SEMANA SANTA FE

En la cancha del espionaje

Al querer ser querellante, Perotti le dio entidad al escándalo que sacude a Sain y su gestión. Ingreso al barro y presión a los fiscales que investigan.

Omar Perotti movió. A su manera, a sus tiempos, el gobernador de Santa Fe tiró sus fichas sobre la mesa en la investigación por supuesto espionaje ilegal perpetrado por Marcelo Sain, cuando era ministro de Seguridad de la gestión del rafaelino. En un objetivo a tres bandas, la Casa Gris se mete de lleno en un escándalo que la sacudió y no parece correrse de la agenda por un largo tiempo.

 

La idea de presentarse como querellante en la causa era debatida y analizada desde hace rato en las esferas más íntimas del gobierno. Salvo en ocasiones híper puntuales, Perotti siempre se tomó su tiempo para tomar decisiones de grosor. Y dichos plazos los conoce solo él, no se los comparte ni a sus colaboradores más cercanos.

 

Como primera medida, el Ejecutivo apunta a entrar en el terreno de la disputa político que rodea al supuesto espionaje. La cancha de dicho partido venía siendo ocupada sin rivales por la oposición, sobre todo el radicalismo y sobre todo el antecesor de Sain, Maximiliano Pullaro, quien, en su momento, llegó a hablar de “empresa criminal”.

 

Perotti tiene una dificultad central desde el inicio de la gestión peronista. Escasea de voceros políticos, de soldados que dejen la vida por él y enfrenten, aunque sea con una gomera, a los rabiosos opositores. Dicha situación, la del espionaje, volvió a dejarlo de manifiesto. Y cuando no hablan los propios, hablan los rivales. Es de manual.

 

Por eso, para recuperar tiempo y entrar en el barro de la disputa, Perotti encomienda al Fiscal de Estado a presentarse como querellante. Poco o mucho, la Casa Gris jugó sus números.

 

Pero la movida también es un acto de presión contra el Ministerio Público de la Acusación (MPA), observación que hace todo el perottismo y aliados en la reserva del off. Para el elenco de gobierno, la investigación no tiene sustento y es apalancada en elementos de carente valor. Se lo dijo, en más de una charla telefónica, un mesa chica de Hacemos Santa Fe al fiscal regional Carlos Arietti, de quien depende la causa. “¿Por qué no llaman a audiencia imputativa?”, lo inquirió.

 

El gobierno provincial cree que el MPA va a mantener todo el tiempo posible bajo su suela el avance de la investigación y, en el medio, no se apurará en determinar imputados e imputadas. Si eso ocurre, el escándalo acompañará a Perotti durante gran parte de 2022. Eso no es negocio para la gestión, y tampoco para el peronismo. De ahí el inquirir.

 

Y, por último, la movida también le sacude la estantería a Sain. El ministro rabioso, que le rompió puentes políticos con el PJ y la oposición al propio gobernador, queda más expuesto y desnudo ante la movida de la Casa Gris. Porque al querer ser querellante, Perotti no desconoce la investigación. Puede no estar de acuerdo, pero le da entidad, no la ningunea.

 

Con cambios de fondo en el área de Seguridad y nuevas ondas con viejos enemigos, Perotti revisa de fondo el plan que trazó Sain al mando del Ministerio. Ahí hay una derrota del criminólogo ¿Habrá vuelto?

 

   

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