Para seguir creyendo que una victoria es posible en la doble guerra que libra -una contra los precios en las góndolas, otra contra el kirchnerismo en la interna del Frente de Todos-, Martín Guzmán espera que la inflación de mayo vuelva a marcar un descenso, aunque sabe que, para sostener una baja que no dispare la anualización por encima del 70%, deberá bajar su techo para que quede más cerca del 5% que del 5,5%. El plan del ministro de Economía es lograr un "descenso sostenido" del IPC, pero sin que sea pronunciado de un mes a otro, de modo de lograr quitarle el factor inercial y cumplir metas alcanzables. El jefe del Palacio de Hacienda evita los pronósticos, pero lo hace el mercado: para consultoras y analistas, durante el segundo semestre será necesario flotar por debajo del 4% mensual para evitar que las remarcaciones superen la suba de casi el 20% en relación al 50,9% de 2021.
El objetivo de Guzmán es conseguir "una disminución de la inflación paulatina, pero sostenible". Así lo planteó en sus últimas intervenciones mediáticas, un raid que le sirvió para responder con gestión a las críticas que surgieron desde todo el arco de los socios del presidente Alberto Fernández en la coalición oficialista. A los embates del kirchnerismo, encabezados por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que se llamó a silencio en las últimas semanas, se le sumó la presión del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, con agenda vinculada a impuesto a las Ganancias y al costo en el poder adquisitivo del monotributo.
"No tiene sentido forzar una baja a como dé lugar para que después reviente la inflación reprimida", señaló una fuente del quinto piso del Palacio de Hacienda consultada por Letra P. Por el contrario, la intención es frenar por escalones el aumento generalizado de los precios, aunque Guzmán esquiva brindar números que eventualmente lo condenen. Si bien se espera que el número de mayo esté más cerca del 5% que del 6%, por ahora está guardando la previsión al oído público, luego del pico del 6,7% de marzo, que se redujo 0,7% en abril.
El Índice de Precios al Consumidor que mostrará el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) el jueves 14 de junio tendrá poco de influencia directa de Guzmán, en su carácter de superministro. Habrá arrastre de la gestión del saliente secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, e incidencia casi nula de Guillermo Hang, el flamante titular del área, hombre alineado con el ministro de Economía. De hecho, hasta el momento, el nuevo funcionario no mantuvo reuniones con las alimenticias, el sector más caliente de las remarcaciones en las góndolas y donde el Gobierno pone sus fichas para pisar los precios.
La política de seducción que integra el plan Guzmán busca que las empresas con capacidad para recalentar la inflación lancen un ancla voluntaria de los precios, a la espera de un éxito en el plan de estabilización macroeconómica. El jefe del Palacio de Hacienda asumió dos metas concretas para darle volumen a su gestión: bajar de manera sostenida el índice inflacionario y garantizar el abastecimiento de gas durante el invierno como parte del programa energético de mediano y largo plazo.
Según sostiene en público y en privado, el abastecimiento de gas para residencias y empresas "está garantizado", a pesar de la desconfianza que existe en las distribuidoras energéticas y en las fábricas. Para el ministro, existe una "operación mediática" sobre la posibilidad de cortes durante el invierno ante picos de demanda. Afirma que el acuerdo con Brasil, Bolivia y Chile, sumado a la importación de Gas Natural Licuado (GNL), alcanzará para pasar el invierno. 2023 tendrá un panorama relajado si el gasoducto Néstor Kirchner ya está inyectando gas de Vaca Muerta para todo el país.
Según un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), "se proyecta una tasa de inflación para el mes de mayo del 5%" y una proyección de la tasa de inflación para todo el año "cercana al 70%". El Observatorio de Políticas Públicas de la casa de estudios, alineado con el cristinista Instituto Patria, alertó que ese piso pondrá en juego la erosión de los salarios.
Para el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), "el Gobierno tiene que tomar las definiciones sobre los precios que regula de forma directa y poner sobre la mesa la evolución de los principales costos que administra: el tipo de cambio, los combustibles y las tarifas". "Lamentablemente, el actual programa oficial de metas fiscales y monetarias, junto a ciertas intervenciones puntuales de precios, va destinado al fracaso. El mismo yerra en el diagnóstico, al sostener que la inflación es principalmente un problema de finanzas públicas", sostuvo en un informe.
"El inevitable fracaso del programa oficial de precios se da en un contexto de una inflación que escala peligrosamente al 65-70% anual. Esa cifra pone la economía sobre una zona de riesgo de desestabilización si la previsible escasez de divisas del próximo año llega a traducirse en una devaluación brusca de nuestra moneda", alertó el CESO.