La comisión de Reglamento rechazó de manera unánime la denuncia de la diputada celeste contra la exboxeadora. Otro cruce verbal de alto voltaje.
Diario de la Convención de Santa Fe, día seis: Amalia Granata se quedó sola por impugnar a Locomotora Oliveras
La apertura del trabajo en comisiones este lunes, en el día seis de la Convención constituyente en Santa Fe, tuvo como pico de tensión un chisporroteo verbal con el renovado protagonismo de Amalia Granata por el rechazo unánime del resto del arco político a la impugnación contra Alejandra “Locomotora” Oliveras presentada por la diputada de Somos Vida.
Tal como estaba previsto, arrancó en plena siesta santafesina la tarea de la comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento. La reunión se realizó en el anexo de la Legislatura, ubicado en calle 1° de Mayo, a una cuadra del palacio.
Como los encuentros de las comisiones no son públicos –al menos por ahora-, los periodistas acreditados pusieron inicialmente la ñata contra los vidrios de la puerta de la oficina para después, sigilosamente, abrirse camino. En la práctica, terminó siendo un híbrido.
El tema sobresaliente era la impugnación presentada por Granata en la Convención por considerar que Oliveras había concretado una “maniobra fraudulenta” con su residencia en la provincia para ser candidata a la reforma constitucional. Más temprano, los hijos de “Locomotora” habían ingresado una nota formal a la constituyente en la que pedían que se retirara ese planteo por una cuestión de “humanidad”.
La reunión tenía, además, otro condimento. La presidenta de la comisión es la libertaria Beatriz Brower, esposa del multifacético José Bonacci, quien protagonizó junto con Nicolás Mayoraz y otros diputados el temprano cisma del bloque celeste en 2019. Es decir, enemiga de Granata.
La convencional de Somos Vida apeló a su característica lengua karateca para argumentar la impugnación contra Oliveras. Afirmó que “Locomotora” nunca había podido refutar las denuncias “ni el señor que la sigue, que no me acuerdo el nombre, ni la señora que la sigue, que tampoco sé el nombre”. Se refería a Ariel Sclafani, armador político de la boxeadora y segundo en su lista, y a Karen Fruh, tercera en la nómina.
Sclafani, amigo de “Chiqui” Tapia se desquitó con la misma frase cuando Granata interrumpió la defensa de Oliveras que le tocó ejercer: "Estoy hablando yo, que no me interrumpa esta señora que no sé cómo se llama". Un inesperado homenaje a Guillermo Barros Schelotto, que usó palabras similares en un superclásico de 2004 para hacer enojar a Javier Sodero, entonces entrenador de arqueros de River Plate. En medio de la refriega verbal, la convencional de Somos Vida le revoleó la palabra “trucho”.
El resultado de la votación fue demoledor: todos los integrantes de la comisión, salvo la dirigente celeste, rechazaron a la impugnación. Actuaron en sintonía los convencionales de Unidos, Más para Santa Fe y La Libertad Avanza.
Asoman dos planos en este sentido. Por un lado, un incipiente cordón sanitario de la política santafesina para aislar a Granata. Por el otro, la forma de acumulación en base a estridencias que es una marca de fábrica de la convencional de Somos Vida.