El asesor quiso meter la cuchara, pero El Jefe blindó el armado. El factor Amalia Granata y el sombrío pronóstico del caputismo.
Karina Milei, Romina Diez y Patricia Bullrich: las tres mujeres que ganaron en el cierre de listas de Santa Fe.
La interna entre Karina Milei y Santiago Caputo tuvo su correlato en el cierre de listas de Santa Fe. El Jefe validó el armado, monitoreó negociaciones y dejó a un lado al asesor estrella, que propulsaba un acuerdo con Amalia Granata en el marco de una estrategia de desentenderse de realidades locales y apostar todo a Javier Milei.
El karinismo, ese concepto que nació una mañana de sábado en el Aeropuerto de Rosariocuando la militancia de Romina Diez fue a recibir a El Jefe, marcó el pulso del cierre de listas de cara a las elecciones municipales y constituyentes en la Bota. A través de Lule Menem, Karina participó directamente de las negociaciones. Su emisario tuvo un rol clave: fue el que destrabó las conversaciones cuando parecían empantanadas en una reunión con Patricia Bullrich, la otra gran ganadora de la jornada.
Todo pasó por el karinismo. Su tropa, liderada por Diez en Santa Fe, se quedó con la mayoría de los candidatos a convencionales y dos lugares de expectativa en cada una de las listas para los Concejos de Rosario y la capital. Los nombres los aportó Diez: toda gente de su riñón, desconocida para el gran público, pero importante en su estructura. Un ejemplo es el de Anabel Lencina, quien acompaña a Juan Pedro Aleart y ya había sido ungida como titular de una de las UDAI de Anses en Rosario.
Quienes responden a El Jefe no fueron los únicos beneficiados. El espacio que responde a Bullrich confió en su jefa, que les había garantizado que tendrían lugares, y tuvo resultados: no solo porque en la nómina que encabezará Aleart -tutelado por el bullrichismo- también estará Samanta Arias, sino también porque pudo meter a Germán Pugnaloni como candidato a convencional. Nicolas Mayoraz, protegido de los Menem por su buen rol en el Congreso, también tuvo vía libre para ubicar a soldados propios, además de encabezar la nómina provincial de La Libertad Avanza.
En toda la negociación brilló por su ausencia Caputo. El asesor estrella no termina de comulgar con los armados provinciales que impulsa Karina y prefiere desentenderse de las disputas distritales. Si se puede sellar algún acuerdo, mejor, pero no es tan importante. La apuesta es y tiene que ser Milei, para el otro vértice del triángulo de hierro. El Presidente, en cualquier lado, debe ser la única estrella de La Libertad Avanza: no hay lugar para liderazgos locales.
Algo de eso intentó cuando operó para forzar una conversación entre el propio Milei y Granata, tras meses de distanciamiento. El acuerdo para que la mediática ocupe el lugar de Mayoraz se intentó, “estuvo cerca” se animan a decir algunos, pero nunca prosperó: significaba desautorizar a Diez, la protegida de Karina. “El poder que tenés se nota en los cierres”, analizó, mordaz, un reciente enemigo de Caputo. El asesor no pudo ni siquiera hacer que desembarquen las Fuerzas del Cielo en Santa Fe: la propia Diez se encargó de sofocar cualquier intento. Solo Agustín Pellegrini, el operador más encumbrado de la diputada, tiene buen vínculo con "los pibes de Santi".
En la Casa Rosada cuentan que el Mago del Kremlin se enteró de las candidaturas de Santa Fe por los medios, como cualquiera. Cree que Aleart es un buen fichaje, pero nada más. Su tropa tiene un pronóstico sombrío: piensan que saldrán cuartos. Algunos socios de LLA vieron la mano de Caputo detrás del tuit de Granata que anunció una supuesta candidatura de Alejandro Fantino, una forma de ensuciar el proceso. Lo cierto es que tras un llamado del conductor, Granata borró el tuit y posteó otro desmintiendo la información. El rumor duró una hora, pero sirvió para ensuciar el cierre.
Santa Fe es un capítulo más de una interna que se viene dando en el gobierno libertario entre las dos personas más cercanas al Presidente. La disputa nació con la polémica presentación de Las Fuerzas del Cielo, el “brazo armado” de Caputo, que incomodó a Karina. El Jefe mandó a bajarle el tono a esa movida y lanzó su propia agrupación juvenil.
Desde allí, los choques son silenciosos y sutiles, pero constantes: se dan en cada gran ciudad bonaerense donde Sebastián Pareja, el armador designado por El Jefe, ve que su trabajo es interferido por los caputistas. Algo de eso sucede con el robo hormiga de dirigentes del PRO que instrumenta Caputo, que más de una vez pisa distritos donde Karina tiene algún protegido.
En ese escenario, en el ecosistema libertario decodificaron como un triunfo de Karina por sobre Caputo la foto del asesor firmando la ficha de afiliación a LLA. Una forma de obligarlo a validar su armado territorial que busca dirigentes en todas las provincias. La presencia del Presidente fue una sorpresa, no estaba anunciada. A todas luces, parecería que buscó evitar un “no”.