Hasta el sábado, en la Cámara de Diputados daban casi por descontada la realización de una sesión prevista para este miércoles. Iba a ser la primera encabezada por la flamante presidenta del cuerpo, Cecilia Moreau. Sin embargo, los planes fueron suspendidos este lunes en medio de una negociación silenciosa. Sucedió entre las esquirlas de los incidentes que se registraron el fin de semana en la esquina donde vive la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y las dificultades que le adjudican al oficialismo para aprobar la prórroga de seis impuestos nacionales, el único proyecto que Silvina Batakis envió al Congreso mientras condujo el Ministerio de Economía.
Los tiempos para convocar al recinto se consumieron este lunes. En los planes originales del oficialismo, el objetivo era acordar con la oposición a una maratónica sesión y llegar con una serie de dictámenes para acelerar los proyectos pendientes antes del 15 de septiembre. Es el plazo final para que el Ejecutivo presente el proyecto de Presupuesto 2023 y comience un trámite que podría hegemonizar una parte de lo que resta del año. La idea incluía un rodaje previo con una serie de reuniones de comisión para dictaminar más proyectos y sumarlos al temario. Ese punto seguirá en pie con cuatro reuniones de las comisiones de Presupuesto, Comercio, Salud y Cultura, además de un encuentro de la Bicameral de Niñez y Adolescencia con la presencia de la defensora Marisa Graham.
El jueves se concretará un capítulo reclamado por Juntos por el Cambio. Un plenario de las comisiones de Finanzas y de Presupuesto comenzará a tratar "la situación de los créditos hipotecarios UVA". El encuentro será informativo y tendrá como invitados a "autoridades de entidades y asociaciones bancarias".
La hoja de ruta se desdibujó el sábado entre la instalación de las vallas que dispuso el gobierno porteño en Uruguay y Juncal, y la represión que desató la policía porteña cuando un grupo de manifestantes derribaron el cerco metálico. La tensión de Recoleta llegó directo a Diputados porque empeoró un clima que ya venía enrarecido desde la semana pasada. En sólo cinco días el mayor interbloque opositor presentó dos pedidos de juicio político contra el presidente Alberto Fernández. El primero, impulsado por radical Ricardo Buryaille, para investigarlo por el respaldo que le dio a Cristina y el segundo, respaldado por casi todo el interbloque, por las declaraciones que hizo el Presidente en la primera entrevista que concedió en casi dos meses. Comparó al fiscal de la causa Vialidad, Diego Luciani, con el fallecido Alberto Nisman. El texto no contó con la firma del radical Facundo Manes para expresar el desacuerdo que había anticipado el titular del partido, Gerardo Morales.
Si antes de las vallas se esperaba un áspero debate por los pedidos de juicio político y un intento para emplazar su tratamiento, luego de los incidentes se sumó otro acelerador. Por ambos conflictos se esperaba una larga lista de oradores para presentar cuestiones de privilegio por los incidentes. Esas intervenciones para expresar discursos podrían extender la sesión por cinco horas más de las previstas. En el PRO algunos de sus integrantes pronosticaban una encarnizada pelea a los dos lados de la polarización del recinto que podrían poner en riesgo el resto de la sesión.
Con un oficialismo cohesionado detrás de la defensa de CFK, las dificultades de Juntos por el Cambio quedaron al desnudo por las críticas que lanzó la titular del PRO, Patricia Bullrich contra Rodríguez Larreta por no haber impedido que derribaran las vallas. La escena que eligió el alcalde para defender el operativo contó con la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. La diputada no tendrá problema en cruzar a Bullrich, como ya lo vienen haciendo otros larretistas, como Álvaro González. La exministra sabe que no está sola en sus críticas y podría contar el aventón de Macri, uno de los impulsores en las sombras del segundo pedido de juicio político. A ambos les cayó muy mal que Manes no firmara en desacuerdo. Esas diferencias no llegarán al recinto porque es muy difícil que algún integrante de JxC las ventile delante de sus adversarios, pero en el interbloque opositor creen que el oficialismo utilizará esas debilidades para defenderse.
"Claramente no tenían los votos para votar los proyectos que tienen en carpeta", acusó un diputado macrista para asegurar la interpretación que tienen sus pares. Considera que el freno de la sesión tiene que ver con la ausencia de respaldo para la prórroga de seis impuestos coparticipables. Representan el 32% de los ingresos para las provincias y ya tiene dictamen firmado por el oficialismo. JxC quería debatir el método de distribución para las asignaciones específicas y no firmó el dictamen. En el FdT no le dan crédito a la falta de votos que menciona la alianza opositora pero prefieren que el momento de sellar acuerdos se aleje un poco de las ondas expansivas del sábado. Con este clima todo puede resultar más difícil de lo que ya es, admiten en el bloque panperonista. No hay mucho tiempo para sorpresas, porque dentro de dos semanas el jefe de Gabinete Juan Manzur ofrecerá informes sobre la gestión como lo establece el artículo 101 de la Constitución.
La intención inicial también era llevar este miércoles al recinto el Consenso Fiscal 2021, donde el oficialismo se prepara para aprobarlo con un JxC dividido, entre el posible respaldo de la UCR y la negativa del PRO, como sucedió en el Senado. En el temario que no fue también aparecían la nueva ley de enfermería, la renovación del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego, la creación de las universidades nacionales de Saladillo, Pinar y del Delta.