Las agresiones sufridas en los últimos días por agitadores de La Libertad Avanza -algunos de ellos, con cargos y fueros- son usadas por el Gobierno para señalar la barbarie en el ojo ajeno. Es una trampa: la violencia que enrarece el aire en la Argentina es responsabilidad exclusiva de Javier MIlei.
El viernes pasado, militantes de LLA encabezados por el secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, y los diputados Agustín Romo y Santiago Santurio fueron repudiados y agredidos en la Universidad Nacional de La Plata por organizaciones estudiantiles, docentes y no docentes.
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La delegación libertaria se presentó en la UNLP para dar una charla inmediatamente después del veto presidencial a la ley de financiamiento de las universidades y de la marcha multitudinaria en defensa de esa norma sancionada por el Congreso. El Plan Provocar y Cobrar, de manual, salió a pedir del Gobierno. Después de los incidentes, Romo les advirtió a los "zurditos" que después no lloraran, sin aclarar ante qué eventual represalia.
Veto, tuits y piñas en el Congreso
Este miércoles, en las afueras del Congreso, después de que el oficialismo lograra sostener el veto a la ley, manifestantes identificados con agrupaciones de izquierda le pegaron a Fran Fijap, un youtuber libertario que minutos antes, para celebrar la votación que sepultó la ley que aumentaba el presupuesto destinado al sistema público de educación superior, había tuiteado: "Se mantiene el veto contra el proyecto de los degenerados fiscales. LTA (NdR: "La tienen adentro") zurdos".
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Romo y Fijap no son unos zarpados más mileístas que Milei que se pasan de rosca en su violencia verbal contra las personas que expresan y militan ideas de izquierda. En rigor, no hacen más que seguir el ejemplo.
Unas horas antes de que lo corrieran y le pegaran, el agitador digital había posteado un fragmento del discurso que el Presidente había pronunciado por la mañana frente a una platea de empresarios divertidísimos con el mandatario insultador. "No les demos lugar a los zurdos de mierda", había arengado el jefe del Estado. Fijap había encabezado su tuit anunciando que "Milei aniquiló a los zurdos que lo envidian" y lo había cerrado invitando a darle "RT para que revienten los zurdos". Todo normal.
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Todos los insultos de Javier Milei
Se sabe y aumenta el riesgo de naturalizarlo: el Presidente insulta a todas las personas y grupos que lo critican o simplemente expresan ideas contrarias a su pensamiento. El Presidente no critica ni cuestiona: insulta.
No hay mejor muestra de esto que el panic show que protagonizó el 28 de septiembre en el Parque Lezama, donde celebró la formalización de La Libertad Avanza como partido de alcance nacional: allí descargó una ráfaga impresionante de descalificaciones a periodistas, economistas, sindicalistas, encuestadoras, kichneristas y otros colectivos a los que calificó de ensobrados corruptos soretes siniestros delincuentes sindigarcas parásitos degenerados y econochantas. Además, alentó a sus barrabravas, agitando sus brazos, a cantarles "¡Hijos de puta! ¡Hijos de puta! ¡Hijos de puta!" a todos esos enemigos.
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Cuando la violencia es ejercida y alentada por el Estado y, como en este caso, personalmente por quien lo conduce, todas las réplicas provocadas por particulares o grupos de particulares son su responsabilidad y ningún episodio violento puede ser colocado en un pie de igualdad.
Es lo que intenta hacer, de mínima -de máxima, niega su propia violencia y se victimiza frente a la de sus adversarios- el gobierno libertario en una suerte de actualización de la teoría de los dos demonios, la que suscribe en sintonía con su negacionismo del terrorismo de Estado y su reclamo de la historia completa o las dos verdades, una aspiración que contradice toda la legislación internacional a la que adhiere la Argentina.
No hay dos demonios en el país distópico de la ultraderecha. La violencia es toda de Javier Milei.