CRISIS EN VENEZUELA

El diálogo entre el chavismo y la oposición dio un segundo paso alentador

Defensa del territorio nacional y asistencia social, primeros consensos de una negociación tensa y difícil. Elecciones a la vista. Entre el palo y la zanahoria.

La mesa de diálogo inaugurada entre el gobierno chavista y las distintas oposiciones que se lleva adelante en México registró nuevos avances. El último lunes, las partes acordaron los dos primeros puntos: ratificaron la soberanía nacional sobre la Guayana Esequiba –un territorio fronterizo en disputa– y firmaron un “acuerdo parcial para la protección social del pueblo”. Con una nueva cita pautada para fin de mes y un escenario preelectoral que se empieza a definir de cara a los comicios del 21 de noviembre, el país vive un optimismo novedoso.

 

“Volvimos a lograrlo”, dijo el jefe de la delegación chavista, Jorge Rodríguez, con tono triunfal al notificar los avances porque, aunque aún se esté muy lejos de resolver la crisis, el hecho de haber alcanzado acuerdos durante la primera ronda formal no es un detalle menor. Según el Reino de Noruega, que media y organiza los encuentros, el primer punto firmado fue la ratificación de la soberanía sobre el Esequibo, una región de 159 mil kilómetros cuadrados ricos en minerales y otros recursos naturales que hace casi 200 años se encuentra en disputa con la vecina Guyana, disputa que se profundizó en los últimos años a raíz del hallazgo de yacimientos petrolíferos. Históricamente, esta disputa ha generado unidad política en Venezuela y se convirtió esta vez en una buena puerta de entrada para seguir buscando acuerdos.

 

El segundo entendimiento está destinado a atender la crisis social mediante la creación de una mesa nacional compuesta por tres integrantes de cada sector. Es el punto más importante, porque será el primero en atender el día a día de la población, especialmente, como aseguraron las partes, “en las áreas de salud y alimentación” a raíz de la pandemia. Además, cada delegación nombrará a dos personas que buscarán revisar los “inconvenientes derivados del sobrecumplimiento en el sistema financiero en operaciones relacionadas a las sanciones”, es decir, iniciar el desmantelamiento de las sanciones económicas que pesan sobre el país y dificultan la recuperación económica.

 

Con este escenario, el oficialismo logró marcar la cancha, porque consiguió concretar los dos puntos que había presentado al inicio de esta mesa. Para el gobierno de Nicolás Maduro, la máxima preocupación son las sanciones internacionales, una herramienta que la oposición celebró para presionar por su renuncia, pero que no provocaron su caída y, en cambio, impactaron en el día a día generando un malestar que se manifiesta en encuestas en contra del gobierno y también de la oposición. El chavismo sabe que, para resolverlas, deberá llegar a buen puerto con las negociaciones porque Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, sus principales impulsores, las levantarán cuando observen una fidedigna intención de alcanzar soluciones junto a la oposición. Además, ¿qué actor venezolano podría estar en contra de levantarlas? ¿Cómo justificaría Juan Guaidó una negativa para trabajar en procura de ello? El oficialismo ha mostrado una gran habilidad durante estos días y ha alcanzado los objetivos que se propuso.

 

En diálogo con Letra P, Pablo Andrés Quintero, politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, aseguró que el país “no vive una sola crisis, sino muchas”, y que el diálogo no logrará solucionarlas en su conjunto, pero “permitirá bajarle la presión al conflicto político y avanzar en los aspectos económicos”. “Se podrá pasar de una fase de estancamiento a una de desarrollo o de procesos de cambio. Lo que se busca es generar circunstancias para avanzar y generar oportunidades”, agregó.

 

Durante estos días, desde Caracas llegaron al Museo de Antropología de México, la sede del diálogo, buenas y malas noticias. La positiva fue que la oposición, nucleada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), confirmó que participará de las elecciones regionales del 21 de noviembre, las que contarán, según el Consejo Nacional Electoral (CNE), con más de 70 mil candidatos. De esta manera, la combinación compuesta entre el diálogo y unos comicios competitivos generan nuevas expectativas a futuro, especialmente en función de las presidenciales pautadas para 2024. “Los resultados del diálogo pueden influir en forma negativa o positiva en las elecciones”, afirmó Quintero, quien agregó: “Si la población percibe que el diálogo no llegó a nada y no presenta resultados, la desesperanza y la incertidumbre pueden aumentar”.

 

Por otro lado, la mala fue que Maduro mantuvo su característica retórica y, en una entrevista, anunció que exigirá que haya “justicia severa” contra Guaidó y declaró que “sueña” con ver el día en que el líder de Voluntad Popular y autoproclamado presidente pague “ante la justicia”. “Y yo (sueño) con que Venezuela sea libre y democrática”, le respondió Guaidó. Si el oficialismo aún pretende presentar estas demandas en México y alcanzar, a la vez, acuerdos consensuados, podría ir olvidándose de alguna de esas aspiraciones, porque la oposición no estará dispuesta a aceptar que Guaidó sea juzgado por liderar lo que entienden como una “lucha democrática en contra de una dictadura”. El presidente pareciera querer equilibrarse entre el diálogo y la apertura que ello conlleva y la retórica destinada a su núcleo más duro. De todas maneras, no es un antecedente muy positivo.

 

Con este escenario en movimiento, emergen dos fechas clave en el futuro. La primera será la nueva mesa de negociaciones, que se desarrollará entre el 24 y el 27 de septiembre, en la que se discutirán, según anunció Noruega, los asuntos referidos al “respeto del Estado constitucional de derecho”, especialmente sobre la justicia y la Constitución, así como la “protección de la economía nacional”. La segunda, las elecciones de noviembre, una parada fundamental de un recorrido que recién inicia y que está lejos de terminar, pero que, después de mucho tiempo, avanza. Eso, a esta altura de los acontecimientos, no es poco.

 

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