Como es tradición en México, la elección de mitad de mandato –promocionada esta vez como la más grande de la historia– debilitó al gobierno. Según los datos parciales del escrutinio, asumidos este lunes como una realidad por el presidente de izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el oficialismo retendrá la mayoría simple en la Cámara de Diputados, pero perderá la calificada con la que contaba desde 2018, lo que le permitirá seguir sacando leyes ordinarias aunque no las enmiendas constitucionales que demandaba su programa de reformas más ambiciosas.
La elección fue seguida con atención en Buenos Aires, dado que el gobierno mexicano es el principal aliado regional de la administración que encabeza Alberto Fernández. Además, constituyó un caso testigo sobre la reacción del electorado en medio de una pandemia que se cebó muy duramente con ese país –el cuarto con más muertos en el mundo, casi 230 mil–, aunque dio tregua en las últimas semanas, y que derrumbó la economía el año pasado 8,5% para dejar paso a un rebote esperado del 6,5% en el actual.
Si el acto fue presentado como una suerte de referendo sobre la gestión del jefe de Estado de 67 años, la primera conclusión es que aprobó, aunque no con la nota deseada. Uno de los principales ítems de la jornada fue la elección de 15 de los 32 gobernadores del país, puja en la que la alianza oficialista Morena se habría quedado con diez. Dentro de la alianza opositora –que incluyó al eterno Partido Revolucionario Institucional, PRI; al conservador Partido Acción Nacional, PAN, y al izquierdista Partido de la Revolución Democrática, PRD– la primera de esas agrupaciones perdió los ocho estados que lideraba y la segunda perdería dos de las cuatro que gobernaba. Así, Morena se impondría en Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Sonora, Colima, Campeche, Nayarit, Guerrero, Tlaxcala y Zacatecas.
Sin embargo, el capítulo más seguido de la elección fue la renovación –que se produce cada tres años– de la Cámara de Diputados de 500 miembros. Según el escrutinio oficial, Morena se quedaría desde su asunción el 1 de septiembre con 203 bancas, las que sumadas a sus partidos aliados llegarían a 281, bien por debajo de las 331 que hasta ahora dejaban al oficialismo cerca de las 360 que dan los dos tercios. La oposición unificada, en tanto, subiría de 168 a 219.
Con el resultado, queda "garantizado el Presupuesto, suficiente para los más necesitados, los más pobres", se consoló AMLO este lunes. Eso, sin embargo, implica que las reformas que requieren de mayoría especial y que –esperaba– debían a marcar su legado, probablemente queden en la cuenta del debe.
El mercado financiero festejó el nuevo escenario, que implica la puesta en stand by de la agenda más intervencionista del gobierno. En la apertura de la rueda de este lunes, se fortalecían el peso y la bolsa.
Una de las reformas más ambiciosas de López Obrador es la de la Ley de Hidrocarburos, por la cual la anterior administración priísta abrió el mercado petrolero a la iniciativa privada en detrimento del monopolio de la estatal Pemex. AMLO pugna por revertirla, pero su ofensiva quedó en suspenso tras la intervención de la Justicia y ahora, en el nuevo escenario, le costará aun más imponer su criterio. El mismo camino de judicialización ha seguido la reforma en la Justicia.
Mientras, esperaba su turno la de organismos autónomos como el Instituto Nacional Electoral –INE–, la Comisión Federal de Competencia Económica –COFECE– y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales –INAI–, vistos como adversos por parte del gobierno. Asimismo, una reforma impositiva que tenía en vilo al establishment económico y que ahora quedaría postergada sin plazos.
Así las cosas, el oficialismo de centroizquierda se ratificó como el principal sector de la política mexicana, incluso cuando debió enfrentar a una oposición unificada de modo llamativo dadas sus diferencias históricas y su heterogeneidad. Eso no es poco en el escenario de pandemia y crisis económica, que afectó severamente a un país en el que cerca de la mitad de su población vive en la pobreza. Sin embargo, el programa de López Obrador no fue refrendado por la mayoría que este esperaba y su construcción queda momentáneamente en pausa.
La política, sobre todo cuando se la entiende como un proceso de cambio, es una construcción que suele avanzar detrás de la impaciencia.