Hace más de una semana que Ecuador acudió a las urnas para elegir al binomio presidencial para el período 2021-2025, pero todavía no está confirmado quién acompañará al candidato correísta, Andrés Arauz, en la segunda vuelta del 11 de abril. Las disputas continúan entre el segundo y el tercer contendiente, el conservador Guillermo Lasso y el indigenista y ambientalista Yaku Pérez, respectivamente, por una diferencia de apenas 33 mil votos. El Consejo Nacional Electoral (CNE) decidió el martes no realizar un recuento de votos como habían acordado los dos postulantes ante las denuncias de presunto fraude realizadas por el segundo. El siguiente paso de la contienda, que parece no tener fin, debería llegar el fin de semana, cuando el ente rector proclame la totalidad de las actas electorales. Hasta entonces, el país se encuentra en un peligroso stand by.
A la espera de la oficialización de los resultados, el candidato correísta de la alianza Unión por la Esperanza (UNES), se encuentra en primer lugar con el 32,72% de los votos. El segundo puesto es para Lasso, con el 19,74%, y el tercero para Pérez, con 19,38%. El recuento se enturbió luego de que Pérez denunciara un fraude en su contra para dejarlo fuera del ballottage. Hubo un intento de esclarecer la disputa el último viernes, cuando los dos hombres, con el beneplácito del CNE y de la cuestionada Organización de los Estados Americanos (OEA), pero con la ausencia de las otras 14 fuerzas políticas, acordaron un recuento de votos del 100% en Guayas y del 50% en otras 16 provincias. De todas formas, el esclarecimiento era escaso porque la primera minoría nacional quedaba fuera de un pacto que iba a determinar el resultado final de unos comicios que había ganado limpiamente.
Más allá de esto, el acuerdo duró poco y las tensiones crecieron. El domingo, luego de denunciar cambios unilaterales exigidos por Pérez, Lasso modificó los términos y aseguró que solo apoyaría un recuento total en Guayas y parcial en otros seis distritos siempre y cuando haya un visto bueno del resto de las fuerzas. “El acuerdo es para evidenciar la transparencia de la votación, descartando un presunto fraude, y no para fraguar uno”, escribió el banquero en Twitter. Es por eso que el anuncio del CNE llegó en momentos en los que crece la preocupación por la demora de los números y cuando el movimiento indígena encolumnado detrás de Pérez inicia una marcha nacional que llegará a Quito el próximo martes en contra del presunto fraude. El CNE “ni aprueba ni niega” un informe para realizar un recuento de votos solicitado por Pérez, dijo la presidenta del ente, Diana Atamaint, con lo que arrojó un balde de agua fría a las demandas del movimiento Pachakutik.
La incertidumbre electoral involucra a todas las fuerzas y al resultado de la jornada del 7 de febrero, pero el correísmo observa desde lejos, a la espera de pescar en río revuelto. Había anunciado su apoyo a un recuento de votos, pero había denunciado una intención oculta de retrasar el calendario electoral. Además, sabe que el fuego cruzado entre Lasso y Pérez puede causarles a ambos heridas difíciles de sanar, lo que podría menguar la tracción de votos del que pase a la segunda vuelta.
La mesura correísta llegó a Estados Unidos, donde Arauz se encuentra de gira. En ese país del norte se reunirá con la comunidad migrante más grande del Ecuador, importante en términos electorales, con inversores y con funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) a fin de empezar a acercar posiciones ante una posible reestructuración de la deuda de más de 6.000 millones de dólares tomada por el gobierno de Lenín Moreno. Toda oportunidad es buena para ganar votos de cara al ballottage y el correísmo no quiere perder ninguna.
El proceso también se enturbió en los últimos días por una investigación judicial conjunta de las autoridades ecuatorianas y colombianas. El viernes llegó a Quito el fiscal general colombiano, Francisco Barbosa, para entregarle información a su homóloga, Diana Salazar, sobre un supuesto financiamiento de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a la campaña presidencial de Arauz. La pesquisa se lleva a cabo a raíz del análisis de “dos millones de documentos” encontrados en la computadora del exguerrillero asesinado Andrés Vanegas Londoño, alias “Uriel”, donde se hablaría de la entrega de 80.000 dólares a la campaña del joven economista. A pesar de que el correísmo y dirigentes colombianos como el expresidente Ernesto Samper denuncian la causa como una intromisión extranjera de cara a la segunda vuelta, una profundización de la misma podría golpear al binomio correísta.
Este movimiento sumó un supuesto video de tres guerrilleros manifestando su apoyo a Arauz. “Tenemos todo el derecho de apoyar a quienes consideramos referentes de nuestros ideales revolucionarios. Hasta la victoria siempre, camarada Andrés”, dice la publicación que supuestamente se habría filmado "en la selva de Colombia”. Esto fue desmentido por el ornitólogo ecuatoriano Manuel Sánchez en base a silbidos de pájaros que se escuchan de fondo, que habitan en los bosques del sur ecuatoriano y no en el vecino del norte. No es la primera vez que se intenta relacionar al correísmo con los grupos rebeldes de Colombia. En 2006, el propio Rafael Correa fue acusado de haber recibido financiamiento por parte de las ex Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Hoy el acusado y el prestamista son otros, pero la denuncia es la misma.
El camino a la segunda vuelta electoral que definirá quién ocupará el Palacio de Carondelet por los próximos cuatro años todavía no está esclarecido y empezó de forma tortuosa. Durante las siguientes semanas, la preservación de la legalidad y la integridad del proceso electoral será una tarea central de los actores nacionales e internacionales. El problema es que en dos meses pueden ocurrir muchas cosas.