“Perotti no echa”, le dice a Letra P un exfuncionario provincial que conoce mucho al gobernador de Santa Fe. En todo caso, acorrala, rodea o “invita a la reflexión”. Salvo – claro - que el involucrado se exponga solo y cometa una y otra vez errores no forzados que perjudiquen el andar de la gestión. Tal es el caso del ministro de Seguridad, Marcelo Sain, sobre quien pesa una pregunta mayúscula dentro de la provincia y fuera de ella: ¿Por qué sigue?
Férreo e indescifrable, Omar Perotti no larga mucha prenda. La reciente saga de impericias gratuitas que cometió Sain superó la repercusión microclimática. El “negros pueblerinos” llegó a Infobae, Clarín y La Nación y fue tema de los canales nacionales de TV. Cuando deseaba que la agenda política santafesina pasara por la complicada situación procesal de un jefe policial del exministro Maximiliano Pullaro, el gobernador se vio envuelto en otro culebrón desatado por la verba incontenible de su funcionario estrella.
Sain se gana la incomodidad de sus compañeros y compañeras de gabinete, que ven cómo el criminólogo se lleva las marcas a base de autoboicoteo constante. Por más que su lucha contra el “bloque de poder conservador” sea medular, el ministro se convierte en agenda, en tema de opinión pública mediante sus audios viralizados o comentarios poco felices. “¿Sabés cuanta gente de Buenos Aires me preguntó por qué no se va?”, inquiere a Letra P un legislador peronista.
Sain no le da respiro a Perotti. Le tapa los logros, se los desvencija. Pero el gobernador no lo va a echar. Pese a los pedidos de sus cercanos, incluso de la vicegobernadora, Alejandra Rodenas, el rafaelino no le pedirá la renuncia al titular de Seguridad.
Perotti construyó un vínculo sólido con Sain, hasta lo estima. Cree fervientemente en su proyecto, en su plan de seguridad, avala la “lucha contra las mafias” que emprendió el bonaerense. El rafaelino considera que el ministro armó un equipo sólido de trabajo y no pretende desarmarlo ¿Cuál es la salida entonces? “Sain es un tipo que sirve, quizás desde otro lugar”, desliza un dirigente con llegada al gobernador. ¿Mantener su elenco y dar un paso al costado? Hoy su número dos es Germán Montenegro, el secretario de Seguridad.
Pese a las incontables anécdotas, Perotti no decidirá en caliente. Dejará bajar la espuma, tratará de no entregarle la cabeza de su ministro a la oposición y se esforzará por vender una salida que no tenga olor a derrota. ¿Tiempos? Eso lo sabe el gobernador y nadie más.
Pero, así como cree que pedirle la renuncia a Sain es darle carne de cañón al Frente Progresista, Perotti también se niega a darle la derecha al periodismo de guerra que le ejerce el prime time del canal más visto de la provincia. Televisión Litoral, propiedad del devorador Gustavo Scaglione, no le perdona una a Sain desde su mítico "De 12 a 14".
“Se te hace difícil bancarlo”, se sincera un rafaelino. Perotti no puede darse el lujo de entrar al calendario electoral con semejante suma de traspiés cometidos por una misma persona. Ahora fue el audio que le mandó hace un año y medio al exjefe de la policía provincial Víctor Sarnaglia, pero en unos días otro será el motivo.
Descomprimir la interna del PJ no es una preocupación mayúscula para el gobernador. Un paso al costado de parte de Sain no significa – para el gobernador – una reconciliación con el bloque que lidera el senador Armando Traferri. Por ese motivo, Perotti tiene interés en sostener la política de seguridad que empleó el criminólogo. El “decencia o corrupción” seguirá en el centro de escena. Eso no se negocia.