El show ultra de Javier Milei, por dentro: culto al núcleo duro, castigo a la prensa y un protegido
El Presidente apostará a su tropa fiel para acumular poder. Pibardos, ausencias y sociología de la militancia. La identificación del enemigo. Llaryora, cuidado.
El show ultra de Javier Milei, por dentro: culto al núcleo duro, castigo a la prensa y un protegido
La Derecha Fest fue un festival de ideas de derecha que tuvo a Javier Milei y a sus soldados de la batalla cultural como los constructores de la pirámide de sus enemigos. Este martes, en Córdoba, empezó una nueva etapa de construcción política libertaria, que supera la coyuntura electoral.
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En la base, ubicaron al periodismo ensobrado, que debió acudir al mercado negro de QR para el ingreso al salón, porque el “corralito de prensa” fue ubicado a 100 metros del lugar, a la intemperie y sin pantallas.
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En el centro, se dispuso al kirchnerismo y a la alta política como categoría superadora de otra, "la casta". En el vértice, Victoria Villarruel, la jefa de los traidores en el Senado, y el ejemplo de que la purga también se hace adentro.
Cinco horas y dos ideas en el festival de Javier Milei
Cada exposición estuvo perfectamente sincronizada no sólo para identificar al enemigo, sino también para dejar dos mensajes claros: Milei quiere expandir la ideología libertaria y ganar las instancias electorales para sostener con política su plan de gobierno.
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Gracias a la versatilidad del lenguaje y a la pericia de sus oradores (o de no poseerlo, su carisma), la simpleza del mensaje se disfrazó con destacadas performances de sus protagonistas.
No quedó lugar para las dudas del propósito del encuentro que fue animado por Eliana Cere, la bella Elsa del Arendelle libertario.
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La bajada de línea cambiaba de formas, pero no de fondo con la misa evangélica a cargo de los tres pastores del arranque; el stand up no apto para intolerantes a la lactosa del cineasta Diego Recalde; la mirada primermundista de Alex Bruesewitz, su traductora con pasta de conductora, y el español Javier Negre; el discurso leído y acartonado del espontáneo tuitero Gordo Dan; el momento académico de Agustín Laje con la cita de autores como los tocayos Friedrich: Nietzsche y Hayek; Max Scheler, Sigmund Freud, Schoeck Helmut. Ver bibliografía abajo.
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El núcleo duro, la apuesta de La Libertad Avanza
Las 2.500 personas que según la organización pagaron la entrada para el variado espectáculo (se vieron varios huecos en las butacas) participaron con la escucha activa las más de cinco horas que duró el evento que coronó Milei con un discurso escuchado varias veces. La diferencia estuvo en que la interpelación al núcleo duro fue directa y anticipa que esa será la clave del proyecto.
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No es casual que se haya hecho mención al temor que tuvo Mauricio Macri de presentarse como hombre de derecha, ya que le antepuso el prefijo “centro” para no espantar electores. En este punto, el mileísmo se parece mucho al kirchnerismo, que no quiere coquetear con los té con leche del espectro ideológico argentino.
Sigue un ejemplo: Laje hizo la reversión diestra del eslogan de la militancia que tiene a Cristina Fernández de Kirchner como referente que sostiene que el “amor vence al odio”. El politólogo, después de leer frases de eruditos y exponer la teoría de la envidia y el resentimiento, concluyó que la derecha moviliza el amor por lo propio.
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Según el cordobés, que no fue lanzado a la carrera electoral, la derecha moviliza las pasiones más sanas del ser humano, mientras que la izquierda malvada pide igualdad abajo y vive como una reina arriba.
A esa altura de la velada, faltaban algunos minutos para el cierre de Milei. La gente estaba fascinada con la orgía de palabras del compendio teórico libertario, pero quería desatar su naturaleza, que pudo calmar con el pequeño pogo y arengas que dirigió cuando llegó el Presidente.
Quiénes son los soldados de la batalla cultural
Según las categorías sociales, de tipo disyuntivas como elige la tropa libertaria, el auditorio estaba compuesto mayoritariamente por grupos de “pibardos” (hombres jóvenes), viejos meados (adultos mayores) y argentinos de bien (parejas heterosexuales, religiosas, que apoyan la vida desde la concepción).
