ROSARIO (Corresponsalía Santa Fe) En puntas de pie, con guantes de seda, Alberto Fernández y Sergio Massa ofrecieron la primera postal de gestión del renacido Frente de Todos (FdT). En Cañada de Gómez, a 60 kilómetros de Rosario, celebraron juntos una gestión del Ministerio de Transporte, que conduce políticamente el tigrense. Eso sí, solo el Presidente dio un discurso. El flamante superministro le cubrió las espaldas.
La inauguración de un tren de cercanía fue la excusa formal para la primera foto de ambos en el territorio. De socio involuntario ofició el gobernador Omar Perotti, quien fue el primero de los mandatarios provinciales en pedir públicamente el ingreso de Massa al gabinete. Acompañó un cúmulo no menor de intendentes, legisladores y dirigentes. Lo vale realmente la gestión: la vuelta del tren a un ramal que se había abandonado hace 45 años.
No obstante, todo, en este inicio de la Fase M, es celosamente cuidado y resguardado. Un gesto vale millones. Los vagones partieron desde Rosario a las 9.30 con Perotti a la cabeza: Fernández y Massa se subieron al tren en marcha en la última estación, el pueblo de Correa, para llegar a Cañada, punta del recorrido.
Con todo, Massa fue la vedette del acto, a quien la dirigencia santafesina persiguió con énfasis para una foto, quien se llevó las primeras ovaciones del público. Él respondió a todo, con buena predisposición, pero perfil bajo. Cuidando las formas, respetando la investidura presidencial. Ya en el escenario, la intendenta local, la peronista Stella Clérici, lo abrazó y le dijo: “Necesitamos que nos vaya bien”. El Presidente solo miraba a su lado.
Perotti y el ministro Alexis Guerrera también cuidaron sus formas. Ambos destacaron primero la gestión del Presidente y luego ponderaron a Massa. El gobernador, que reivindicó con énfasis la obra, dejó de lado las críticas que le venía marcando a Fernández y eligió ir para adelante, buscar futuro de la mano del titular de Economía. “Ramal que abre, región que progresa”, se entusiasmó el rafaelino.
Cuando le tocó cerrar el acto, Fernández se adelantó unos pasos y dejó a Massa atrás. Ganó el centro de escena. Toda una postal.
El jefe de la Casa Rosada auguró un “futuro promisorio” y defendió la unidad del FdT por la que “tanto” luchó. Para finalizar, casi como una frase de rigor, soltó: “Sergio sabe, como yo, la obligación que tenemos con cada uno de ustedes”. Ovación otra vez.
En el medio, no se olvidó del intendente Pablo Javkin, quien no se subió al escenario y siguió el acto desde un lateral. En los últimos días, recrudeció la violencia en Rosario, con récord de homicidios y muertes de menores de edad. “Es una ciudad que todos queremos cuidar y valorar”, atinó a decir Fernández. “El desafío de Sergio es el desafío de todos nosotros, terminar de ordenar la economía”, agregó más tarde, abordado por periodistas.
Se fueron de la estación de trenes como dos rockstars. Por separado, enfundados en abrazos, besos y pedidos de selfis. Fernández les regaló unas palabras más a los medios, Massa aclaró que no hablaba. Su silencio, otro gesto, para proteger la frágil paz del Gobierno.