A poco menos de una hora de la hora señalada para el inicio del acto, las 18, el microcentro de la ciudad de La Plata se encontraba paralizado y abarrotado de militantes. Esperaban por Cristina Fernández de Kirchner en el Teatro Argentino, la primera reaparición de la vicepresidenta tras el renunciamiento de Alberto Fernández a la reelección. Con toda la mística peronista a cuestas, La Cámpora y las agrupaciones que componen La Patria es el Otro protagonizaron una movilización multitudinaria que rodeó el coliseo K de la capital bonaerense.
Desde temprano, comenzaron a llegar los micros por la Autopista Buenos Aires – La Plata. La agrupación que conduce Máximo Kirchner se concentró desde las tres de la tarde en Plaza Italia y se desplazó por avenida 7 hasta el monumental edificio ubicado en 9 y 51. En diálogo con Letra P, un dirigente de la organización estimó que serían unos seis mil militantes llegados desde diversos puntos del conurbano para escuchar a La Jefa en la calle, frente a una de las pantallas gigantes dispuestas en las inmediaciones.
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También movilizan fuerte agrupaciones que integran La Patria es el Otro, coordinada por el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque. Hasta el cierre de esta nota, si bien había en las calles carteles de intendentes como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Fernando Espinoza (La Matanza), los jefes comunales tenían una presencia relativa.
La Cámpora y La Patria es el Otro se reservaron los primeros lugares, frente a las dos pantallas gigantes dispuestas en calles 53 y calle 9. Una gran columna llegó de Quilmes, el distrito comandado por la ultracamporista Mayra Mendoza. Frente a la otra pantalla se agruparon las otras agrupaciones K.
En la zona se destacó la mística tradicional de los actos peronistas, con puestos de choripán, banderas, bombos y vendedores ambulantes. “Me vine de Mar del Plata sólo para vender hoy acá y escuchar a Cristina”, dijo a este medio un vendedor que logró una ubicación predilecta para su parrilla.
Otra pantalla estuvo ubicada una cuadra más atrás, en calle 53 y 8. Fue justamente por 53 por donde ingresó masivamente la militancia que llegó desde diferentes puntos de la ciudad, en grandes columnas, pequeños grupos y también individualmente.
Los alrededores estuvieron completamente vallados y con fuerte presencia policial. Una amenaza de bomba, dada a conocer una hora antes del evento, alteró la calma entre el personal de seguridad, aunque no de la multitud.