En 2019, Cristina Fernández de Kirchner se jactaba del gesto de amplitud que suponía empoderar, como candidato a presidente, a Alberto Fernández, un hombre que se había pasado una década criticándola en un trajín mediático incansable que ahora, cuatro años y un gobierno fallido después, retoma para volver a la prehistoria de la reunificación peronista: en su gira de despedida, el propio presidente saliente se ha golpeado el pecho por haber sido, dijo, "el único que terminó enfrentado" a CFK, como si ese choque, tan dañino para una sociedad que necesitaba buenos resultados de su administración después del desastre macrista, pudiese ser ponderado como una virtud y no debiera ser juzgado como un déficit clave que explica, en muy buena medida, el desenlace frentetodista, que es más que un fracaso.
Alberto Fernández afirmó que fue el único "que terminó enfrentado con Cristina"
En el show de la autorreivindicación que viene protagonizando con la esperanza de sacarle algún lustre a un gobierno irremediablemente opaco, el presidente saliente dijo que no le gusta "la forma de hacer política", tan "personalista", de la vice saliente.
El lunes lleno de preguntas
¿No lo sabía antes de aceptar integrar la fórmula de 2019, que fue casi una designación como presidente en vistas de la ola anti-Cambiemos sobre la que se montaría luego el triunfo del FdT?
¿No fue capaz de intuir que esa "forma de hacer política" de la expresidenta, "tan personalista", sería un problema con el que iba a tener que lidiar una vez puesto a gobernar?
¿No le importó con tal de cumplir un sueño no confesado que había sepultado bajo la convicción amarga de que no le daba el piné para llegar por sí solo a esa cima, al punto de que su expectativa en la construcción de la coalición era que le dieran la embajada en España, país al que volverá pero sin honores, solo de vez en cuando a dar clases, como antes?
Ya con Cristina en el baile de una convivencia que no hay manera de que no haya presumido compleja, ¿no pudo hacer nada mejor que terminar enfrentado con la figura más influyente del espacio que lo llevó en andas a la Casa Rosada?
¿A quién hay que cargarle la cuota mayor de responsabilidad de no haber sabido administrar esas tensiones, con las consecuencias dramáticas que tuvo ese déficit? ¿A ella, en tanto conductora del peronismo y madre de la criatura? ¿A él, en definitiva presidente de la Nación, más allá de las particularidades que rodearon su entronización?
Como sea, la historia es conocida: la alianza panperonista que en 2019 -aquel tiempo de ilusiones- cocinaron Fernández y Fernández y coronó a último momento Sergio Massa-otro que se había pasado una década construyendo su avenida del medio con toneladas de hormigón volcadas sobre la figura de CFK- implosionó a poco de andar, el Presidente dejó el poder en manos del tercer socio un año y medio antes de terminar su primer mandato constitucional y, claro, no pudo siquiera presentarse por un segundo tiempo -él sostiene que no lo hizo para preservar la unidad de la alianza, cosa que ya no existía-. Aplastado bajo sus pésimos resultados -solo al calor de una decepción gigante es posible comprender la llegada al poder de un freak invertebrado de apenas dos años de edad como La Libertad Avanza-, el FdT debió vestirse de Unión por la Patria para enfrentar la campaña imposible.
Entrevista con Newsweek Argentina 3/12/2023
En las últimas horas, el saliente ensayó un pataleo insólito. “Está mal medida la pobreza. Si hubiera semejante cantidad de pobreza, la Argentina estaría estallada. Yo no puedo entender cómo se concilia que haya 40% de pobreza y, al mismo tiempo, llevemos 37 meses consecutivos de creación de empleo registrado”, le dijo a Noticias Argentinas. Evidentemente, son muchas las cosas que no ha podido entender. Una de ellas, el impacto de una inflación del 140%.
Desde lejos sí se ve. Aquel don de la amplitud que en 2019 La Jefa presentaba como una fortaleza -eso de impulsar como candidato a quien se había pasado una década cricticándola- era, en rigor, el huevo de la serpiente, el germen de un fracaso inexorable: el del Frente de Todos, que, más que tal cosa, ha sido una gran estafa.