención para que oficialice la postura alcanzada, a más tardar, la semana que viene.
Sin embargo, Juez recomendó a su tropa poner la energía en cuidar la unidad de JxC en la provincia mediterránea. Es que la amenaza de la interna nacional puede derribar de un soplido la construcción opositora provincial que tendrá su primera prueba de fuego en la Legislatura. Allí, 33 legisladores y legisladoras deberán mantener el empate con Hacemos Unidos por Córdoba para no perder ese poder de fuego inédito.
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La derrota de Bullrich acerca los fantasmas de ruptura. Martín Llaryora olfatea sangre y se acerca para engordar su Partido Cordobés. Juez entiende que el escenario no podría ser más propicio para esa cacería.
Sin salida
Por lo tanto, es uno de los dirigentes que está apurando un “gesto” dirigencial, en medios del caos interno que generó la confirmación del ballotage entre Massa y Milei. La modalidad sería la clásica: una foto de unidad que refleje el camino a seguir a la coalición que entró en fase de reconfiguración.
En el juecismo ponen la prioridad en asegurar la construcción local para evitar posicionamientos incómodos. Juez se constituyó como una de las caras del antikirchnerismo de Córdoba y del país; pero también fue cáustico con la propuesta que representa el libertario.
Como otros referentes de la coalición de alta exposición, por caso Negri o Rodrigo de Loredo, pasar a uno u otro bando es rifar capital político, además de caer en contradicción total. El diferencial de Massa emergió desde el conurbano bonaerense y, en el juecismo entienden, la relación de dependencia entre el líder del Frente Renovador y Cristina Fernández de Kirchner está atada, en casa de triunfo.
También hay otra realidad: el comportamiento del electorado cordobés en agosto y octubre, al que deberá seguir remitiendo la oposición mediterránea, ratificó la posición refractaria al peronismo nacional al colocar a Milei, Juan Schiaretti y Bullrich en el tope de las preferencias, pese a la recuperación de cinco puntos de Massa entre las PASO y las generales.
“Massa no tiene una buena relación con Juez, es más, no lo quiere”, confiesan en el juecismo. Altas fuentes massistas ratifican que no está previsto contactar al senador para este acuerdo nacional que tiene como prioridad a la dirigencia radical de Córdoba y de todo el país.