Donald Trump despidió con honores al papa Francisco tras confirmar que viajará a Roma para asistir al funeral del pontífice, a quien definió como “un buen hombre que trabajaba duro y amaba al mundo”. El gesto fue interpretado como el cierre para una relación marcada por el enfrentamiento, sobre todo por la ofensiva migratoria del republicano, resistida por el Vaticano.
Al igual que Javier Milei, Trump ordenó que la bandera en la Casa Blanca ondee a media asta y también en todas las instituciones públicas y militares, buques de guerra y misiones diplomáticas extranjeras, "en señal de respeto a la memoria" de Jorge Bergoglio, falleció este lunes a los 88 años.
"Melania y yo iremos al funeral del papa Francisco, en Roma. ¡Estamos deseando estar allí!", escribió Trump en su red Truth Social.
"¡Descansa en paz, papa Francisco! ¡Que Dios lo bendiga a él y a todos quienes lo amaron!", escribió este lunes Trump en homenaje al papa crítico de las políticas antimigratorias del presidente republicano.
"Era un buen hombre, trabajaba duro y amaba al mundo", añadió Trump durante una actividad en la Casa Blanca con motivo de la Pascua.
Vance, el último en visitar al papa
Este domingo, el vicepresidente de Estados Unidos, James Vance, fue una de las últimas personas que visitó a Bergoglio en la Casa Santa Marta.
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James Vance, última persona en visitar al papa Francisco
Vatican Media
"El encuentro, que duró pocos minutos, brindó la oportunidad de intercambiar saludos pascuales", precisó el comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Vance, junto con su familia, participó en la liturgia de la Pasión en la tarde del Viernes Santo; y se reunió el sábado con el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y con el canciller vaticano, arzobispo Paul Gallagher, con quienes habló -se informó oficialmente- sobre la paz, la libertad religiosa y la migración.
La resistencia eclesiástica
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos advirtió que no permitirán la entrada de agentes migratorios a sus templos, reeditando un viejo contrapunto con la Casa Blanca, que ya tuvo en Bergoglio a uno de sus críticos más enfáticos.
Mientras Trump endurece los controles, en México el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum avanza en la construcción de nueve albergues para recibir a migrantes deportados.
Jorge Bergoglio, de Lampedusa a Washington
El último gesto político de Francisco contra las políticas antimigratorias del magnate fue la promoción del cardenal James McElroy como arzobispo de Washington; un nombramiento que, en clave diplomática, se interpretó como un contrapeso progresista frente a la influencia conservadora que impulsa Trump.
La pulseada quedó marcada por dos modelos de mundo enfrentados: el del “muro” que defiende Trump y el de los “puentes” que predica Francisco, una grieta que ni siquiera la muerte del pontífice logró cerrar.