LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Pegado al intendente ultra K de Ensenada, Mario Secco, en un acto con poco calor militante y a la misma hora en que Mauricio Macri presentaba su libro en Mar del Plata, el Presidente Alberto Fernández dio un paso más en su hiperactivo raid de año electoral bajo el plan ReivindicAr con el que pretende, de mínima, fortalecer su imagen. Frente al Río de la Plata, Volvió a reivindicar al peronismo y su gestión pese a haber pasado “años muy difíciles” y ante el fantasma macrista mandó un mensaje de unidad, porque pese a los matices, “todos tiramos para el mismo lado”, dijo.
No fue el público más efervescente el que recibió a Fernández en Punta Lara para inaugurar un parque costero, que tras horas de espera ni siquiera se animó cuando la banda del regimiento de infantería entonó el clásico “Muchachos…” mundialista. Sin embargo, el Presidente se mostró positivo y aglutinó al Frente de Todos bajo consignas comunes nacidas del peronismo.
Dijo que el Gobierno tiene como "primera obligación la de tender la mano a los que están más abajo e incluirlos como parte de la sociedad", porque "siempre vamos en socorro de los que más necesitan", y llamó a "poner en valor lo que es nuestro", para diferenciarse así de los amarillos.
"Mario me contó la idea de convertir esta costanera, que además me contaba que era toda privada, yo no entendía cómo. Somos peronistas, somos gente que participa de un movimiento nacional y popular, y no cabe en nuestra cabeza que los que vivan aquí tengan que pagar para disfrutar de lo que es suyo", recalcó el mandatario para ensanchar aún más la grieta y poner luego en la bolsa a todas las tribus en constante ebullición del Frente de Todos.
"Esto es posible hacerlo cuando pensamos un país para ustedes, y cuando los que gobernamos tenemos la misma vocación: un futuro más igualitario", aseguró Fernández mientras soplaba el viento del este, para luego reforzar: “Cuando tenemos la misma vocación todos tiramos para el mismo lado, para el futuro de la Argentina, más igualitaria, más equilibrada socialmente, con más trabajo, con alegría de la gente, que se acerquen al estudio, que todos tengan salud", manifestó. En un párrafo aparte aprovechó para volver a hacer un llamado a la unidad del oficialismo, al minimizar las diferencias, los matices. "Pensamos igual, de forma similar", apuntó el Presidente.
Quien antes y sin metáforas había agitado el fantasma cambiemita fue Secco, que volvió a hablar de “Macri y su pandilla” que frenaron las obras que le había dado Cristina Fernández de Kirchner, según dijo, y que fustigó a la Justicia por la devolución de los fondos de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires al considerar que “merecen el desprecio del pueblo”. La agenda judicial contra la Corte Suprema es el nuevo caballtio de batalla legislativa de la Casa Rosada.
Más directo, sin disimular el tono electoral de la seguidilla de actos presidenciales, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, pidió directamente un “voto de confianza” porque “ellos (el PRO) quieren volver para hacer negocios y nosotros para que nuestra gente viva cada día mejor”.
En esta ocasión el Presidente no estuvo rodeado por intendentes, con en los almuerzos que encabezó primero en Mar del Plata y después en Exaltación de la Cruz. Además de Secco, solo se acercó el intendente de Berisso, Fabián Cagliardi. Por parte del gabinete albertista estuvieron la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, y el ministro de Desarrollo Territoial y Hábitat, Santiago Maggiotti.