Un triunfo arrollador en las elecciones locales le dio al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, el aire que buscaba para posicionarse en la discusión nacional de Juntos por el Cambio y le propinó un duro golpe al peronismo, que llegó dividido en cinco frentes electorales y protagonizó una derrota histórica a menos de un mes del cierre de las listas nacionales del Frente de Todos, que ahora buscará ordenar la Casa Rosada.
Con la oposición fragmentada y otra coalición oficialista liderada por el vicegobernador Carlos Haquim, también en la cancha, Morales tenía la victoria de su frente, Cambia Jujuy, asegurada de antemano. El gobernador preparó el escenario e invitó a Jujuy a los otros dirigentes con los que cree que la UCR puede dar pelea en la interna de Juntos por el Cambio, el senador Martín Lousteau y el neurólogo Facundo Manes, que ya se mueve como candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires. También viajó el diputado nacional por Tucumán José Cano.
En la previa, Morales había expresado su fastidio por la interna de Juntos por el Cambio, al afirmar que “se está convirtiendo en una telenovela del PRO”, y marcó la cancha para las elecciones 2023, anotándose en la carrera.
En ese contexto, la Casa Rosada esperaba el triunfo de Morales, aunque se sorprendió con la contundencia de los números y la distancia sobre el peronismo. Al cierre de la jornada del domingo, el frente Cambia Jujuy, que renovaba 13 bancas, superaba el 41% de los votos y hacía cuentas sobre si lograría quedarse con 17 o 18 bancas provinciales sobre las 24 en disputa.
Mucho más atrás, con una diferencia de casi 30 puntos, se contaban los votos identificados el Frente de Todos. De las cincos alianzas que se presentaron, solo el Frente de Todos-Partido Justicialista, que lidera Rubén Rivarola, alcanzaba el piso necesario para obtener lugares en la Legislatura. Con el 98% de las mesas escrutadas, conseguía el 13,45% de los votos.
Las demás expresiones del Frente de Todos no llegaban siquiera al piso requerido para pelear por una banca. Por detrás del Frente de Izquierda, que cosechaba el 7,47% y pudo haberse quedado con parte del voto kirchnerista, se ubicaron el frente Todos por Jujuy, que lidera la diputada nacional Carolina Moisés; el frente Jujuy Puede, del diputado nacional por el Frente de Todos José Luis Martiarena; el Frente Unidos por la Victoria, vinculado con la Tupac Amaru, de Milagro Sala, y el Frente Popular por Vos, del economista de la Universidad de Jujuy Guillermo Sapag.
Entre todos, sumados al PJ de Rivarola, conseguían arañar los 30 puntos, diez por debajo de Morales. El gobernador tuvo victoria doble: contra el peronismo y contra el oficialismo de su vice, Haquim, que tampoco llegaba al piso de los votos requeridos para conseguir una banca con su frente Primero Jujuy.
En la previa, el Gobierno había intentado acercar posiciones entre los diferentes actores del peronismo provincial, Rivarola, Moisés, el senador Guillermo Snopek y el diputado Julio Ferreyra, para evitar la dispersión. No fue posible. Rivarola cuenta con el sello oficial del PJ. Moisés y a Tupac Amaru lo acusan de tener negocios y, prácticamente, una sociedad política con Morales. En la previa, Moisés consiguió fotos con Sergio Massa y Máximo Kirchner y recibió el apoyo de Leopoldo Moreau y del vicepresidente del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), Gustavo López. Aunque se quedó con la porción mayor del voto kirchnerista, no le alcanzó para conseguir un diputado.
Aunque débil, Rivarola se consagró como la referencia más clara del peronismo en la provincia. En Balcarce 50 esperaban los resultados para saber, con claridad, cuánto valía cada espacio del Frente de Todos para sentarse a tomar definiciones sobre los nombres para las listas nacionales, antes del cierre del 24 de julio. Ahora, el presidente Alberto Fernández y la mesa política del Frente de Todos buscarán reordenar la interna y administrar la escasez.