LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) En medio de la tensión con la tropa intendentista del conurbano y al calor de la discusión por el reparto de los fondos para obras en municipios para el año electoral, el gobernador Axel Kicillof, Máximo Kirchner y los jefes comunales reactivan la “Mesa de los lunes”, donde se discutirá la estrategia de campaña del Frente de Todos (FdT) en los distritos del Gran Buenos Aires y cómo se desplegará -en sintonía- la gestión bonaerense.
Otra vez -como en varias de sus ediciones pasadas- esta mesa de los lunes versión 2022 también es casi exclusiva para varones: no asisten las intendentas Mayra Mendoza (Quilmes), Blanca Cantero (Presidente Perón) y Mariel Fernández (Moreno) y, hasta el momento, solo participa una mujer, la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, quien se sumó este año.
El espacio nació en la campaña de 2019 y se extendió a los primeros meses de la gestión de Kicillof, que los lunes a la tarde abría la residencia para recibir a Kirchner, a Sergio Massa, a intendentes de peso del conurbano y a algunos ministros nacionales.
Postpandemia, el espacio volvió a activarse para la campaña de 2021. Ya entonces adquirió un perfil claro: sin representantes del Movimiento Evita, sin intendentes del interior provincial y sin mujeres. Mendoza nunca fue de la partida, como tampoco la vicegobernadora y exintendenta de La Matanza, Verónica Magario. Sus ausencias no tuvieron explicaciones claras.
El año pasado, en las mesas de los lunes se discutió, entre otros temas, el armado de las listas para las legislativas, que terminaron marcando un duro revés para el FdT en la provincia, tras lo cual se agudizaron las tensiones hasta entonces subterráneas entre Kicillof y algunos de los intendentes, que reprochaban al mandatario no haber desplegado obras de impacto en sus distritos como uno de los argumentos para explicar la derrota.
La decisión de volver a la mesa de los lunes apunta ahora a contener un escenario político interno complicado, con el gobernador intentando juntar músculo político para su proyecto reeleccionista y los jefes comunales en una suerte de movimiento de repliegue sobre sus distritos para intentar blindarse -con sus artes y oficios- de una eventual ola de votos opositores en las elecciones del año próximo.
La lista de asistentes tiene a varios intendentes todavía en roles ejecutivos, pero pensando en volver a sus distritos, como hicieron Juan Zabaleta (Hurlingham) y Jorge Ferraresi (Avellaneda): el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde; el titular de Infraestructura, Leonardi Nardini; Ariel Sujarchuk, secretario de Economía del Conocimiento y el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. También asisten Mariano Cascallares (con licencia en Almirante Brown para ocupar una banca en Diputados); Gustavo Menéndez y los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza); Federico Achával (Pilar) y Alberto Descalzo (Ituzaingó).
A esa lista se sumó un massista: el jefe comunal de San Fernando, Luis Andreotti, fue invitado a la reunión del lunes pasado y se integrará para llevar una voz del Frente Renovador en representación de Sergio Massa, uno de los miembros fundadores de esta mesa.
Pero la mesa tiene varias ausencias notorias. A la quilmeña camporista Mendoza se suma Mariel Fernández, de Moreno y enrolada en el Movimiento Evita, hoy abiertamente en pugna con La Cámpora y el cristinismo e intentando instalar candidatos propios en La Matanza y otros distritos peronistas.
Operativo contención
El vínculo entre el gobierno bonaerense y los intendentes viene con sobresaltos. En la reunión del pasado 19 de octubre, varios de ellos alzaron la voz y pusieron sobre la mesa diversos planteos, entre ellos, el reparto de fondos incluido en el proyecto de Presupuesto, las obras previstas para los distritos, la seguridad y la necesidad de asistencia para hacer frente al pago de los aumentos salariales que los municipios otorgan a sus empleados.
“Fue intenso, tuvo muchos pases de factura”, dijeron a Letra P testigos del encuentro, que se convocó en medio de un clima enrarecido: desde hacía semanas, en el entorno del intendentismo alineado con Kirchner habían echado a correr una hipótesis muy molesta para el gobernador bonaerense, sobre la posibilidad de que Kicillof se proyecte como candidato presidencial y deje la carrera por la gobernación en manos de Insaurralde.
Por eso, Kicillof decidió formalizar ahora el espacio. A la reunión del lunes se sumará otra con fecha confirmada: será el próximo lunes, también en la residencia de Kicillof. Y continuará hasta fin de año, en la antesala de un verano que tendrá fuerte tono de campaña.
La idea es contener ese malestar y mantener al día una pulseada que ahora se centrará en el reparto de los fondos y las partidas previstas en el cálculo de gastos para 2023 elaborado por Kicillof y sus equipos. La iniciativa tiene que votarse en la Legislatura, donde los intendentes juegan un rol clave. El gobernador no quiere sobresaltos ni cortocircuitos.
El reunionismo también servirá, entienden en La Plata, para aplacar quejas sobre cómo se despliega la gestión bonaernse en los distritos, un dato clave para la campaña que ya arrancó.