LETRA P EN SAN PABLO

Lula cerró con un carnaval y espera confiado el ballotage

Este portal acompañó la caravana festiva del líder del PT, que dirigió la orquesta. Baile, voto verde y Janja superstar. Por qué le piden un tercer tiempo.

SAN PABLO (Enviado especial) Cuando el candidato a presidente de Brasil por el Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, abandona el búnker partidario que montó su campaña en el centro de esta ciudad, Daniel, un afrodescendiente con el pelo mota y un delantal de cocinero, salta de alegría y grita mientras aprieta un celular contra su pecho. “¡Era Lula!”, le grita a una compañera de la cocina en la que trabaja todos los días.

 

Para este hombre de casi 40 años, el expresidente merece regresar al Palacio de Planalto porque “en el pasado ayudó a mucha gente”. “El salario está mal, está pésimo con este gobierno”, asegura. 

 

Sobre la Avenida Paulista, el PT montó un carnaval político. La calle está separada por una valla metálica: de un lado, el camión móvil del veterano líder sindical junto a columnas de organizaciones políticas y sociales; del otro, su electorado sin afiliación, que lo acompaña a pie o en bicicleta y le pide a gritos una mirada, un saludo o un autógrafo. Desde las alturas, gente en los balcones y Lula dando órdenes: orquesta, dirige, habla con su esposa, Janja -está a cargo del micrófono-, con la seguridad y con el público. Cuando le piden que frene, frena; cuando acepta banderas para firmar, le llueven desde el cielo encapotado y cuando pide acelerar, lo intentan, pero la marea no lo permite. 

 

 

Una mujer -también afrodescendiente, con las ropas típicas de su comunidad- camina acompañada por dos de sus hijos, uno de cada lado. “Quería venir y no le pudimos decir que no”, le explica uno de ellos a este portal. Su andar, lento y cuidadoso, se vuelve un riesgo ante la multitud que se abalanza contra el camión de la fórmula presidencial. Los gritos de cuidado no alcanzan. La música ensordece las voces y los gritos de Janja entusiasman a la juventud. “Lo voto a Lula porque fue el mejor gobierno que vi en toda mi vida”, dice la mujer.

 

La campaña de la oposición llega confiada al ballotage de este domingo. “Todavía no quiero sentarme, porque todavía no gané”, dijo Lula en una conferencia previa al acto. A diferencia de la primera vuelta, cuando el PT anticipaba una victoria sin necesidad de un segundo turno, esta vez hay más mesura. A pesar de la victoria que anticipan las encuestas, que le adjudican una diferencia sobre el presidente Jair Bolsonaro de tres o cuatro puntos, el temor a que las consultoras vuelvan a equivocarse lleva a las figuras petistas a no dar por asegurada la victoria ni con los micrófonos apagados. Este recorrido por el centro paulista es el último esfuerzo proselitista. 

 

En una de las columnas que acompañan al expresidente, las personas están vestidas de verde o con adornos que simulan plantas o animales: reclaman la defensa de la Amazonía. La cuestión ambiental y ese pulmón del planeta se convirtió en uno de los temas más importante de la agenda. Este domingo, Michel, una mujer de casi 40 años, votará a Lula por primera vez. “No estoy acá por él, estoy por el medioambiente. No podemos seguir con este presidente que todos los días destruye nuestras selvas”, dice. Su voto por el PT llegó a partir del apoyo que manifestó la exministra petista Marina Silva, quien cerró heridas que la llevaron a la oposición. Este sábado, fue parte del camión oficial. 

 

Al frente de otra columna, otras dos mujeres afrodescendientes bailan con las ropas típicas del carnaval. En la capital paulista la temperatura ya supera los 30 grados y la gente no camina, baila al ritmo de los jingles de campaña o de las comparsas improvisadas. En el medio marcha la Central de Trabajadores y Trabajadoras Brasileños (CTB), una de las centrales sindicales más grandes del país”. “Voto a Lula porque es como un padre para todos nosotros”, relata Cristiano, un hombre que trabajaba en la industria naval hasta el gobierno de Bolsonaro, cuando se quedó sin empleo. “El presidente me tiró a la calle, pero Lula siempre me cuidó”, asegura. 

 

En el camión, Janja comanda el micrófono y es la encargada de cantar con el público. Desde su casamiento con el expresidente, ocupó un rol importante en la campaña y siempre aparece con su marido. Por eso, algunas personas gritan “JanLu”, un juego de palabras con los dos nombres.

 

El hombre que busca su tercer mandato presidencial tiene la camisa de jean mojada, la transpiración se le nota en la cara y está despeinado. Llama a un encargado de seguridad y la caravana vuelve a detenerse. El expresidente junta sus dos manos sobre el pecho, como si rezara. De repente, la marcha vuelve a tomar velocidad. A pocos metros se ven ambulancias y sirenas de la Policía que indican el final del recorrido. 

 

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