La tercera fue la vencida para el banquero Guillermo Lasso, quien este domingo se convirtió en el presidente electo de Ecuador al imponerse en el ballotage con el 52,51% de los votos sobre el delfín político del exmandatario Rafael Correa, Andrés Arauz, que conquistó el 47,49%. Asumirá el próximo 24 de mayo ante la Asamblea Nacional y deberá liderar los designios de un país marcado por las crisis sanitaria, económica e institucional.
“Es un día histórico. Los ecuatorianos han expresado con su voto el deseo de cambio y de mejores días para todos”, dijo en su primer discurso como mandatario electo. Apareció acompañado de Jaime Nebot, líder histórico del Partido Social Cristiano (PSC), le agradeció a Jaime Durán Barba, partícipe de su campaña, y aseguró que su primera acción luego del triunfo será llevarle una ofrenda floral a la tumba de sus padres.
“Asumiremos con responsabilidad el desafío de cambiar los destinos de nuestra patria y lograr para todos el Ecuador de oportunidades y de prosperidad que todos anhelamos”, agregó.
Con este resultado cambian los nombres del Poder Ejecutivo, pero no así el modelo nacional. A pesar de que el actual mandatario, Lenín Moreno, ganó el ballotage de 2017 como el heredero de Rafael Correa, a los meses rompió sus promesas y aplicó un plan de gobierno neoliberal de achicamiento del Estado en el plano nacional y de acercamiento a los Estados Unidos en el internacional. Por su parte, Lasso, que de todas maneras criticó la presidencia de Moreno durante la campaña, llega al Palacio de Carondelet con un programa de gobierno con las mismas características. Cambian las figuras, pero el equipo se mantiene.
Por su parte, el joven economista Andrés Arauz reconoció su derrota al mismo tiempo que Lasso anunciaba su victoria. Con el mismo tono conciliador, afirmó que “ha llegado el momento de avanzar” y de “construir puentes” e invitó al vencedor a “respetar el Estado de derecho” porque “el odio no construye”.
“Estaremos atentos a cualquier intento de utilizar el Estado en beneficio de unos pocos privilegiados. Vamos a estar defendiendo a las grandes mayorías”, afirmó. Y agregó: “Este es un traspié electoral, pero de ninguna manera es una derrota política ni moral. No es el final, es el comienzo de una nueva etapa de reconstrucción del poder popular”.
Para la autodenominada Revolución Ciudadana la derrota es un duro golpe. Buscaba retornar al gobierno tras la traición de Moreno, pero deberá esperar, como mínimo, cuatro años más con el agravante que el vencedor es un fervoroso anticorreísta y una fuerte contracara en lo que hace a los planes de gobierno. Además, en las filas del binomio de Andrés Arauz y Carlos Rabascall existió una gran certeza de una victoria que se fue esfumando a medida que se contaban los votos. Desde Bélgica, donde vive exiliado, lo explicó Correa en su Twitter: “Gracias a todos por su apoyo. Sinceramente creíamos que ganábamos, pero nuestras proyecciones eran erradas. Suerte a Guillermo Lasso, su éxito será el de Ecuador”.
La futura presidencia no será nada fácil. El país está atravesado por una superposición de crisis desde hace años que se vieron profundizadas por la pandemia. Según números oficiales, en 2020 la economía cayó un 7,8% y el bajo precio del petróleo y el recrudecimiento de los contagios a nivel mundial dificultan la recuperación. En este mismo sentido, la segunda ola genera preocupación ante números preocupantes de contagios y muertes en importantes ciudades, como Quito y Guayaquil.
Además, Lasso no tendrá mayoría en el Congreso donde su propia fuerza, CREO, apenas ocupará 12 bancas de un total de 137. Será superado por los 49 asientos del correísmo, los 27 del movimiento indígena Pachakutik, los 18 de Izquierda Democrática y los 18 del aliado Partido Social Cristiano. Lasso deberá hacer de su discurso de unidad un arte para gobernar.
Con un discurso de unidad nacional que intentó abandonar la polarización con el correísmo en búsqueda de los votos de la tercera vía, Lasso logró dar vuelta el resultado de la primera vuelta que perdió 19,74% contra el 32,72% de Arauz. De esta manera, entró en el selecto club nacional de los presidentes que lograron revertir los resultados de la primera a la segunda vuelta compuesto, hasta ahora, por León Febres Cordero (1984), Abdalá Bucaram Ortiz (1996) y Rafael Correa (2006). “Solo me mueve el deseo de servir a todos, en especial a los más vulnerables. Me dedicaré a la construcción de un proyecto que continúe escuchando a todos porque este proyecto será de todos los ecuatorianos”, dijo Lasso con el mismo tono durante su discurso triunfalista.
Como se esperaba, su victoria tiene repercusión regional y una especial impresión en la Argentina porque el presidente Alberto Fernández apostó por el caballo perdedor. Uno de los primeros líderes de América del Sur en felicitar al vencedor fue el expresidente argentino Mauricio Macri, quien en su cuenta de Twitter publicó: “Acabo de hablar con Guillermo Lasso para felicitarlo por su triunfo, que es muy importante para Ecuador y la región”.
Con la llegada a la presidencia del candidato de CREO, festeja la derecha liberal y conservadora continental porque suma un peón más en el juego de ajedrez regional. Otro líder en felicitarlo fue el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, quien lo llamó por teléfono para, afirmó, “felicitarlo por su triunfo y para ponernos a trabajar en conjunto en temas que tengamos en común nuestros países”. De esta manera, se detiene la seguidilla de victorias progresistas en México, Argentina y Bolivia que esperaban sumar a Ecuador.
Este domingo las crisis ecuatorianas encontraron en las urnas una forma de expresión. En los próximos meses, bajo la presidencia de Lasso, deberán hallar soluciones urgentes y prácticas porque son graves, profundas y no hay tiempo que perder.