Las elecciones de mitad de mandato de octubre próximo, con escala en agosto si finalmente hay Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), ya son el tema dominante. Aún con una fuerte incertidumbre en asuntos decisivos como el futuro de la pandemia y el porte del rebote de la economía, el mercado busca anticipar escenarios y encuentra en indicadores indirectos una presunción creciente: la posibilidad de un triunfo de la alianza opositora Juntos por el Cambio.
Esa alternativa, claro, es del agrado de los inversores en acciones, bonos y dólares. Por eso, en caso de que dicho escenario gane fuerza, conviene prestar atención a la posibilidad de rebote de los respectivos mercados, algo que llevará a una discusión repetida: ¿trade electoral o éxito de la gestión?
Por lo que parece, a esta altura, lo primero. Según un interesante trabajo de la consultora Consultatio Plus, elaborado por los economistas Francisco Mattig y José Echagüe, "el mercado anticipa bastante bien los resultados electorales. En promedio, el Merval y el EMBI (riesgo país) de Argentina comienzan a subir o bajar (respectivamente) siete meses antes de un resultado percibido a priori como favorable (desfavorable) para el mercado". Así, de mediar un pronóstico claro, los indicadores podrían comenzar a registrar movimientos políticamente guiados hacia el final del verano.
A falta todavía de encuestas confiables y sin que se sepa el destino de las PASO y el nombre de las principales figuras que estarán en las boletas, "el oficialismo llega a las urnas en una situación compleja: el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG, que es buen predictor) ya cayó por debajo del rango que le garantiza una victoria al oficialismo. Pero no solo la foto es complicada, sino también la película: el ICG aún no encontró piso desde los máximos de abril (tampoco la imagen positiva del Gobierno, según Synopsis). El escaso avance con el FMI y la aceleración de la inflación son dos factores que pueden profundizar esta tendencia hacia octubre", continuó.
De acuerdo con el informe, "con precios de activos en niveles extraordinariamente bajos, las chances de un trade electoral, es decir, una recuperación de los precios como anticipo a un resultado electoral más favorable a la oposición, es una posibilidad que tiene sentido evaluar".
El punto de partida, por lo pronto, es propicio para un repunte de los mercados, algo que el trabajo tabula en base a antecedentes históricos.
"Un año atrás, nadie se imaginaba que 2020 podía terminar sin un acuerdo con el FMI, con bonos nuevos rindiendo 16%, reservas netas menores a los 5.000 millones de dólares y brecha cambiaria de más de 70%. En términos de mercado, hace mucho tiempo que no se llega a una elección con precios de acciones y bonos tan deprimidos", recordó Consultatio Plus.
Fuente: Consultatio Plus.
Uno de los indicadores que sostienen el análisis es la evolución del Índice de Confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). En su edición de enero, el mismo registró un incremento "de 1,1% respecto a la medición del mes anterior"; sin embargo, "en términos interanuales el índice disminuyó 19%. El actual nivel de confianza es 5% inferior al de la última medición del gobierno de Mauricio Macri, correspondiente al mes de diciembre de 2019", dijo la UTDT.
Fuente: Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).
Lo que Consultatio Plus resalta, antes que la foto, es la película: ese indicador "todavía no encontró piso, luego de los máximos de abril gracias a la pandemia".
Otro elemento clave en el trabajo es la evolución del salario real, "que hoy por hoy está prácticamente en cero, pero que no tiene perspectivas de mejorar en un año que comienza con una inflación en franca aceleración y una destrucción de empleo significativa" debido a la pandemia, algo que limita el poder de negociación a los sindicatos.
Fuente: Consultatio Plus.
En caso de perspectiva de triunfo de la alianza preferida por el mercado financiero, la secuencia del modelo involucraría inicialmente un rebote de los precios de las acciones –que podría llegar al 10 o al 15% en dólares si el entorno internacional ayudara–, luego uno de los bonos –lo que reduciría drásticamente un riesgo país hoy oscilante en torno a los 1.400 puntos básicos– y, finalmente, del peso. Sin embargo, esto último guarda menor correlación con el trade electoral, que está más influido por consideraciones tales como el nivel de reservas del Banco Central, el sentido del saldo comercial y aspectos como la lejanía o convergencia de las cuentas públicas con el equilibrio.
Los asesores de inversión y los traders esperan ahora las primeras encuestas confiables. Fuentes del mercado consultadas por Letra P coinciden con el análisis sobre la posibilidad de un trade electoral, pero advierten que, si el Gobierno adoptara un curso opuesto a la búsqueda de equilibrios macro ante la perspectiva de derrota electoral, podría producirse un efecto capaz de limitar el rebote de las acciones y los bonos. "En el escenario planteado, igualmente el saldo neto debería ser positivo", dijo una de ellas.
El efecto de lo señalado por Consultatio Plus no se limita a octubre, sino que apunta también a 2023, cuando podría generarse un efecto paradójico: que la mencionada posibilidad de mejora de los precios de las acciones y los bonos terminara impactando sobre el clima general en el bienio final de la gestión de Alberto Fernández, lo que favorecería sus chances en 2023.
Eso, equivalente a un "tiro por la culata" de los agentes económicos que desean un regreso del macrismo, repetiría de alguna manera lo que ocurrió entre 2013 –cuando la victoria del entonces antikirchnerista Sergio Massa anticipó una alternancia en el poder– y 2015. En ese último año, si bien el peronismo perdió, la mejora relativa del clima financiero colaboró con las chances de Daniel Scioli, quien en la segunda vuelta estuvo más cerca de la hazaña que lo calculado.
Es claro que el futuro político del país no responderá linealmente a los deseos y pronósticos del mercado financiero, pero su potencial para ayudar a una mayor o menor estabilidad de la economía no debería ser despreciado.
Ese partido está a punto de empezar.