El fin de ciclo ya llegó. Ahora, ¿cómo se sigue? Sobre esa pregunta empieza a transitar la vida política y social de San Lorenzo, que lentamente convierte marchas, insultos, escraches y silbidos en un abanico de propuestas, agrupaciones, alianzas y candidatos para las elecciones que se vienen. Aún no se sabe cuándo, pero se vienen.
Es el nuevo escenario que se construye sobre los cimientos de la fallida gestión de Marcelo Tinelli, quien renunció dos años y medio después de arrasar con el 82% de los votos (con un año de licencia en el medio). Sin Tinelli y con el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, intentando dosificar los traumas de su salida, en San Lorenzo nadie se anima a pronosticar ni la fecha ni quién será la próxima persona que asuma la conducción de este club en crisis.
La bronca que fumigó al Nuevo Gasómetro durante toda la Copa de la Liga –el equipo no ganó como local en todo el torneo, con tres derrotas y cuatro empates– ya alcanzó otras latitudes. Quedó evidenciado en la noche de este jueves, cuando se había convocado la Asamblea Ordinaria de Socios y Socias para tratar el presupuesto del ejercicio 2022/23 y el balance del 2021/22, un encuentro que quedará pendiente hasta nuevo aviso: una mayoría de asambleístas argumentaron que las condiciones de seguridad no estaban garantizadas y la Asamblea se suspendió.
¿Por qué dijeron eso? Porque en simultáneo a la Asamblea, un sector de la oposición había convocado a una marcha en Avenida La Plata con banderas y los hashtags #VotenPorSanLorenzo y #FueraTraidores, que interpelaban directamente a quienes iban a participar de esa instancia. La sede, los negocios cerrados y algunas pintadas y banderas en la distribuidora de vinos y bebidas de Lammens –ubicada a pocas cuadras de la esquina de la concentración– homologaban en postales la tensión de Boedo, donde una canción sobresalió sobre otras: “Dirigentes, dirigentes, no se lo decimos más, si no llaman a elecciones, qué quilombo se va a armar”.
Como en todo ámbito, las movilizaciones empujan y lo que busca el sector que motoriza la convocatoria –referenciado en Marcelo Culotta, de Orden y Progreso Sanlorencista– es que se llame a comicios cuanto antes. El pedido es el mismo de las últimas concentraciones en Avenida La Plata y frente al Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación.
Recalculando salidas
En la reunión de Comisión Directiva del martes pasado, que se realizó por Zoom para enfriar un clima cada vez más caldeado, se aprobó la renuncia de Tinelli –aunque nunca la haya comunicado por los canales formales del club, acaso una pintura de su gestión– y se reorganizó la conducción interina: el titular del Sindicato de Televisión (Satsaid), Horacio Arreceygor, se mantuvo como presidente, Lammens pasó de ser vicepresidente segundo a vocal y Miguel Mastrosimone, de secretario a vice primero.
Ante el pedido de César Francis, vocal por la oposición y referente de Volver a San Lorenzo, Arreceygor se comprometió a tratar la próxima semana el cronograma y calendario electoral. La fecha puede ser en 90, 120 o 180 días.
Con este reordenamiento jerárquico, Lammens envió una señal: luego de su carta pública en la que anunciaba su intención de llamar a elecciones anticipadas, el ministro empieza a apartarse formalmente, algo que en su círculo reconocen que debió haber hecho en 2019.
Convencido de que los insultos, los escraches y la marcha a su Ministerio son fogoneados por un sector del PJ porteño, Lammens ya reconoció que su ciclo en San Lorenzo está cumplido, algo que expresaba en privado hace dos años y medio. En aquel momento, Tinelli lo convenció de que al menos lo acompañara en una vicepresidencia testimonial, que el desbande financiero y los malos resultados transformaron en mucho más que eso.
Ahora, la relación de Lammens y Tinelli está rota, un denominador común en todas las personas que se unieron o asociaron con el conductor televisivo en todos estos años en los que intentó dominar el fangoso terreno del poder del fútbol y la gestión deportiva.
¿Apoyará alguna candidatura Tinelli? Hay quienes afirman que ya eligió un nombre, aunque ese aspirante, al menos por ahora, prefiere relativizar preferencias. Sabe que el aval del expresidente, más que una bendición, puede ser una cruz a sus intenciones electorales.
Lo cierto es que el mapa electoral cambiará sustancialmente con respecto a 2019. A la oposición ya consolidada –Francis, Culotta– se le suman postulantes con un pasado en el oficialismo –Marcelo Moretti es uno de ellos– y otros microespacios que deben construir un chasis electoral si es que quieren participar. Ya nadie sacará el 80% de los votos, como sucedió en la última década. La competencia será mucho más fragmentada y eso, de una u otra manera, ilusiona a todos los sectores por igual.