Estas personas tenían a su disposición bibliografía de la editorial Hojas del Sur en caso de que quisieran ampliar sus conocimientos. La batalla cultural, del encumbrado Laje, podía conseguirse por $30.000 y, si el bolsillo no daba para tanto, la biografía de Milei por $10.000. Aquellos asistentes que desearan salir a patear cabezas de zurdos, como propuso el escritor Nicolás Márquez, tenían a disposición los zapatos de cuero de fina punta de la marca Libertarios.
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Si el mensaje debía quedar claro para la tropa de la batalla cultural que Milei pidió militancia total, para la “alta política” también hubo mensajes... y respuestas dadas con ausencias.
Es evidente que Milei no quiere meterse con el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, como ya se sospechaba por la tregua virtual de Las Fuerzas del Cielo de Santiago Caputo, la línea editorial de La Derecha Diario en la provincia y la ausencia de referencias a los gobernadores durante el evento. Sólo el catamarqueño Raúl Jalil fue mencionado como un amigo de la casa.
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Martín Llaryora recibió a Javier Milei y a su hermana Karina Milei.
Algunos hombres insistieron en vano con la carnicería cordobesista a los expositores. La troupe violeta se permitió modales de la alta política.
Sí quedó expuesta la guerra de egos y el cuero todavía blando de las referencias de LLA en la provincia. El jefe de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados, Gabriel Bornoroni, ya tiene a sus aplaudidores entrenados que, cuando encontraron la oportunidad, empezaron a vitorearlo. La escudería de la armadora silvestre, Verónica Sikora, reaccionó al instante. “No me quiero meter en las internas”, dijo Márquez. Karina Milei sentó al vendedor de combustibles a su lado.
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Karina Milei y su armador en Córdoba, Gabriel Bornoroni
Quiénes miran de lejos en Córdoba
En el bar del Hotel Quorum, donde un grupo pastores, algunos periodistas y dirigentes buscaban reponer energías, se comentaba que todo indica que Milei apostará a la lista propia en la provincia. Los insultos permanentes que recibió Villarruel anticipan lo importante que es para LLA contar con lealtades irrestrictas, un valor que no tendría la alta política.
El cuchicheo se completó con el silencio, que significa y anticipa la prudencia que marcará el escenario político que se viene.
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El Círculo Rojo prometía ser la sorpresa de la noche con su presente. No es novedad que apoya a Milei en sus espacios de debate corporativos. Muchas de sus figuras fueron invitadas, pero eligieron ausentarse de esa primera fila.
En el primer renglón figuraba el presidente de Talleres, Andrés Fassi. Otro nombre sobresaliente que tenía el QR disponible era Euclides Bugliotti. Había varios nombres más apuntados. Ninguno asistió al show partidario. Tampoco, la línea de funcionarios.
Córdoba y los costos de la militancia no rentada
La costosa puesta de La Derecha Fest no se solventó con los 70 millones de pesosrecaudados por la venta de entradas a la “militancia no rentada”. Voces expertas tiraban una referencia para dimensionar el valor de la pantalla gigante ubicada en la escenografía: 5.000 dólares el metro.
El amplio salón del Hotel Quorum, sede de innumerables eventos partidarios en la ciudad, estaba bien organizado con sillas y espacios libres para que la asistencia disfrutara con comodidad el festival teórico, que tuvo un solo de guitarra eléctrica antes de que Laje subiera al escenario. Sonó el Himno Nacional Argentino. Con Milei, Panic Show, un clásico de La Renga.
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Al centro, la crema de LLA. Integrantes de la Cámara de Diputados fueron los nombres encumbrados de una noche que prometía funcionarios VIP. Lilia Lemoine, Celeste Ponce y Juliana Santillán tuvieron oportunidad de subir al escenario por contados segundos. El aire era espeso con el correr de las horas, la luz siempre azul y tenue.
La mayoría del público permaneció atento con el correr de las charlas. Quizás el movimiento de la gente se notó en la ponencia teatral del cineasta libertario que propuso un juego de palabras con marcas de yogures y galletas.
La gente abandonó el lugar cuando Milei se despidió. “Quédense para la selfie”, gritó el locutor desde una esquina a la militancia que usó su tiempo en libertad porque varios de los que emprendieron la retirada no volvieron. “¿Pará qué? Si no te vas a ver en la foto”, le dijo un hombre a su novia, que mucho no insistió.