El cristinismo bonaerense, por boca de Sergio Berni y de Axel Kicillof, detectó que el asesinato del colectivero Daniel Barrientos ponía en primer plano el incómodo problema de la inseguridad y decidió redoblar la apuesta. Si el tema devino político tras la agresión brutal que un grupo de compañeros de la víctima descargaron sobre el ministro bonaerense de Seguridad, la decisión fue elevar la ecuación al cuadrado. Así, en un contexto de precampaña sin piedad, la narrativa del gobierno provincial sobre el hecho pasó de advertir sobre "características inusuales" del mismo a, lisa y llanamente, involucrar en el mismo a la oposición.
La estrategia es de alto riesgo.
Hechos y dichos
Alex Gabriel Barone, de 19 años y reconocido en una rueda de reconocimiento por una testigo, y Gabriel Barone, de 24, se convirtieron en los dos primeros detenidos por el asesinato del chofer. La homonimia tanto de nombre como de apellido llama la atención, algo que la investigación salvó aludiendo a un supuesto parentesco entre ambos. Que fueran de la misma familia podría involucrarlos en una misma banda, pero el detalle es que la madre del segundo le dijo a IP Noticias que no hay vínculo alguno entre ambos.
¿Se ha encontrado la punta de un denso ovillo delictivo o, simplemente, una verdulería generosa en la entrega gratis de ramas de perejil? Lo primero explicaría lo que sugieren Kicillof y Berni; lo segundo supondría un salto político al vacío, que sumaría a un hecho conmocionante de inseguridad algo calificable de mala praxis o de mala fe. Tiempo al tiempo.
Berni fue cambiando su enfoque sobre el caso. Primero habló de "ajuste de cuentas", algo que le dolió mucho a la familia de Barrientos, que sintió que el funcionario trataba de enfangar a la víctima.
Luego, "absolvió" al asesinado y lanzó: "No sé si no nos tiraron un muerto". Quien escribe estas líneas tampoco lo sabe; dependerá de Berni determinarlo.
Más tarde volvió sobre la agresión que había sufrido, que atribuyó a "agitadores de PRO" con tal convicción que le reclamó a la titular de ese partido, Patricia Bullrich, que se "haga responsable" de eso.
https://twitter.com/PatoBullrich/status/1643403342381559809
En el partido amarillo hicieron cola para cruzarlo. Bullrich parafraseó a Beatriz Sarlo: "Conmigo no, Berni". En tanto, Horacio Rodríguez Larreta le recriminó que haya presentado su rescate por parte de agentes porteños casi como una detención ilegal. "En vez de agradecer con humildad que la Policía de la Ciudad lo salvó, quiere putear al ministro" de Seguridad Eugenio Burzaco, le reprochó.
"No necesitábamos ser rescatados", había señalado el titular bonaerense de Transporte, Jorge D’Onofrio. Perdón, Jorge, pero pareció otra cosa...
La voz del gobernador
La prensa comenzaba a aludir al "silencio" de Kicillof, silencio que este rompió en la noche del martes. "Parecía un robo a un blindado, pero era un colectivo y se llevaron una mochila. Es muy raro", refirió en relación al presunto modus operandi de los delincuentes. "Unos días antes, Patricia Bullrich había estado hablando de los robos a los colectivos. Entonces, bueno... Uno no tiene que pasarse con esto porque hay que investigar a fondo, pero Gerardo Milman (también) estuvo hablando del asesinato de Cristina (Fernández de Kirchner) un tiempo antes. Uno también prende las luces ante estas cuestiones", agregó. La política al palo.
¿Caerá bien todo esto en la población bonaerense que sufre la inseguridad –por caso los robos– en una medida mucho mayor que la que surge de las estadísticas de homicidios y que, en ciertos municipios, padece esto último de un modo superior a lo que indican los promedios provinciales?
Debate cuesta arriba
Una encuesta de la Universidad de San Andrés indicó que la inseguridad es la tercera causa de preocupación de la población, solo detrás de la economía y la pobreza. El Frente de Todos no tiene mayores méritos que esgrimir en ninguna de ellas, pero no puede evitar que el debate público gire en torno de los ejes que más lo enloquecen.
Spoiler: la tirria de campaña nos pondrá en el plato frutas envenenadas como la mano dura de policías de dudoso criterio y la idea de que "quien quiera andar armado que ande armado”. Ecuador es nuestro norte…
Letra P ilustra con una pluralidad de notas el modo en que el asesinato de Barrientos y el microestallido que se cebó con el rostro de Berni le ha dado renovada centralidad al filoso tema de la inseguridad. El precandidato a gobernador Diego Santilli postuló que la situación "no aguanta a diciembre, a un cambio de gobierno" y –sin precisiones– que "hay que sacar las fuerzas a la calle". Mientras, el jefe de Asesores provincial, Carlos Bianco, no dudó en responderle tildando a la oposición de “golpista y antidemocrática". A propósito, te recomiendo especialmente lo que Kevin Cavo escribió sobre "el polvorín del conurbano".
En tanto, desde Babia, Aníbal Fernández insistió en que a él nadie le pidió un despliegue de Gendarmería que, si no se recuerda mal, él mismo decidió allá por el 20 de marzo. Acá no entiende quien no quiere.
Cuando Buenos Aires "descubrió" el drama de Rosario porque el narcotráfico rozó la piel de la familia de Lionel Messi, mucha gente que conoce del tema preguntó: ¿y qué se piensa que pasa en el conurbano bonaerense? En ese sentido, las diócesis de Laferrere y San Justo de la Iglesia matancera, institución a la que no cabe negarle capilaridad y conocimiento del territorio, denunciaron que "vivimos en territorio liberado o negociado" y alertaron que "estamos corriendo el riesgo de ser una sociedad que empiece a ser justicia por su propia mano".
Una vez más: cuidado. Tal vez haya cosas en juego más delicadas que un resultado electoral.