La intendenta Mayra Mendoza (Quilmes) perdió en las PASO frente a la suma de votos de las dos listas que compitieron en la interna de Juntos y corre el riesgo de perder el control del Concejo Deliberante que hoy maneja en un delicado equilibrio de fuerzas. Tiene enfrente a una de las figuras de Juntos en el conurbano bonaerense, el exintendente Martiniano Molina. Para la difícil tarea de remontar el resultado, enfoca su campaña en una amplia convocatoria a la militancia, con reuniones y plenarios diarios; hace un trabajo de cercanía encabezando reuniones en barrios e instituciones y se reúne con diversos sectores económicos del distrito. Además, la dirigente de La Cámpora cuenta con un fuerte apoyo de la cúpula del Frente de Todos (FdT), por lo que tendrá importantes presencias hasta la elección, respaldo que se expuso en los últimos días con dos vistas del gobernador Axel Kicillof y el auxilio inmediato de Máximo Kirchner ante un incendio que destruyó una fábrica en el distrito.
La jefa comunal tiene el desafío de remontar siete puntos -fue 42% a 35%. Su preocupación y sus esfuerzos de campaña están puestos en mantener una composición favorable en el Concejo Deliberante para los dos años de gobierno que le restan.
En el primer tramo de su gestión, Mendoza manejó un delicado equilibrio en el deliberante local donde oficialismo y oposición cuentan con 12 concejales cada uno. Con el desempate del presidente del cuerpo y una oposición que acompañó gran parte de las iniciativas más importantes, no debió lidiar con mayores inconvenientes. Sin embargo, si el resultado de las PASO se repitiera, Juntos se quedaría a partir del 10 de diciembre con 13 ediles, lo que le daría mayoría y cuórum propio.
Las declaraciones de la exgobernadora y ahora candidata de diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires María Eugenia Vidal encendieron aún más las alarmas. Dijo que de obtener un triunfo y contar con los votos, la oposición iría por la presidencia de la Cámara de Diputados que hoy ostenta Sergio Massa. En ese marco, temen que en el distrito los dirigentes locales tomen el mismo camino y busquen quedarse con la presidencia del HCD.
Para evitar esa situación, el FdT necesita no tanto ganar, sino lograr sumar siete puntos y alcanzar el 42% de los votos, lo que le garantizaría renovar las seis bancas que en esta elección pone en juego y mantener el equilibrio actual.
Enfrente, la jefa comunal y dirigente de La Cámpora tiene a una de las figuras más relevantes de Juntos en el conurbano, el exintendente Molina, quien encabeza la lista a diputados provinciales por la Tercera sección electoral. Pese a haber perdido la intendencia en 2019, el excocinero mediático se fue con un respaldo del 41% de los votos y goza todavía de buena imagen en parte del electorado quilmeño. Cuenta, además, con todo el aparato de Juntos a su disposición y la presencia recurrente de los dirigentes de mayor peso como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el candidato a diputado nacional Diego Santilli y la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, entre otros.
Para lograr el difícil objetivo de mantener el control del HCD, la intendenta se abocó en primer lugar a hacer una fuerte convocatoria a la militancia y a la dirigencia que está bajo el paraguas del FdT. Las reuniones entre dirigentes se multiplicaron e inició una seguidilla de plenarios para la militancia en diferentes barrios en forma casi diaria. El pedido es militar fuertemente barrio por barrio, casa por casa, para buscar fundamentalmente el voto de aquellos que acompañaron en 2019 y que en esta elección decidieron no ir a votar, según el análisis del oficialismo distrital.
En línea con la estrategia provincial, Mayra Mendoza encabeza además una campaña de “cercanía” que abarca reuniones de pequeños grupos vecinales, encuentros en sociedades de fomento, clubes, centros de jubilados, y recorridas por obras. Esas actividades se focalizan principalmente en los barrios más postergados de la ciudad, donde el trabajo de la gestión fue más intenso y el voto es más afín al peronismo. Sin embargo, Mendoza comenzó también una serie de reuniones con diferentes sectores económicos de la ciudad, principalmente el comercial, gastronómico y de nocturnidad, los más golpeados por las medidas de aislamiento durante la pandemia.
Cambio de Gabinete
En línea con lo que ocurrió en el gobierno nacional y provincial, Mendoza también hizo cambios en su gabinete tras la derrota electoral y busca imprimirle otra dinámica a la gestión. En esa materia busca mostrar las obras que se desarrollaron pese a la pandemia, principalmente de asfaltos en barrios postergados; la inversión en seguridad y el mejoramiento en los servicios, principalmente en el de recolección de residuos, uno de los principales déficits de la ciudad hace años.
Pero, además de la campaña localista y focalizada para recuperar votos, la intendenta de Quilmes cuenta con un fuerte apoyo de gran parte de la cúpula del Frente de Todos. Tiene a disposición los recursos y las presencias para acompañar la campaña electoral. En la última semana este apoyo se hizo evidente: Kicillof visitó dos veces el distrito en pocos días y ante el incendio de una importante fábrica de indumentaria y calzado, a las pocas horas del infortunio contó con la presencia del jefe del bloque del FdT en la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner, para dialogar en el lugar con los empresarios y trabajadores; y se reunió en su despacho con el ministro de Trabajo de la Nación, Claudio Moroni; y su par bonaerense, Mara Ruiz Malec.